Lo que hacemos con regularidad refleja nuestras
reales prioridades.
Miguel A. Terán
Las prioridades definen el nivel de compromiso,
enfoque, tiempo y esfuerzo que dedicamos a algo o alguien. “La acción expresa
prioridades”, decía el político y pensador hindú Mahatma Gandhi.
Si queremos conocer las prioridades de alguien
solo hace falta observar a que dedica su tiempo y recursos. Existen personas
que se engañan a sí mismos, convenciéndose de cumplir o enfocarse en sus
prioridades, aunque con quienes comparten a diario reconocerán que
sus prioridades parecen ser otras.
Cuando compartimos con personas en lo
familiar, afectivo, laboral o social, es importante conocer sus
prioridades, para no gastar tiempo ni desgastarnos en esfuerzos, ejecutando
actividades que las otras personas realmente no valoran. Las prioridades de
alguien deben mezclarse con las expectativas de aquellos con quienes comparte
en las diferentes facetas de su vida.
Somos seres de hábitos y algunos de éstos reflejan
nuestras prioridades de vida. Sin embargo, los hábitos se pierden poco a poco
y, con la perdida de éstos, también cambian algunas prioridades.
Expresaba el escritor estadounidense Mark Twain,
que “Nadie se libera de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la
ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño”. Al bajarlos de
golpe, es factible posteriormente recuperarlos, tanto los hábitos buenos
como los malos. Por el contrario, al tomarse el tiempo, esfuerzo y -tal vez-
dolor para bajarlos, peldaño a peldaño, se pueden perder para siempre al
aparecer nuevas prioridades y hábitos.
Igualmente, debemos ser en extremo cuidadosos para
no cambiar nuestras prioridades vitales por razones circunstanciales, porque
algunas veces –transcurrido el tiempo- no son reversibles. Una vez superada la
circunstancia, no siempre es factible recuperar la prioridad, porque otras
circunstancias y variables pueden haber cambiado. Un ejemplo común ocurre,
cuando abandonamos los estudios para atender alguna necesidad económica; ocurre
que luego se adquieren otros compromisos, responsabilidades y hábitos que
hacen difícil retomar la prioridad original.
Un experto financiero recomendaba revisar los
estados de cuenta del banco y de las tarjetas de crédito, por un lapso mínimo
de tres meses, porque allí aparecerán definidas nuestras reales prioridades,
independientemente, que nosotros expresemos y consideremos tener otras.
El escritor, consultor y orador estadounidense
Stephen Covey, recomendaba “Tienes que decidir cuál es tu máxima prioridad y
tener el coraje de decir “no” a otras cosas”. Pretender estar bien “con Dios y
con el Diablo” nos desenfoca de nuestras prioridades, agotándonos y haciendo
que perdamos el rumbo. «La felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo
que uno dice y lo que uno hace están en armonía», afirmaba el mismo Mahatma
Gandhi.
Las excusas y justificaciones pretenden mantener
vivas algunas prioridades, que en la realidad ya no lo son. Es un hecho,
que nuestras prioridades definirán nuestras decisiones, acciones y el lugar al
cual llegaremos. En otras palabras, nuestras prioridades de ayer nos han
traído hasta donde estamos hoy; y nuestras prioridades de hoy, nos llevarán a
donde estaremos mañana. Las prioridades son las progenitoras de nuestro futuro,
por tanto si las cambiamos todo cambiará.
Julio 16, 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
Muy util Migel A. Teran
ResponderEliminar🖒😁
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