No esperemos
que todos y todo cambie, cambiemos nosotros e iniciemos el proceso.
Miguel A.
Terán
Es importante
reconocer que todos y cada uno de nosotros hemos sido, somos y seremos parte y
artífices de lo que ocurre en nuestro entorno, para bien o para mal. Aunque,
con frecuencia al surgir problemas, nos dedicamos más a buscar culpables, a
esperar que algo ocurra y los resuelva o que aparezca alguien que se dedique a
resolverlos.
Nuestras
particulares creencias y paradigmas, respaldan y dan soporte a nuestros puntos
de vista y actitud ante lo que ocurre. Consideramos que algo o alguien tiene
que cambiar, pero no llegamos a plantearnos la necesidad de nuestro propio
cambio, porque partimos del principio que el problema está fuera de
nosotros. “Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”, afirmaba Mahatma
Gandhi, el político y pensador hindú.
Por su parte
el también pensador hindú Osho ratificaba que “La gente no quiere cambiar. El
cambio es arduo, el cambio es difícil”, cambiamos solo cuando estamos sometidos
a situaciones de profundo estrés y dolor. En realidad cambiamos cuando el costo
o dolor de cambiar es menor que el costo o dolor de permanecer donde estamos.
Aunque es
importante entender, que tanto costo como dolor, son interpretaciones
individuales y particulares, es un tema relacionado con la percepción de cada
quien. Existen umbrales del dolor –no solo físico- dependiendo de las
experiencias particulares de cada quien. Algunas veces no comprendemos, como
otros no procuran o gestionan un cambio ante una “difícil o dura” situación,
pero para esos otros –tal situación- puede ser considerada algo normal, están acostumbrados.
Algunas
situaciones podrían parecer o ser realmente complicadas, pero no siempre es
fácil cambiar nuestra forma de pensar y actuar, y nos refugiamos en esa llamada
zona de confort. Y es – precisamente- esa percepción de confort quien paraliza
la evaluación, consideración y ejecución de alternativas de cambio, hasta que
llegamos a alguna crisis y todo se complica. Parece un hecho, que lo que pudo
resolverse tiempo atrás, de manera fácil, tiene un costo y dificultad mucho
mayor el día de hoy, y tal vez superior el día de mañana.
Una inquietud
o malestar evoluciona a un problema, por ello no es sano dejar para mañana lo
que podemos hacer o resolver hoy. “Las crisis, aunque atemorizan, nos sirven
para cancelar una época e inaugurar otra”, expresa el filósofo español Eugenio
Trías. Debemos cerrar capítulos en nuestra vida, por doloroso que parezca
hacerlo, es necesario efectuar cambios que nos lleven a finiquitar temas que ya
no tienen oportunidad, recuperación ni vigencia.
No podemos
esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas; cada uno de
nosotros debe trabajar en busca de su propia mejora, expresaba la científico
María Curie. Pero –sin duda- que como seres humanos y sociales debemos
apoyarnos unos a otros en nuestros procesos de mejora, superación y
transformación, para bienestar de todos. Y el psicólogo, escritor y
sacerdote jesuita Anthony De Melo lo concluía diciendo “Nada ha cambiado
excepto mi actitud, por eso todo ha cambiado”.
05 de Noviembre de 2015.
Miguel A.
Terán
Psicología,
filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
Referencias:
Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española.
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