Es necesario envejecer viviendo una vida con
sentido.
Miguel A. Terán
El tema de la vejez es un tema poco atractivo para
tratar en cualquier escrito. Porque de alguna manera, en la sociedad
occidental, hemos terminado por creernos inmortales, de manera tal que
todo lo referente a envejecer y a la posibilidad de morir no siempre es un tema
bienvenido.
Esta misma sociedad, presiona para que tratemos
por todos los medios de parecer jóvenes eternos, envejecer parece un pecado
cuando aún ya no somos jovenes; pero contradictoriamente, la misma
sociedad presiona antes de tiempo, a los niños para que sean adolescentes y a
los adolescentes para que sean adultos. En el pasado y en otras
sociedades la vejez representaba y aún representa sabiduría, en la nuestra
erróneamente se cataloga más como obsolescencia.
Ese rechazo a envejecer y reconocer que en algún
momento moriremos, tiene como desventaja que creemos disponer de tiempo
ilimitado de vida, por lo cual podemos dejar muchas cosas para mañana o
simplemente para después. Aunque la realidad es que no existe garantía de
contar con tiempo para hacerlo más adelante.
Al aumentar nuestro tiempo de vida debería
aumentar el tiempo para disfrutar, pero esto no sucede o no es una posibilidad
real para buena parte de la población, porque a medida que transcurre el tiempo
se dispone de menores recursos económicos, junto a disminuidas condiciones de
salud que impiden disfrutar a plenitud.
Sin duda, que una tarea
importante que debemos realizar en el transcurso de la vida es prepararnos para
la vejez. “Una bella ancianidad es, ordinariamente, la recompensa de una bella
vida”, afirmaba el filósofo y matemático griego Pitágoras de Samos.
Prepararnos en todos los aspectos es una sana estrategia para envejecer.
Envejecer tiene más que ver
con el espíritu que con lo puramente físico. “Las arrugas del espíritu nos
hacen más viejos que las de la cara”, expresaba el filósofo, escrito y
humanista francés Michel de Montaigne. De hecho cuando una persona pierde las
ganas de vivir, pierde el sentido a la vida, envejece pronto y muere.
El tema de la vejez en las
sociedades modernas occidentales está lleno de contradicciones. En
cantidad de países los gastos médicos abruman a las personas; por otro lado,
son cada vez menos quienes disponen de familiares con posibilidad de ayudarles,
ya que todos están ocupados trabajando para sobrevivir. El negocio de la
medicina es quien más prospera con la vejez.
“El minuto en que cesamos de
crecer, no importa nuestros años, es ese minuto donde comenzamos a ser viejos”,
reconocia William James, el filósofo y psicólogo estadounidense. “Saber
envejecer es la obra maestra de la vida, y una de las cosas más difíciles en el
dificilísimo arte de la vida”, reconocía el filósofo y escritor suizo
Henri-Frédéric Amie.
El aumento de la esperanza de
vida, incrementa nuestro tiempo vida, pero no necesariamente la calidad de esa
vida. En muchos casos, este incremento del tiempo de vida, sin sentido y sin
calidad, parece más una condena de morir lentamente. Una larga vida,
acompañada solo de malestares y monotonía no parece ser un sueño, ni para la
persona que envejece ni para la familia.
No obstante, es un hecho que
muchas personas longevas continúan siendo útiles hasta el momento de su muerte
y algunas veces, trascienden con su legado, pero ese no es el denominador
común.
“Al final, lo que importa no
son los años de vida, sino la vida de los años”, decía Abraham Lincoln, el
político y expresidente estadounidense. Estar en capacidad mental y plenitud
física, se logra cuidando nuestra salud, haciendo ejercicio regularmente, alimentándonos
sanamente, pero sobre todo nutriendo cada día nuestra mente, corazón y
espíritu, para lograr que nuestro transitar por la vida sea una experiencia
plena que concluirá en una ancianidad feliz.
Agosto 06, 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la
web
Referencias: Tomadas de
Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
Miguel, muy bueno y oportuno para viejitos como uno !!, la realidad es que empiezas a ver el final del sendero, y reconocer que el tiempo que te queda es poco. Creo que hay canción amorosa que dice algo así " el tiempo que te queda libre dedicamelo a mi".
ResponderEliminarHay que quitar lo de libre !!
Exitos
Andrés