“El infierno está todo en esta palabra: soledad”.
Víctor Hugo (1802-1885) Novelista francés.
REFLEXIÓN: El escritor Gabriel García Márquez decía que "El secreto de
una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”. La
soledad puede atormentarnos en cualquier momento de la vida, pero sí algo
debemos aprender en el transcurso de los años jóvenes, como condición para
cuando lleguemos a viejos, es a ser compañía para nosotros mismos, así nunca
estaremos solos.
El también escritor Carlo Dossi se preguntaba cuál es la razón por la cual
rehuimos de la soledad, y él mismo se respondía afirmando que son muy pocos los
que encuentran compañía consigo mismos. Podemos estar acompañados y sentirnos
solos, porque el nivel de soledad es un proceso interior de cada individuo.
El poeta español Gustavo Adolfo Bécquer, en tono casi de broma, expresaba
que la soledad es muy hermosa cuando se tiene alguien a quien decírselo. Sin
duda, que la soledad compartida debe ser una experiencia terrible y así lo
expresó Robin Williams al plantear: “Solía pensar que la peor cosa en la vida
era terminar solo. No lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te
hace sentir solo”.
Hacernos compañía a nosotros mismos es un proceso que se cultiva con los años, no se logra de la noche a la mañana. Muchas personas están siempre buscando compañía para cualquier cosa, no han aprendido a disfrutar de momentos ni espacios de soledad, y ello; puede ocasionarles problemas cuando deban –casi inevitablemente- enfrentarse con la soledad. En defensa de la soledad, el escritor y moralista francés Luc de Clapiers, consideraba que la soledad es al espíritu lo que la dieta al cuerpo.
En estos tiempos tecnológicos, estamos mucho más solos que en el pasado,
pero nos hacemos de una falsa tranquilidad con compañías virtuales, que en la
soledad nos hacen “compañía”. Lo contradictorio, es que cuando tenemos
oportunidad de compartir en el mundo real con alguien, esa misma tecnología nos
absorbe hasta alejarnos de quien estamos cerca. Entonces, nos “acompañan” los
lejanos y estamos “lejos” de los cercanos.
Se dice que la fama y la fortuna, atraen falsa compañía. Una de las
pesadillas de quien las posee, es estar en continua duda acerca de la
sinceridad de quien le acompaña, los años se encargarán de demostrar si de
verdad estuvieron siempre solos, a pesar de estar acompañados.
La famosa película de Orson Wells “El ciudadano Kane”, gira en torno a un
particular individuo que llegó a hacer una gran fortuna, confundiendo y
tratando a la gente y las cosas de la misma manera. El filósofo Fernando
Savater, en unos de sus excelentes libros, en referencia a Kane, comenta que
éste “Se empeñó en tratar a las personas como si fueran cosas y de este modo se
quedó sin los regalos humanamente más apetecibles de la vida, como el cariño
sincero de los otros o su amistad sin cálculo”. 1
En la soledad de los unos y los otros todos somos culpables. Admiramos y
queremos, pero en silencio, porque el mundo nos atrapa dejándonos sin tiempo
para hacerlo saber a los otros. Nos olvidamos de una palabra de estímulo a un
amigo, de compartir un café, mucho menos hacerle saber y agradecer lo que ha
hecho por nosotros. Reconocemos las bondades de la gente, cuando ya no están a
nuestro lado, pero las olvidamos cuando las hemos tenido cerca.
En nuestro transitar por la vida, debemos aprender a compartir y convivir
en sana paz con la soledad, porque seguramente será, algún día, nuestra
compañera. Así evitaremos que la soledad haga de nuestra vida un infierno.
¡Feliz Día!
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.
1. Savater, Fernando (2002). Ética para Amador. Editorial Ariel, S. A. Barcelona. p. 98
1. Savater, Fernando (2002). Ética para Amador. Editorial Ariel, S. A. Barcelona. p. 98
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