La familia juega un rol de vital importancia
en la construcción de la paz social.
Miguel A. Terán
Ninguna sociedad será sólida y estable en el largo
plazo cuando las estructuras familiares que la componen son débiles. Afirmaba
el Papa Juan Pablo II que “La familia es base de la sociedad y el lugar donde
las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su
vida”.
Entonces, parece fácil pronosticar que una
sociedad no alcanzará la paz sino la procura primero dentro de la familia. La
razón parece lógica, sí el individuo es resultado de la familia y en la
familia no hay paz, es difícil esperar que sus miembros sean gente de paz.
Expresaba el pensador hindú Mahatma Gandhi, que “La persona que no está en paz
consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero”.
La familia es el camino para muchas cosas buenas,
pero primero tiene que construirse con solidez en diferentes aspectos. Se habla
de crisis de valores en nuestra sociedad, pero también reconocemos que la
familia está en crisis, podríamos preguntarnos ¿Será que los valores en crisis
afectan a la familia o la familia en crisis afecta los valores?
Una familia cargada de conflictos inter-personales
entre sus miembros, de necesidades y problemas económicos, de frustraciones,
sin adecuada formación moral y escaso ejemplo de buenos valores, no producirá
individuos útiles a sí mismos ni a la sociedad.
Ratificando lo expresado en las líneas anteriores,
el estadista y científico estadounidense Benjamin Franklin decía que “La
paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia”. Es necesario
tener presente que en la familia no solo se crían los niños, sino se crea a los
hombres y mujeres del mañana.
Todo lo valioso y duradero en la vida requiere
tiempo para construirlo. Por ello, cuando los padres pierden la equilibrada
perspectiva de su rol y se dedican solo al oficio de proveedores de bienes para
su familia, abandonando o descuidando las responsabilidades básicas del hogar,
de pareja y de la crianza de sus hijos, esa decisión traerá consecuencias
nefastas para la familia, sus integrantes y la sociedad en general.
Parafraseando al escritor italiano Leon Battista Alberti, el mejor legado que
podemos dejar a nuestros hijos es un poco de nuestro tiempo cada día.
La sociedad aún no ha comprendido, que cuando los
padres disponen no solo de los recursos materiales, sino del tiempo
necesario para atender adecuada y efectivamente sus actividades y
responsabilidades de familia, están fortaleciendo la estructura familiar. La
falta de adecuada atención lleva a los niños y jóvenes a criarse por su
cuenta, con la falsa ayuda de la televisión, internet o de la calle,
absorbiendo valores desvirtuados o distorsionados que les afectarán su
sano y armónico desarrollo.
Es importante tener presente las palabras del
escritor y empresario estadounidense Michael Levine “Tener hijos no lo
convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve
pianista”. Debemos como padres asumir la responsabilidad por la educación,
formación y adecuado desarrollo de nuestros hijos; predicando, practicando y
nutriendo nuestros hogares con valores útiles para la familia y la comunidad,
permitiendo de esa manera que cada uno de sus integrantes aporte el mejor
esfuerzo para construir una sociedad de bienestar y paz para todos.
10 de Noviembre de 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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