“Nuestra
conducta es más honesta que nuestras palabras”.
Robin
S. Sharma (n. 1964).
Escritor y experto en liderazgo.
Audio / Vídeo en: http://youtu.be/sYr5cymlUP0
REFLEXIÓN:
Decía el pensador y filósofo chino Lao Tsé: “El sabio no enseña con palabras, sino con
actos”. Nuestras acciones hablan acerca de nosotros con más claridad,
contundencia, firmeza y honestidad de lo que puede hacerlo nuestro verbo, o sea
nuestras palabras. Existen individuos de ágil y astuto discurso, que
literalmente, son “encantadores de serpientes”. Camina por donde hablas es un
sano y ético consejo, aunque no siempre fácil de cumplir. El escritor, filósofo
y abogado francés Voltaire planteaba: "Hay quienes solo utilizan las palabras para
disfrazar sus pensamientos”.
El mismo Robin
S. Sharma, nos invita a preocuparnos más por ayudar a la
gente, que por el reconocimiento que recibimos por ello o de ellos. En estos
tiempos, dice Mario
Vargas Llosa,
Premio Nobel de Literatura, el espectáculo se ha convertido en el valor de la
época. Tal vez por ello, mucha filantropía es más show que realidad, porque se
da solo de lo que sobra. Por el contrario, la Madre
Teresa de Calcuta,
nos invitaba a “Dar hasta que nos duela y cuando nos duela dar más”.
Un refrán dice
que “acciones hacen corazones”, muy cierto, pero hay quienes esperan corazones
sin buenas acciones. El escritor español Noel
Clarasó “León
Daudí”, reconocía que mucha gente ha alcanzado el éxito en las relaciones de la
vida, ayudando a otros a sujetarse la careta. Vaya tipo de “éxito”, pero
abundan los sostenedores de caretas.
En el mismo
mundo organizacional, muchas actuaciones en el ámbito social están
divorciadas de las palabras. Algunas empresas invierten recursos y esfuerzos en
planes y proyectos de responsabilidad social, cuando su mejor esfuerzo y
compromiso estaría en transitar por el camino de principios y valores de la
sociedad, en la cual operan.
Decía el
literato británico Samuel
Johnson: “Casi todo lo
absurdo de nuestra conducta es el resultado de imitar a aquellos a los que no
podemos parecernos”. Alguien dijo que era mejor ser un mal original que una
buena copia. Pero parece realidad que la máscara que usan determinados
individuos, puede estar más cerca de su esencia, y más adecuada para su ser que
la cara que tienen. El industrial estadounidense Henry Ford,
dijo “El dinero no cambia a los hombres; solo los desenmascara”.
Muchas
personas buscan siempre su propio beneficio, para lo cual han aprendido a
utilizar ciertos comportamientos artificiales –en su trato con los demás- que
les han dado “buenos resultados”, seguramente en el corto plazo, por lo cual
parecen de verdad buenas personas, tanto así que ellos mismos se lo creen.
Las verdaderas
personas detrás de las conductas aparecen en el momento de conflictos o cuando
las situaciones son críticas o los recursos escasos. Allí pueden deteriorarse
nuestras expectativas e ideales acerca de esas personas.
¡Feliz Día!
Miguel A.
Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: Foto
ilustrativa extraída de la Web.
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