El tiempo de calidad en la crianza de
nuestros hijos: ¿Utopía, excusa, posibilidad o realidad?
Miguel A. Terán
El uso o dedicación de tiempo a algo o alguien es
un tema difícil de balancear y equilibrar, dependiendo de la prioridad que
otorguemos a las diferentes responsabilidades de nuestra vida. Una conocida
expresión popular refiere que “urgente mata importante”. Hoy día existen
posiciones encontradas en el tema del tiempo que dedicamos y el qué deberíamos
dedicar a nuestros hijos, para lograr el objetivo de criarlos y formarlos como
ciudadanos e individuos en paz y felices.
El epicentro del problema podría ubicarse en los
progenitores, quienes preocupados por los temas económicos para cubrir
las necesidades de vivienda, alimentación, seguridad, salud, educación y otras,
junto a las angustias por las incertidumbres del futuro, descuidan su función
de educadores y formadores de sus hijos.
Parece realidad que hemos venido perdiendo tiempos
y espacios para nuestros hijos, pareja y descanso, preocupados por temas
económicos reales y ficticios. Y queda aquí, visiblemente expuesta, una
falla de la sociedad, al no tomar conciencia del proceso de deterioro
familiar, en razón del desequilibrio trabajo-familia, cuyas consecuencias
repercutirán –con mayor contundencia e impacto- no solo en la familia, sino en
la misma sociedad.
El escaso tiempo “disponible” para la crianza de
los hijos puede dejar en éstos profundos vacíos en afectos y otras necesidades
de orden psicológico, que podrían intentar llenarse en lugares menos adecuados,
entre amigos o bajo la peligrosa tutela de la televisión e internet.
Muchos niños son saturados de actividades
adicionales, para entretenerles mientras los padres trabajan, otros quedan a su
“libre albedrío” y otros bajo la “formación” de la televisión e internet. Es un hecho que las relaciones no se
construyen “Overnight” o de la noche a la mañana, por ello no es fácil
pretender tener una buena relación con nuestro hijo adolescente cuando esa
relación no fue cultivada ni abonada durante los años anteriores. Algunas veces
criticamos en nuestros hijos los resultados de nuestros propios errores.
En un pasado, no muy lejano, los niños disponían
de mamá a tiempo completo, luego con la incorporación de la mujer al campo de
trabajo esa dedicación cambio. Una frase nos recuerda que siempre podemos hacer
dinero, pero no siempre podemos lograr recuerdos. Los momentos pasan y son
irrepetibles, en ese aspecto el tiempo no perdona.
No disponer de tiempo es un tema de prioridades,
porque siempre habrá tiempo para lo que consideramos prioritario. Decía San
Agustín, que “No hubo tiempo alguno en que no hubiese tiempo”. Por su parte,
Stephen Covey, el consultor y orador estadounidense planteaba “Tienes que
decidir cuál es tu máxima prioridad y tener el coraje de decir “no” a otras
cosas”.
Los divorcios y separaciones de parejas agregan
otro condimento al problema, que sería complicado de explicar en estas cortas
líneas, pero que muchos lo hemos vivido y es una realidad. El apoyo familiar
por diversas razones ha perdido protagonismo. La familia expandida que era un
punto de apoyo, en tiempos anteriores, ya no lo es tanto hoy día,
cuando cuesta conseguir una abuela que disponga de tiempo para cuidar nietos.
No importa la cantidad de tiempo que pasamos
juntos, si no la calidad de lo que hacemos mientras compartimos, consideran
algunos. Por su parte, otros critican su falta de dedicación a los hijos. En
algunas oportunidades, tal vez será tiempo de calidad y en otras será necesario
simplemente la mayor cantidad de tiempo posible, depende de cada caso, momento
y situación.
La clave parece ser retomar la cercana relación
con nuestros hijos como una fórmula para construir y desarrollar familias
sólidas, en principios y valores, que ayudarán a construir una sociedad sólida
y feliz.
Julio 29, 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la
web
Referencias: Tomadas de
Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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