No evites considerar que algo está mal.
Miguel A. Terán
Se dice que la negación es el argumento favorito
de la ignorancia. Cuando algo que no teníamos considerado ni menos planificado
ocurre, podemos tratar de resolverlo de la mejor manera posible o –simplemente-
negar su existencia, dejando a un lado la realidad y creando la nuestra propia.
Esta negación, alejamiento o no aceptación de la realidad, puede ser voluntaria
e involuntaria, y de alguna manera tiene relación con los recursos,
posibilidades, inseguridades o miedos que percibimos o sentimos al enfrentar la
realidad.
Ante tal situación las personas pueden recurrir a
diferentes alternativas, entre ellas desviar su atención a otro tema,
dejando a un lado el problema o simplemente negándolo. Pero es un hecho que
nuestra negación no resuelve nada, ya que el daño o la amenaza continúa,
independientemente de nuestra decisión de no hacer nada al respecto. Pequeños
problemas pueden convertirse en verdaderas pesadillas con el paso del tiempo.
Al negar la realidad quedamos expuestos, débiles,
vulnerables o en riesgo ante los hechos que negamos. Porque al negarlos, no
hacemos nada más al respecto. Una decisión seguida de la acción tiene su máximo
valor en el momento justo, el tiempo es elemento clave para tomar decisiones y
acciones.
La negación tiene componentes sociales y
culturales; por ello, muchos temas no bien aceptados por la sociedad son
negados por los individuos, cuando les ocurren, porque pueden significar
demostración de debilidad, errores, ignorancia y otros calificativos negativos.
Cuando negamos la realidad es que no queremos ver,
enfrentar o aceptar información con hechos que ratifican las verdades de lo que
estamos negando. La realidad puede ser dolorosa, porque puede exigir que
hagamos cambios que nos sacan de nuestro nivel de confort o llevarnos a sentir
culpables, además de frustrarnos cuando consideramos no saber cómo enfrentarla.
Podemos negar algo, pero -para ello- requerimos
verificar previamente lo que rechazamos, evitando hacerlo solo por miedo o
temor a enfrentar problemas o situaciones dolorosas, que nos causarían
ansiedad y angustia. Decía el escritor y científico Isaac Asimov,
que “Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero
el hecho sigue siendo un hecho”.
Son muchas las oportunidades en que dedicamos más
tiempo a racionalizar y justificar lo ocurrido que a tratar de resolver lo que
debe ser resuelto. Expresaba el industrial estadounidense Henry Ford, que “La
mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas
que en afrontarlos”.
Pretender vivir en un mundo de sueños y fantasía,
en el cual todo es positivo, no es una opción muy terrenal. La vida nos
presenta múltiples situaciones, circunstancias, retos y más, que debemos
enfrentar con la mejor actitud, prepararnos para ello y estar conscientes de la
oportunidad de desarrollarnos y crecer que brindan, pero requerimos decidir y
actuar.
Para concluir, si requerimos hacer cambios en
nuestra vida es necesario comenzar por eliminar la negación en esos aspectos
que nos están afectando. Una vez aceptemos lo que está ocurriendo como una
realidad, podemos considerar alternativas de solución. Muchas veces
requeriremos ayuda profesional para alcanzar cambios en algunos aspectos
difíciles de reconocer y resolver. Tengamos presente que al negar lo que
ocurre, ignoramos y rechazamos la opción y necesidad de cambio, pero debemos
asumir las consecuencias de esa negación.
Julio 28, 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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