“Sí consideras
que algo o alguien es indispensable para tu felicidad, tienes un grave
problema: estas a la sombra de un amo”.
Walter Riso
(n. 1951). Psicólogo, investigador y escritor italiano.
Audio / Vídeo en: http://youtu.be/74U3rAQHx5c
REFLEXIÓN: Pasar la vida considerando que nuestra felicidad depende de algo
o alguien distinto a nosotros mismos, es condenarnos a sufrir y a culpar a
otro, llámese cosa o persona, por una responsabilidad que nos pertenece
únicamente a nosotros. Es salir de nuestra autonomía y dominio, para
aceptar ser dominados por ese otro algo u otro alguien.
Un común ejemplo es escuchar personas que esperan que su pareja le haga
feliz. ¡Semejante compromiso y responsabilidad para esa pareja! El concepto de
felicidad es particular, personal e intransferible, por lo cual es imposible
convertirlo en un estándar que nos permita decidir, decretar o lograr que otro
sea feliz.
Llevar hasta extremos la necesidad de que nuestra pareja nos haga felices,
es una demostración de dependencia emocional, una buena forma de desgraciarse
la vida, hacer lo propio con la otra persona y acabar con la relación.
La confusión entre fines y medios, en oportunidades es parte del problema,
cuando el medio es transformado en el fin. Es común que ello ocurra con el
dinero, que es un medio, para alcanzar otros fines como son disfrutar, vivir
con confort, comprar salud, etcétera, pero llegado un momento, el fin se
desvirtúa y surge el afán de acumular dinero, olvidándonos de todo lo demás;
inclusive, de disfrutarlo. Nuestra “tranquilidad” o “felicidad”, en ese
momento, comienza a depender de lo que tenemos.
Necesidades y deseos, constituyen otro lado del problema, al confundirlas
podemos caer en manos del insaciable y monstruoso deseo, creyendo que son necesidades.
Los deseos por el contrario, no tiene límites; por si tenemos alguna duda,
preguntemos a alguien si ya está satisfecho con sus posesiones materiales,
dinero o poder, como para detener su búsqueda.
En estos tiempos, más que en el pasado, muchos progenitores pretender vivir
sus vidas a través de las vidas de sus hijos, queriendo hacer o lograr lo que
ellos no pudieron o fotocopiar las suyas, en éxitos académicos y/o
deportivos, e incluso afectivos. El resultado es que los triunfos de sus hijos
se han convertido en su mayor fuente de felicidad y sus fracasos en la mayor de
frustración e infelicidad, lo cual no hace sentido, porque las vidas de ellos
son sus vidas y la nuestra es la nuestra.
En el caso de los vicios que llegan a dominar a muchos individuos,
recordemos las palabras del filósofo chino Confucio, que nos recuerdan que “Los
vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como
amos”.
El compromiso de ser felices es únicamente nuestro. El escritor
estadounidense Henry Van Dyke decía que la felicidad es interior,
no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.
¡Feliz Día!
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.
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