lunes, 19 de octubre de 2015

Con una educación enfocada en la competencia es poco probable que podamos formar individuos que crean y practiquen la paz. Miguel A. Terán

Con una educación enfocada en la competencia es poco probable que podamos formar individuos que crean y practiquen la paz.
Miguel A. Terán 

"La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero", afirmaba de manera contundente el pensador hindú Mahatma Gandhi. El diccionario define la palabra competencia como rivalidad, disputa o contienda entre individuos que aspiran o pretenden obtener la misma cosa. 
Es común escuchar quejas acerca de la falta de paz en el mundo, sin reconocer nuestra propia carencia de paz interior.  Esa añorada paz escasea cada vez más,  en todos los lugares y en todos los momentos,  hasta en los eventos más simples como conducir un vehículo nos sentimos transitando entre una jauría de conductores, dispuestos a hacer lo que sea para ahorrar unos minutos en el tránsito. Minutos buscados en honor a la urgencia, pero que no harán diferencia alguna en nuestros resultados de vida, ni siquiera en los de ese particular día, salvo el costo de perder la paz. 
Refiere el escritor y pedagogo Christopher Clouder que “Estamos creando un entorno competitivo para los niños desde bien pequeños, cuando para ellos lo natural es cooperar en vez de competir. Es una lástima que la obsesión del sistema sea convertir a los niños en unidades económicamente operativas en el menor tiempo posible. Eso va contra su derecho a desarrollarse como personas”. 
Muchas veces los buenos valores del hogar son desvirtuados cuando los niños se incorporan a la educación formal, el respeto, la honestidad y la justicia son valores vitales a conservar para desarrollar adultos con sentido humano y social. 
“Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”, decía Gandhi. Afirmando también que “Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible. No hay camino para la paz, la paz es el camino”. 
El profesor Pablo Lipnisky, fundador del Colegio Montessori de Bogotá, expresó como conferencista en la Cumbre de Líderes por la Educación, que "Los colegios educan para la guerra". El sistema de clasificación de los alumnos por rendimiento, desde tan tempranas edades, crea en ellos un espíritu de competencia pura y eso es el principio del conflicto. En su conclusión "Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia, y la competencia es el principio de cualquier guerra”. 
Una educación estandarizada crea diferencia entre los niños, al intentar evaluarlos desde el mismo patrón. El británico Sir Ken Robinson, experto mundial en el desarrollo del potencial humano, afirma “Estoy convencido que todos nacemos con grandes talentos naturales y que a medida que pasamos más tiempo en el mundo perdemos el contacto con muchos de ellos. Irónicamente, la educación es una de las principales razones por las que esto ocurre”. 
La educación no permite que muchas personas puedan poner en práctica sus talentos, no todo estamos cortados con la misma tijera, como dice el refrán. Son muchos los genios que tuvieron problemas en el colegio, por diferentes razones. El problema es que hoy día, especialmente en los países del primer mundo, es común que los niños que se salen de estándar sean prontamente diagnosticados y medicados, para que sean parte del estándar. 
No es un problema de los profesores, aunque hay quienes no tienen ni habilidad ni pasión por la educación, pero la mayoría son buenos y comprometidos, es un problema del sistema educativo. Excesiva importancia a las matemáticas y las ciencias, al razonamiento de palabras y números, en detrimento de las humanidades y el arte. Además de una presión desmedida para que satisfagan con los mejores resultados una enorme cantidad de pruebas estandarizadas y casi robotizadas. 
Ejemplos miles, que demuestran el error del sistema educativo y de algunos procesos de selección. Relata el mismo Sir K. Robinson, que el ex Beatle  Paul McCartney, no fue aceptado en el coro de la catedral de Liverpool, porque “No cantaba lo suficientemente bien”. Mientras que al niño Elvis Presley, no lo dejaron formar parte del coro de su colegio. 
Esas carencias podemos verlas en las organizaciones cuando éstas contratan  ejecutivos para puestos de primer nivel “por su talento y pericia empresarial y se les despide por su falta de inteligencia emocional”, refiere el experto mundial en liderazgo  e inteligencia emocional, Daniel Goleman. 
Tratando de satisfacer al sistema muchos individuos dejan de lado sus sueños,  habilidad y vocación, dedicándose a buscar cabida en el mercado de trabajo para devengar un salario, mientras pagan un alto precio en frustración e insatisfacción.   
La idea es conseguir un adecuado equilibrio entre actitudes y aptitudes de los niños y jóvenes, para que la escuela aproveche los mejores talentos de cada uno logrando desarrollar profesionales productivos y motivados, capaces de buscar su espacio en la vida sin competir ni guerrear con nadie, mientras viven en paz y felices. Algún día tal vez se logre avanzar hasta allí en busca de la paz.  

20 de Octubre de 2015.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


1 comentario:

  1. excelente publicacion lo felicito soy estudiante de eduacion integral acabo de culminar el 4to semestre y estoy completamente de acuerdo con que hace falta un cambio en la educacion poes la competencias crean conflictos y decepciones en cada uno de nosotros lo digo porque lo estoy viviendo en carne propia.... las competencias hacen que el ser humano olvide realmente lo enseñado en casa aveces pienso que el sistema educativo solo busca preparar monstruos para crear nuevas guerras. es un disfraz que el sistema educativo transforma para el bien comun al ciudadano.

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