“La
experiencia no consiste en lo que se ha vivido, sino en lo que se ha
reflexionado sobre lo que hemos vivido”.
José María De
Pereda (1833 -1906). Novelista español.
REFLEXIÓN:
Vivir experiencias sin reflexionarlas es perder la oportunidad de aprender la enseñanza o lección que éstas nos dejan. Nuestra real oportunidad está en
aprovechar esas lecciones o mensajes, porque la verdadera experiencia no es
solo lo que vivimos, sino cómo experimentamos, interpretamos y concientizamos
lo vivido; y cómo utilizaremos a futuro el conocimiento y la sabiduría que
hemos adquirido.
El escritor
canadiense, Laurence Johnston Peter, dijo que solo había una cosa más dolorosa
que la experiencia, y es, no aprender de la experiencia. Una experiencia
difícil, dura o desgastante en lo material, psicológico, emocional o
espiritual, será justificable si y solo sí aprendemos el mensaje que ésta
nos deja. El tiempo invertido en reflexionar experiencias propias y
ajenas, es una auténtica inversión; de hecho, hace más de dos milenios el
escritor y poeta Publio Sirio planteaba que el tiempo de la reflexión es una
economía de tiempo.
El filósofo
Sócrates nos recomendaba reflexionar con lentitud, pero ejecutar con rapidez
las decisiones que hemos tomado. En la vida real, y más aún en estos
tiempos, disponemos de poco momentos para ambos procesos, reflexión y
ejecución, por lo cual la probabilidad de equivocarnos es muy amplia.
Debemos estar
conscientes, que lo que en verdad nos permite alcanzar ese aprendizaje no es la
experiencia en sí misma, sino el proceso de reflexión, que ha de
llevarnos a analizar y evaluar lo que hemos vivido. Al respecto refería el
político inglés Harold MacMillan que la reflexión calmada y tranquila desenreda
todos los nudos.
La falta de
reflexión nos lleva a desviar el camino de nuestra vida, desvirtuando nuestros
sueños y metas iniciales. Son muchos quienes terminan la vida lejos de donde la
soñaron y desearon, porque se limitaron a dar respuestas al cómo y cuándo, sin
reflexionar un porqué ni un para qué. La oportunidad de reflexionar nos llevará
a considerar el camino recorrido, los avances, retrocesos y desvíos, para no
perder la ruta o por lo menos estar conscientes de las razones del cambio.
Tener
conciencia del aprendizaje que deja la reflexión de las experiencias, debe
enseñarnos a valorar no solo la experiencia propia, sino también la experiencia
ajena, ya que tal cual alguien refirió: «De todos podemos aprender,
porque quien no es un buen ejemplo, con seguridad será una buena advertencia».
Lo triste y
paradójico de la forma en que pretendemos vivir nuestra vida, es que al
no priorizar el tiempo necesario para reflexionar sobre lo vivido, nos
condenamos a repetir errores y sufrimientos, sin superar dificultades,
desperdiciando valioso tiempo y perdiendo oportunidades de aprender y crecer.
En resumen, reflexionar es un valioso hábito de vida, que debemos utilizar
antes, durante y después de cada experiencia.
Miguel A.
Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: Foto
ilustrativa extraída de la Web.
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