“La sociedad nos prepara para el éxito y no para
enfrentarnos al fracaso”.
Augusto Cury (n.1958). Psiquiatra, psicoterapeuta y
escritor brasileño.
REFLEXIÓN: Se nos vende la idea del éxito como el
objetivo básico y primordial de nuestra vida, pero –ni siquiera – se nos define
con precisión qué es o qué significa el éxito. Por otra parte, el fracaso,
también de imprecisa definición, no es considerado ni aceptado como una
posibilidad, porque fracasar es no ser exitoso. Sin embargo, un individuo de
“éxito” como lo fue el industrial estadounidense Henry Ford consideraba
que “El fracaso es, a veces, más fructífero que el éxito”.
Los éxitos y los fracasos solo pueden ser evaluados en el
tiempo, para conocer que resultó finalmente. En el transitar por la vida y sus
vicisitudes, terminamos reconociendo que ésta es una montaña rusa en la cual se
alternan prosperidad y adversidad, por ello, no es de extrañar que
algunos éxitos pueden concluir transformándose en fracasos y algunos
fracasos en éxitos.
Algo que debemos aprender, como tema obligatorio de vida, es la diferencia entre fracasar en algo o en algún momento de la vida y considerar que somos fracasados. Calificarnos como fracasados nos llevará a un foso sin salida, donde nos hundiremos cada día más.
Por el contrario, entender que un fracaso es algo
puntual, temporal y nunca definitivo, es clave para continuar intentando y
avanzando. El escritor y filósofo estadounidense Elbert Hubbard planteaba que
un fracasado es alguien que ha cometido un error, pero que no es capaz de
convertirlo en experiencia. Por ello, quizá, el famoso novelista británico Charles Dickens afirmaba que cada fracaso
nos enseña algo que debemos aprender. Y el también británico Sir Winston
Churchill, decía que: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso
sin desesperarse”.
Una de las lecciones más importantes de la experiencia de
fracaso, es el desarrollo de la necesaria capacidad de frustración, que nos
hace entender que no todas las ganamos y que no somos infalibles.
Desgraciadamente, en nuestra actual sociedad los padres se han encargado de
proteger en extremo las experiencias de sus hijos, dando cierta artificialidad
a la vivencia de las mismas, al colocarlos en una burbuja. Ello podría resultar
o concluir, que en muy corto plazo la sociedad tenga individuos con escasa o
ninguna capacidad para afrontar la frustración.
En otra perspectiva, al temer al fracaso surge una enfermiza
búsqueda de logros. Para cada vez más individuos, el logro como fin justifica
cualquier medio utilizado para alcanzarlo, sea éste racional o irracional,
correcto o incorrecto, legal o ilegal. También ocurre que algunos individuos
por temor al fracaso desisten muy temprano. El mismo Henry Ford
consideraba que los que renuncian son más numerosos que los que fracasan.
El escritor argentino Jorge Luis Borges planteaba que el
éxito y el fracaso son dos impostores. Quizá no dejaba de tener razón, porque
ambos nos engañan, esclavizándonos y martirizándonos. Muchas veces el
fracaso simplemente nos indica que debemos cambiar de dirección, dice John
Maxwell, el reconocido pastor cristiano, autor y orador.
Antes de salir a buscarlo, debemos definir qué es el
éxito y, estar claros, qué el fracaso es una posibilidad real, pero
también se hace necesario definir qué es el fracaso, para entenderlo y obtener
de éste el provecho que puede dejarnos.
En conclusión, debemos prepararnos para ambos, el éxito y
el fracaso, porque ambos son realidades que pueden cambiar, mutar o alterarse,
llegando a convertirse en algo muy distinto a lo que fueron inicialmente.
¡Feliz Día!
Miguel A.
Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.
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