Y finalmente, terminamos
siendo víctimas de nuestras propias mentiras.
Miguel A. Terán
Podemos cerrar nuestros ojos a
lo que no queremos ver, pero ello no desaparece lo que está ocurriendo, la
realidad sigue allí. Pero a partir de ese allí podemos crear otra realidad
basada en la mentira.
Quizá la mentira no pueda
sostenerse eternamente para algunos, pero para otros llegará a ser parte de su
verdad, luego de transitar continuamente en su compañía. Decía el escritor y filósofo rumano Emil
Cioran que “La mentira es una forma de talento”; y sin duda, que hay gente tan
talentosa mintiendo que son verdaderos artistas.
Pero sin excusa, podemos
afirmar que los culpables y víctimas de muchas mentiras somos nosotros mismos,
quienes las aceptamos y nos convencemos sin verificar, convirtiéndonos en
canales de distribución. En casi toda tragedia humana, a través de los tiempos,
la mentira ha jugado un rol protagónico, traiciones, celos, engaños, y
toda esa patología de novela se alimenta de la mentira.
En la envidia, uno de los
pecados capitales, la mentira del envidiado y la mentira de quien envidia,
juegan al engaño mutuo. El poeta italiano del siglo XVIII Pietro Metastasio,
decía "Si todas las personas llevaran escritas en la frente sus angustias,
muchos que nos causan envidia nos darían lástima". Esas angustias se
esconden y solo vemos lo aparente, porque cada vez importa más parecer que
realmente ser. “Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”,
refería el famoso historiador, filósofo político y escritor italiano Nicolás
Maquiavelo.
Hoy día en la era de las redes
sociales, la mentira es parte vital de ese nuevo entorno virtual, en el cual
nadie llora ni sufre, todos disfrutan y pasean, visitan restaurantes y paremos
de contar. Luego, en la vida real, nos sorprenden intempestivos eventos o
situaciones. Es verdad que “Se reza con los mismos labios que se usan para
mentir”, tal cual afirmó el filósofo y psicólogo argentino José Ingenieros.
Se puede mentir hasta en la
cifras, sino que lo digan las estadísticas, un buen ejemplo lo expresó el
científico y matemático chileno Nicanor Parra diciendo “Hay dos panes. Usted se
come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona”. La ignorancia del
engañado es la principal vía para que transiten las mentiras.
El escritor, orador y político
romano Cicerón decía que “La verdad se corrompe tanto con la mentira como con
el silencio”, por lo cual podemos ser cómplices de la mentira solo con nuestro
silencio. Y finalmente, vale la pena tener presente el proverbio judío que dice
“Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver”.
La mentira se ha convertido en
un antifaz social exigido para ser parte de un mundo de disfraces. La verdad
ira apareciendo poco a poco, pero al cargar tanto tiempo el antifaz, nos
arriesgamos a que éste se convierta en parte de nosotros y, quizá consciente de
ello, el escritor francés François de La Rochefoucauld refería que
“Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos
disfrazamos para nosotros mismos”, y a partir de allí seremos -para siempre-
esclavos de nuestra propia mentira.
27 de Octubre de 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y
coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la
web
Referencias: Tomadas de
Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Excelente artículo y fiel reflejo de nuestra realidad actual. Gracias como siempre por compartir.
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