Compartir es un alimento vital para nutrir la paz
social.
Miguel A. Terán
Parece que no alcanzaremos la paz social
planteando la generosidad, bondad, compasión o caridad como los objetivos a
seguir, porque a pesar que estas actitudes alivian , aligeran, disminuyan o mitigan el peso de la
necesidad no satisfecha, solo atacan lo síntomas o las consecuencias,
pero no resuelven las causas, de manera tal que el problema continuará
creciendo. Decía el Maestro y líder espiritual Osho, que podemos seguir
“cortando ramas y hojas del árbol, pero la raíz permanecerá intacta”. La situación irá transformándose en
problema mientras no encontremos ni enfrentemos las causas o razones de lo que
ocurre.
En términos occidentales, la definición de
compasión, una de las más comúnmente utilizadas, hace referencia a un
sentimiento de pena e identificación ante los males de alguien, pero sin llegar
a resolverlos, quizá solo a hacerlo más llevadero. Mientras que en
términos budistas, la compasión es definida como el deseo de que los demás
puedan no solo liberarse del sufrimiento, sino de las causas del sufrimiento.
Es ir unos pasos más allá en la solución del problema.
A través de los tiempos, muchos han sido
responsables de la ignorancia e inconciencia del ser humano,
especialmente aquellos que han tenido posiciones económicas o de poder.
El mismo Maestro Osho reconocía que “Las masas ignorantes se pueden manipular
muy fácilmente con cosas insignificantes”. Es un hecho que la pobreza unida a
la ignorancia han sido históricamente “caldo de cultivo” para el populismo y el
surgimiento de caudillos, oportunistas, dictadores y extremistas.
El problema toma un rumbo complejo y paradigmático
cuando hablamos de la necesidad de compartir, repartir, dividir o distribuir algo
para el disfrute común o simultáneo, entre todos los integrantes de la
sociedad. Es aquí cuando aparecen juicios de valor y reacciones que hacen
mención a que todos deben luchar para tener y disfrutar por sí mismos, lo que
otros también han logrado por sí mismos, y que compartir no hace justicia.
Aunque, tal vez, ese compartir de uso común no va más allá de repartir “un
poquito de lo que nos sobra”, algunas veces insignificante.
Debemos evitar que la sociedad se desnutra a tal
extremo que surja la pobreza y nos llenemos de sus consecuencias. Nos referimos
a pobreza cuando personas o comunidades no disponen de ingresos ni recursos
suficientes para cubrir los niveles mínimos de alimentación, salud, vivienda,
transporte y educación. Es un problema de todos, porque más temprano que tarde nos afectará a
todos.
Es válido hacer la referencia al concepto de
Círculo de Pobreza, para tratar de comprender donde radica parte importante de
la raíz del problema social. La Enciclopedia Hutchinson, según referencia
de Wikipedia, define el Círculo de Pobreza como el "Conjunto de factores o
eventos por los cuales la pobreza, una vez iniciada, es probable que continúe a
menos que haya una intervención exterior".
El ciclo de la pobreza se ha definido como un
fenómeno en el que las familias pobres se quedan atrapadas en la pobreza por lo
menos tres generaciones, es decir, por el tiempo suficiente como para que la
familia no tenga ancestros supervivientes que posean y puedan transmitir el
desarrollo intelectual, social y capital cultural necesario mantenerse al
margen de o salir de la pobreza (Wikipedia).
Porcentajes significativos de la población con
bajos salarios, que los destinan solo al consumo básico, sin capacidad de
ahorro; con muchas horas al día entre trabajo y transporte; con pocas o muy
escasas opciones de educación formal, por razones económicas, de tiempo y
culturales, conforman una mezcla explosiva en cualquier población, que puede
ser utilizada para planes particulares de alguno de esos oportunistas.
La mejor forma de compartir, en el sentido de
distribuir, en lo social es brindar oportunidades de progreso a todos. No se
trata de regalar ni asumir actitudes populistas. El reto debe ser mejorar las
condiciones socio económicas y de inclusión social, para disminuir las
diferencias y desigualdades extremas en la calidad de vida de los miembros de
la sociedad, brindando oportunidades de educación para la transformación
social.
El objetivo es lograr que todos dispongan de
condiciones y oportunidades justas y equitativas de bienestar y calidad de
vida, resultado de un trabajo digno, alimentación, vivienda, salud, transporte,
recreación y educación, para progresar de manera integral.
Una sociedad que pretenda acabar con la pobreza,
debe sensibilizar a sus ciudadanos de todos los estratos sociales en la lucha
contra la pobreza. Compartir educación y conocimiento, entre sus ciudadanos, en
busca de la sabiduría y conciencia que permita a cada individuo
transformarse y contribuir a transformar la sociedad. Tengamos presente que los
desequilibrios e injusticias impiden alcanzar la paz.
No se trata de pensar de manera individualista
para considerar que no me falte nada, se trata de sensibilizarme, preocuparme,
ocuparme y actuar para que a mis vecinos tampoco les falte nada. El ex
Secretario de las Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz, Kofi Annan afirma
que “El conocimiento es poder. La información es libertadora. La educación es
la premisa del progreso, en toda sociedad, en toda familia”.
Expresaba un autor anónimo "Todas las cosas
que salen de ti regresan a ti. Así que no es necesario preocuparse por lo que
vas a recibir. Mejor preocúpate por lo que vas a dar". Reconocía Mahatma
Gandhi que "La Tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades
de cada individuo, pero no la codicia de cada uno de ellos". Una sociedad
más justa y equilibrada, solo puede ser construida por verdaderos ciudadanos,
cuya prioridad sea el bienestar común como un camino hacia la paz de todos.
17 de Noviembre de 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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