Consideré válido escoger -para cerrar el año- escribir acerca
de El Tiempo, ese activo en cual giran todos los aspectos de nuestra vida. Es el tiempo –sin duda- nuestra
mayor fortuna y activo en la vida. El
escritor argentino Jorge Luis Borges lo ratificaba diciendo "El tiempo es
la sustancia de la que estoy hecho”. Se nos acaba el dinero y podemos seguir luchando para conseguirlo de nuevo, se nos acaba la salud y podemos tratar de recuperarla, se nos acaba el amor y podemos intentar recuperarlo o buscarlo en otros horizontes, pero una vez se nos acaba el tiempo de vida, ya no hay nada que hacer.
Entonces, comencemos por reconocer y tener siempre
presente que somos hechos de tiempo, tal cual refirió Borges; por ello, cuando el tiempo de vida
se nos acaba nada más existe para nosotros, sin importar lo que seamos, hagamos
o tengamos todo se reduce a cero.
Sin embargo y tristemente, acostumbramos a pasar
por la vida tan de prisa que perdemos muchos de los tiempos y momentos por los cuales vale realmente la pena vivir. Mientras corremos por sobrevivir
olvidamos detenernos para vivir. A muchos invade esa falsa sensación de inmortalidad, vemos el momento final tan lejos que -literalmente- no existe. Por ello, la palabra «Después» toma vigencia y se hace regular en nuestro vocabulario y es fácil posponer y dejar para otro día u oportunidad.
¿Después? refiere una nota de Alejandro Jodorowsky que expresa: «No hay "después". Porque después el té se enfría, después el interés se pierde, después el día se vuelve noche, después la gente crece, después la gente envejece, después la vida se termina; y uno después se arrepiente de no hacerlo antes cuando tuvo oportunidad».
En innumerables oportunidades nos obsesionamos con
llegar a un lugar o alcanzar la deseada meta, sin comprender que la vida
no solo consiste en ir de meta en meta, sino en disfrutar tiempos, personas,
lugares y caminos. Expresaba Santa Teresa de Calcuta, que “Pasamos mucho tiempo
ganándonos la vida, pero no el suficiente tiempo viviéndola”.
En esta época del año, cuando ya quedan escasos días
para un nuevo año 2021, luego de un particular e inusual año 2020, quizá seamos menos estrictos revisando nuestros logros en el período que
finaliza, donde uno de los mayores logros será haber llegado al final del año con salud y vida. Entonces, vuelve a ser válido planificar –o cuando menos soñar- lo que deseamos alcanzar
para el venidero año. Existen metodologías y técnicas, muchas de éstas sofisticadas y otras
tantas más simples, para intentar “gestionar” ese tiempo del cual creemos
disponer. Pero la verdad es que podemos llenarnos de largas listas de sueños,
deseos y objetivos, que algunas veces repetimos año tras año, sin mayores
éxitos.
A final de los doce meses, no siempre nos cuestionamos
las razones por las cuales no alcanzamos eso que deseamos. Tradicionalmente,
buscamos justificaciones y culpables, entre ellos a la falta de disciplina,
palabra que demonizamos, atribuyéndole muchos fracasos en el logro
de los objetivos. Es fácil y común escuchar “me faltó disciplina”,
para lograr tal o cual objetivo. Pero olvidamos que nuestro compromiso
con el referido o particular objetivo, es el combustible que requiere la
disciplina para ser constante y consecuente con su búsqueda; sin éste
compromiso, la disciplina no funciona y siempre tendremos una excusa para no
cumplir con el objetivo.
Reconozcamos que muchas veces ni siquiera fue un
objetivo lo que nos planteamos; por lo contrario, fue simplemente un
sueño o deseo, sin fechas, tareas, ni resultados medibles, por lo cual es imposible alcanzar algo que no podemos medir.
Entonces, reiterando, más que la disciplina, que la considero solo una herramienta, lo que hace falta es compromiso con ese sueño,
deseo u objetivo. Es por ello, que muchos objetivos relacionados con el cuidado
preventivo de la salud, para evitar enfermarnos, no funcionan mientras no
tengamos conciencia de lo que representa perderla. El verdadero compromiso
surge de la conciencia, la necesidad y las prioridades, y debe estar
presente en todo momento.
Es fácil dispersarnos y literalmente, “lanzar
flechas hacia todos lados”, cuando no hemos definido claramente nuestras
prioridades de vida. En estos tiempos, mientras absortos y casi abobados
miramos una pantalla, se nos escapan momentos de vida que ya no volverán;
porque quizá podrán repetirse, pero nunca más serán los mismos. Se nos van con
ellos sonrisas, paisajes, disfrutes y mucho más, mientras la pantalla nos roba los
suspiros y latidos que esos momentos debieron provocarnos.
Es un hecho que requerimos transitar el camino de
la vida brindando más atención a la orientación, al rumbo que llevamos,
que a la velocidad. Acelerar cuando hemos perdido el rumbo solo nos llevará
a estar más perdidos y alejados de la ruta original. Por ello, es necesario
detenerse regularmente para revisar el rumbo, y corregirlo si fuera
necesario.
El autor y orador motivacional estadounidense Jim
Rohn, nos recordaba que “La pregunta más importante que debemos hacernos en las
diferentes etapas de nuestra vida, no es ¿Qué estoy consiguiendo?, sino ¿En qué
me estoy convirtiendo?”. Cuando la respuesta a la segunda pregunta nos haga
cuestionarnos o dudar, es momento de reconocer que perdimos o comenzamos a
perder el rumbo.
Asumamos el compromiso para lograr que el venidero
año nutramos de manera armónica y balanceada nuestro cuerpo, mente,
corazón y espíritu; dedicando de manera equitativa y equilibrada el tiempo
requerido para formarnos, desarrollarnos y crecer como seres humanos,
armonizando los diferentes ambientes y contextos de los cuales formamos parte:
familia, pareja, estudio, profesión, trabajo, amistad, espiritualidad y
sociedad.
Tengamos presente que nuestra condición de seres
humanos la alcanzamos gracias al adecuado equilibrio entre esos entornos, pero
perdemos esa condición humana al desequilibrarlos. Debemos tener similar
criterio para manejar armónica y balanceadamente lo urgente y lo importante de acuerdo a nuestras prioridades.
Sabiamente lo expresó Buda, afirmando "Lo que
eres es lo que has sido. Lo que serás, es lo que haces ahora". Este nuevo
año será el primero del resto de nuestra vida. Entonces, es también importante cerrar
capítulos, dejar atrás rencores, odios, apegos, enojos, culpas y todo aquello
que representa una carga, porque es difícil transitar en paz y felices
por la vida mientras carguemos ese peso del pasado.
Es igualmente preocupante la angustia de muchas
personas por no desperdiciar tiempo, por despertar y levantarse para cumplir
con una larga lista de actividades pendientes, que nunca se acaban y que si
bien es cierto, les ayudan a sobrevivir o alcanzar el “éxito”, debemos
reconocer que el precio que muchos pagan es no vivir. El brillante pensador
estadounidense Ralph Waldo Emerson nos recordaba que “El éxito consiste en
obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”.
En este nuevo año les invito a conservar y
proteger nuestra paz interior, porque todo aquello que nos hurte la paz no será
bueno para nuestra felicidad. Con toda razón un autor anónimo decía “Sé selectivo
en tus batallas, a veces tener paz es mejor que tener razón”. Vivir llenos de angustias, temerosos y preocupados
por el futuro, siempre tras una interminable lista de retos, insaciables en lo
material pero vacíos en lo espiritual, es la ruta para perder la paz.
Tengamos presente que nuestra paz interior se alimenta del equilibrio que
otorgamos a cada aspecto de nuestra vida y de la relación armónica y balanceada
de éstos con nuestras prioridades.
Una vez aclarados, definidos y comprendidos todos
los aspectos considerados en las líneas anteriores, será más fácil encontrar
entre el abundante material disponible, alguna técnica que nos ayude a
organizarnos en busca de convertir nuestros sueños en metas, pero sin permitir
que los sueños se nos conviertan en pesadillas y nos roben la paz.
A todos mis amigos y lectores hago llegar mis sinceros deseos de paz en Navidad y Año Nuevo, y que el 2021 nos permita superar las dificultades y que la salud y el cercano contacto sean una realidad muy pronto.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Web Page: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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