ES VITAL AMAR LO QUE HACEMOS.
Miguel A. Terán
(En memoria de Joachim de Posada, alguien que amaba lo que hacía)
Cuando amamos lo que hemos hecho y hacemos, nuestro legado será imperecedero. Sabiamente, expresaba la escritora, oradora y activista política estadounidense Helen Keller, que “Todo lo que hemos amado profundamente se convierte en parte de nosotros mismos”. Es un hecho que somos lo que hacemos repetidamente, para bien o para mal.
“Sino amas lo que haces, nadie amara lo que
haces”, afirma el autor y experto canadiense en liderazgo, Robin S. Sharma. Es
fácil notar cuando alguien hace algo sin amor ni pasión, porque es visible la
falta de compromiso. Decía el obispo y filósofo San Agustín “Ama y haz lo que
quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si
corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor”.
Cuando amamos lo que hacemos, damos lo mejor de
nosotros mismos, damos simplemente todo. “No ser amado es una simple
desventura. La verdadera desgracia es no saber amar”, expresaba el filósofo y
escritor francés Albert Camus, Premio Nobel de Literatura (1957).
Vivir una vida sin amar lo que hacemos es una
verdadera desgracia, es transitar por ella sin conciencia, sin sentido ni
razón, sin rumbo. Hay quienes aman solo el resultado de lo que hacen, el
beneficio que les produce ese desvirtuado amor. Eso no es amar, porque no
comerciamos con lo que amamos.
Podemos llenarnos de títulos sin alma, cuando
éstos han sido simplemente herramientas, porque más allá no hay nada, solo el
oportunismo del momento.
El escritor francés Honoré de Balzac, expresaba que “Puede uno amar sin
ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo
prodigioso”. Cuando amamos lo que hacemos, ello no tiene otro fin más allá del
placer y disfrute de hacerlo, la felicidad será siempre la compañera. El obispo
y Doctor de la Iglesia San Francisco de Sales, estaba convencido de que “Se
aprende a hablar, hablando. A estudiar, estudiando. A trabajar, trabajando. De
igual forma se aprende a amar, amando”.
El Papa Juan Pablo II, reconocía que “Amar es lo
contrario de utilizar”. Nuestro espíritu de servicio y entrega a lo que nos
apasiona está por encima de mezquinos intereses. Desgraciadamente, muchas
personas pierden el rumbo mientras transitan por la vida, encontrando otro
sentido a lo que comenzaron a hacer originalmente con amor. Por ello, debemos
ser cuidadosos de no tratar con mercaderes de sueños.
Se preguntaba Honoré de Balzac: “¿Es que se acaba
de amar alguna vez?”, para responderse el mismo “Hay gente que ha muerto y que
yo siento que aún ama”. Cuando logramos amar lo que hacemos transitamos camino
a la felicidad. Brillantemente expresó el escritor británico William
Somerset Maugham “La gran tragedia de la vida no es que lleguemos a morir, sino
que dejemos de amar”.
Junio 15, 2015.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
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