El diccionario define la gratitud como el
sentimiento que nos permite apreciar o estimar el beneficio o favor que se nos
ha hecho o ha querido hacer, y reconocer agradecidos a quien tuvo a bien
ayudarnos o intentar ayudarnos. Sin embargo, la idea cuando decidimos ayudar o
apoyar a alguien o algo, no es establecer una economía de favores, sintiendo
que ese alguien o algo está en deuda con nosotros o nosotros estamos en deuda,
cuando hemos sido los beneficiados. Es diferente cumplir por sincero
agradecimiento que por simple compromiso o retribución. Es necesario
tener por siempre presentes a quienes nos brindaron su ayuda, sin que el tiempo
borre de nuestra memoria ese agradecer. Un proverbio chino nos recuerda
"Cuando bebas agua, no olvides la fuente".
Hace más de dos milenios planteaba el jurista,
político, filósofo, escritor y orador romano, Marco Tulio Cicerón, que
“La gratitud no es solo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las
demás”. Sin embargo y tristemente, el escritor estadounidense Mario Puzo, autor
de la famosa novela “El Padrino”, expresó una gran verdad “El tiempo hace
estragos en la gratitud, aún más que en la belleza”. Si bien es cierto que es
muy importante saber hacia dónde vamos, es necesario nunca olvidar de dónde
venimos.
Cuando estamos bien nos olvidamos de los demás.
Sin embargo, la vida da muchas vueltas y algunas veces estamos arriba y otras
abajo. Siempre son oportunas las palabras del Papa Francisco, quien recomienda
"Cuando vayas subiendo, saluda a todos. Son los mismos que vas a encontrar
cuando vayas bajando”. El político, pensador y escritor cubano José Martí
reconocía que “Ayudar al que lo necesita no solo es parte del deber, sino de la
felicidad”.
Somos felices cuando agradecemos lo que somos,
hacemos o tenemos, por poco o mucho que parezca, porque la realidad es que la
vida nos demuestra que todo es relativo, y lo mucho puede ser poco y lo poco
puede ser mucho. Quien no agradece siempre estará centrado en lo que le
falta y eso le hace transitar por una vida miserable, siempre en espera de algo
que le hará feliz. En ese orden de ideas, el pensador estadounidense Ralph W.
Emerson reconocía que “El éxito consiste en obtener lo que se desea. La
felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”.
Parafraseando al autor británico, Reginald H.
Blyth, la mayor diferencia entre las personas está entre quienes son
agradecidos y quienes son desagradecidos. Siempre y por siempre, la palabra
“Gracias” será una bella palabra.
“El agradecimiento es la memoria del corazón”,
afirmaba el filósofo chino Lao-Tsé. Entendiendo, que en lo cerebral y racional,
siempre habrá más que desear y poco que agradecer. El lenguaje de muchas
personas que se habitúan a expresar solo dificultades, escases y carencia,
siempre será compañero de una mentalidad de pobreza y un espíritu vacío, sin
nada que agradecer.
Por su parte, el filósofo, pensador, escritor e
inventor alemán Johann Wolfgang von Goethe, reconocía con humildad su
agradecimiento afirmando “Si yo pudiera enumerar cuanto debo a mis antecesores
y contemporáneos, no me quedaría mucho en propiedad".
El escritor, periodista y político peruano Ricardo
Palma, expresó de interesante manera la gratitud diciendo “Cumple con la
gratitud del peregrino, no olvidar nunca la fuente que apagó su sed, la palmera
que le brindó frescor y sombra, y el dulce oasis donde vio abrirse un horizonte
de esperanza”.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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