lunes, 16 de noviembre de 2015

Cuando decidimos estar solos, no es soledad, es una de las tantas elecciones que tomamos con nuestra libertad. Miguel A. Terán

Cuando decidimos estar solos, no es soledad, es una de las tantas elecciones que tomamos con nuestra libertad.
Miguel A. Terán

Para comenzar este artículo de reflexión parece válido aclarar que la palabra soledad, aunque el diccionario la define como  “Carencia voluntaria o involuntaria de compañía”, describe mejor y con más precisión a la carencia involuntaria de compañía. 
La sensación de soledad, en ese sentido negativo y triste,  parece estar más relacionada con la soledad involuntaria, aquella que nos llega sin desearla o que la hemos buscado sin darnos cuenta, siendo reales culpables de su existencia. 
En las relaciones de pareja, cuando éstas se deterioran,  es común considerar que en un extremo está la soledad y en otro la libertad; no obstante, cuando la soledad es voluntaria la libertad es uno de sus beneficios. Al finalizar una relación de cualquier tipo, que podamos definir como  tóxica, una o algunas de las partes involucradas pueden considerar  haber logrado libertad, sin sensaciones ni sentimientos de soledad. Allí aplicaría el viejo refrán “Más vale solo que mal acompañado”. 
Lo contrario, es sentirse solo, sin compañía, carente de esa deseada compañía. Y es allí cuando deberíamos considerar si en realidad nos sentimos libres o nos sentimos solos. Porque también existe esa “falsa libertad”, que de “la boca para fuera alabamos, pero que nos hace daño, porque no estamos convencidos y en realidad nos sentimos solos”. En este caso, mentimos a los demás y a nosotros mismos, alabando las bondades de la libertad, cuando desearíamos llenar nuestra soledad. 
Existen innumerables casos de personas que sacrifican libertad para evitar la soledad, porque necesitan una referencia externa al no ser compañía para ellos mismos. Pero también –con frecuencia- ocurre lo expresado por el fallecido actor estadounidense Robin Williams, quien dijo: “Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo, no lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo”. En otras palabras, también podemos estar acompañados y sentirnos solos, y hasta muy solos. 
Cuando logramos establecer una buena relación con la soledad y aprendemos a ser compañía para nosotros mismos, no hay problema. Años atrás preguntaba el escritor italiano Carlo Dossi “¿Por qué, en general, se rehúye a la soledad?”, para responderse él mismo: “Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos”. 
“La soledad es la pobreza máxima” afirmaba la escritora, columnista y locutora de radio estadounidense Pauline Phillips, pero vale reiterar que la autora –con toda seguridad- se refiere a esa soledad involuntaria o no deseada. El rabí Abraham ben Meir ibn Ezra, conocido como El Sabio o El Grande planteaba que “No hay nadie más solo que quien se ama solo a sí mismo”; por ello, son también muchos quienes en la vejez recogen soledad, como la cosecha de su siembra de vida.  Expresaba el gran poeta chileno Pablo Neruda "Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente –sin opción de escapar- te encontrarás a ti mismo, y ésa, solo esa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas". 
Afirmaba el periodista y escritor estadounidense Tom Wolfe que “La cura más segura para la vanidad es la soledad”, porque ante la soledad, la arrogancia y la presunción no tienen a quien lucirle.  La sociedad ha presionado de tal manera la individualidad que “El gran proyecto global de nuestro tiempo es la competencia y es por ello que el individuo permanece en gran medida solo en el mundo”, afirma la escritora feminista alemana Meredith Haaf. 
En una perspectiva positiva y saludable, siglos atrás, expresaba el pensador francés Marqués de Vauvenargues “La soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo”, según él hacen falta momentos de soledad en nuestro transitar por la vida. El problema no es la soledad, el problema es cuando no sabemos compartir con ella. Al respecto afirmó el famoso filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre “Si te sientes en soledad cuando estas solo, estas en mala compañía”. En similar orden de ideas el psicólogo y escritor Wayne Dyer, reconocía que “No puedes estar en soledad si te gusta la persona con la que estas solo”. 
“La soledad es el hecho más profundo de la condición humana. El ser humano es el único ser que sabe que está solo”, reconocía el mexicano Octavio Paz, poeta, escritor y Premio Nobel de Literatura. No existe soledad,  en el sentido negativo, para quien está en paz consigo mismo. Compartir amigablemente con la soledad es un aprendizaje muy importante para vivir en esa necesaria paz, pero tengamos presente que éste no es el estado ideal de un ser social, como somos los seres humanos.

16 de Noviembre de 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

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Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.








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