En estos tiempos en que “la urgencia mata lo
importante”, ello es consecuencia de que “la acción se ha encargado de
destruir a la reflexión”.
Miguel A. Terán.
Nos perderemos el disfrute de mucho de lo bueno
que ofrece la vida, mientras continuemos viendo todo con espíritu práctico y
utilitario, buscando siempre –en lo que hacemos- la oportunidad, la acción y
los resultados. Permitimos que esa objetividad y pragmatismo extremo nos hurten
espacios emocionales, sociales y espirituales, y por esa vía hemos
venido deshumanizándonos.
En claras y sencillas palabras el famoso novelista
ruso León Tolstói, lo expresaba diciendo “Hay quien cruza el bosque y solo ve
leña para el fuego”, perdiendo el disfrute de la belleza del bosque. Otra
expresión de vieja data, nos recuerda a quienes en su practicidad “No
dan puntada sin hilo”, esos individuos que con imagen de aparente inocencia
siempre buscan algo extra o tienen doble intención en todas sus acciones.
“No dejes que lo urgente tome el lugar de lo
importante en tu vida”, recomendaba el pastor bautista británico Charles
Spurgeon, reconocido como “El Príncipe de los Predicadores”. Siempre es y será
válido tener claras prioridades, que nos permitan escoger sin mayores dudas el
camino de lo importante, evitando quedar atrapados en urgencias.
Es cierto que hay tareas importantes y urgentes,
pero requerimos saber escogerlas y diferenciarlas entre toda la maraña de cosas
por hacer. También es cierto que muchas cosas importantes se convierten
en urgencias cuando no le otorgamos el tiempo necesario en el momento y lugar
justo.
El hábito de la urgencia nos roba sueños
y momentos, porque la urgencia nos sitúa continuamente en lo que debemos
resolver. Son muchos quienes pasan la vida de urgencia en urgencia, posponiendo
sueños y momentos para un más adelante, que puede ser un tal vez nunca. Lo
que definimos como importante, generalmente, está más relacionado con su
impacto y consecuencias, mientras que lo urgente tiene mayor relación con el
tiempo.
Casi sin darnos cuenta entramos en un torbellino,
viviendo la vida de manera atropellada, persiguiendo siempre algo, sin disponer
del necesario tiempo para reconocer, valorar y disfrutar lo que ya tenemos. Es
igualmente necesario cuestionamos la validez de lo que buscamos cada día.
La acción es una palabra importante, especialmente
en los temas de negocios en los cuales se ha convertido en un referente
obligatorio de “éxito”. Y en la vida común y corriente, es innegable que
actuar nos lleva a conseguir muchos de nuestros logros. “No hay compromiso sin
acción” decía el famoso educador brasileño Paulo Freire. Sin embargo, debemos
cuidar que la presión de la acción nos lleva a la inconciencia de los
posibles resultados de esa acción.
Reconociendo el claro y básico equilibrio que debe
existir entre filosofía y acción, dos importantes elementos de nuestras
decisiones, el ingeniero y empresario japonés Soichiro Honda,
fundador de la empresa Honda, afirmaba que “La acción sin filosofía es un arma
mortífera, mientras la filosofía sin acción es inútil”. Desgraciadamente, en
estos tiempos, son tomadas muchas acciones con poca o ninguna
reflexión filosófica acerca de su impacto y consecuencias, más allá de la
oferta de inmediatos resultados.
Observación, reflexión y acción representan una
buena secuencia a seguir, para conseguir adecuado balance y equilibrio en
nuestras decisiones y acciones de vida. Siempre es válido y necesario
cuestionarse, si lo que hemos hecho, hacemos o estaremos haciendo nos lleva a
donde originalmente pretendíamos llegar. “No juzgues cada día por la
cosecha que recoges, sino por las semillas que plantas”, recomendaba el
escritor británico Robert Louis Stevenson.
La realidad es que no todo tiene que llevarnos a
resultados tangibles, recordemos que las mejores cosas de la vida no siempre
son cosas. Muchas experiencias, vivencias, emociones, momentos o como
consideremos llamarles, al final de nuestro trayecto de vida los reconoceremos
como nuestros más preciados logros; para ello, debemos evitar
convertirnos en esclavos de la urgencia, la acción y los resultados. Tengamos
siempre presente que armonía, balance y equilibrio son vitales en todos los
aspectos y etapas de nuestra vida.
09 de Noviembre de 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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