Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida - Noviembre 2021.
Comencemos
por comprender y aceptar que la paz interior es nuestro más valioso tesoro; por
ello, debemos reconocer que perder la paz es perderlo todo. La ausencia de paz nos lleva a confundir lo
que tenemos y hacemos con lo que somos, mientras perdemos el contacto real con
nosotros mismos y con nuestro entorno. Esa paz perdida nos hace víctimas de
ansiedades, conflictos, miedos, angustias y otras emociones que intoxican
nuestra mente, corazón y espíritu.
En la agitada
y estresada vida de hoy, la falta de sentido en mucho de lo que hacemos, las
incertidumbres acerca de los tiempos por venir e innumerables angustias más nos
impiden vivir en paz. Perdemos el presente mientras hurgamos en el pasado o
tratamos de adivinar o predecir el futuro, deprimiéndonos o angustiándonos, sin
entender ni comprender que solo podemos vivir la paz en el momento presente.
Esa vital paz
interior la perdemos en una sociedad que nos enseña a desvirtuar y confundir las
reales necesidades y los falsos deseos, llevándonos al excesivo consumo de
bienes y servicios para satisfacer exigencias sociales. Nos engañamos buscando la paz en todos lados,
llenándonos de cosas materiales o intentando comprar conciencias, corazones o
soluciones de urgencia, pero sin entender que “Si no tenemos paz dentro de
nosotros, de nada sirve buscarla fuera”, tal cual lo expresó –siglos atrás- el
escritor francés François de La Rochefoucauld.
La palabra
éxito es muy utilizada, pero pocas veces precisamos, qué es o qué significa
para nosotros el éxito. Por ello, para alcanzarlo, antes de iniciar el camino
en su búsqueda, requerimos definir previamente lo que el éxito representa para
cada uno de nosotros, porque de lo contrario no sabremos cuando lo hemos
alcanzado o cuando nos desviamos de su ruta. El brillante pensador
estadounidense Ralph Waldo Emerson afirmaba que “El éxito consiste en obtener
lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”. En otras
palabras, un éxito sin disfrute de lo obtenido no es un éxito.
Preguntarnos
quién y qué queremos ser, hacer y tener cuando alcancemos el éxito es condición
vital para saber cuándo lo hemos logrado. Al no definirlo con precisión, su búsqueda
se puede convertir en un camino sin fin o eterno, como si giráramos en círculo,
en un interminable recorrido durante el cual se nos va la vida.
Una condición
para la paz es aprender a escoger nuestras batallas, porque como acertadamente
alguien lo expresó: “A veces tener paz es mejor que tener razón”. Recordemos
que más vale un mal arreglo que un buen pleito. Un autor anónimo nos decía
"Si te declaras guerrero, prepárate para no tener paz". En el rol de
guerreros, muchas veces nosotros mismos somos nuestra principal víctima.
Debemos
aprender a no transitar por la vida obsesionados con solo lograr el fin, sino principalmente
aprender a disfrutar del trayecto, a saborear el camino. Es importante comprender que el éxito no es
un fin en sí mismo, sino un medio que debe llevarnos al fin que nos hemos
propuesto.
Regularmente
debemos cuestionarnos sí lo que hemos alcanzado, hasta la fecha, lo hemos
podido conservar. Porque muchas veces ocurre que logramos hacer pareja, tener
hijos, construir una familia, crear un negocio o establecer una carrera
profesional y mucho más, pero - al continuar buscando sin límite el éxito- todo
lo construido en el tiempo se nos puede derrumbar; entonces, aunque conservemos
otros logros materiales, tales como fortuna y poder, esa posibilidad de perder
lo construido y de auténtico valor, debe llevarnos a recapitular y reenfocar a
tiempo nuestras prioridades, para colocar un sano límite a nuestros sueños,
antes de convertirlos en pesadillas. Sin duda, que muchas cosas en la vida las
valoramos, casi exclusivamente, cuando las perdemos.
Es fácil
confundirnos entre medios y fines, aunque los primeros -los medios- representan
la forma en que pretendemos alcanzar un fin; pero al equivocar o perder el
rumbo, terminaremos desvirtuando el medio y confundiendo éste con el fin.
Lograr éxitos son medios, porque el fin es algo más profundo que eso. Esa
delirante y perturbada búsqueda del éxito nos lleva a su trampa, convirtiéndonos
en sus permanentes esclavos y víctimas.
El autor y
orador motivacional estadounidense Jim Rohn, nos decía que “La pregunta más
importante en las diferentes etapas de nuestra vida, no es ¿Qué estoy
consiguiendo?, sino ¿En qué me estoy convirtiendo?”. Debemos esforzarnos por
convertirnos en alguien que nos gustaría llegar a ser, ese alguien que fue
parte de nuestro plan y sueño original cuando salimos a transitar por la vida en
búsqueda del éxito.
El Maestro
Espiritual Dalái Lama, reconoce esa trampa del éxito diciendo “Lo que más me
sorprende del hombre occidental es que pierde su salud para ganar dinero,
después pierde el dinero para recuperar su salud. Y por pensar ansiosamente en
su futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven el presente ni el
futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca
hubiesen vivido".
Seamos selectivos en nuestras batallas, midamos y pongamos límite a nuestros deseos en la búsqueda de objetivos, establezcamos esos necesarios límites para definir lo suficiente y tengamos siempre presente que un éxito que nos quite o robe la paz, no puede ser considerado un verdadero éxito. Entonces, vivamos en paz, porque este es único camino para no transitar por la vida de batalla en batalla. Sentir paz es clara señal de estar en el camino correcto.
¡La paz sea con ustedes!
www.miguelterancoach.blogspot.com
www.lidervoice.com
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