Gatear, caminar, correr y saber cuándo detenernos.
Miguel A. Terán
Todo a su tiempo y en su lugar. Se dice que el
tiempo de Dios es perfecto. La naturaleza es sabia demostrando que todo lo que
ocurre es resultado de un proceso y, que este proceso, requiere cumplir ciertos
pasos en el tiempo, para avanzar de forma sólida hacia una próxima etapa.
No obstante, la cultura occidental enfocada en
correr y obtener el mayor “provecho” del tiempo, nos llena de miedos y
reproches hacia cualquier actividad que signifique, parezca o sea sinónimo de
perder tiempo, de acuerdo a una filosofía particular del significado de ese
tiempo. “Las recetas rápidas no funcionan. Todo cambio duradero requiere tiempo
y esfuerzo”, expresa Robin S. Sharma, el experto canadiense en liderazgo y
desarrollo personal.
De hecho el tiempo tomado para reflexionar y
meditar que es un tesoro en oriente, es poco o nada valorado en occidente. Cuando
haces del correr y la prisa un hábito, no importa cuánto planifiques tu tiempo
y actividades, siempre andarás de carrera, ya que más que la necesidad, esa
será tu actitud. Nos han enseñado que el tiempo está concebido para hacer, sin
detenernos. Esa misma actitud nos lleva a correr tras lo urgente y
olvidar lo realmente importante.
En un mundo dinámico,
cambiante y exigente como el de hoy, nos arriesgamos a llenarnos y saturarnos
de retos y metas, que nos hurtan espacios y tiempos de felicidad, la cual
posponemos para un mañana sin garantía de que llegue. Es aquí cuando se hace
necesario detenernos en el camino, para reconsiderar nuestra ruta.
“No importa qué tan grande
sean nuestros talentos o esfuerzos, algunas cosas simplemente llevan tiempo. No
podemos producir un bebé en un mes embarazando a nueve mujeres”, dice el
inversionista y millonario estadounidense Barren Buffet. “De nada sirve el correr; lo que conviene es partir a
tiempo”, expresaba el escritor y poeta francés Jean de La Fontaine.
De igual manera “Cuando
perdemos nuestra ruta, de nada vale incrementar la velocidad, porque de esa
manera estaremos alejándonos más de nuestro objetivo. “¿Para qué correr
cuando has errado de camino?”, reconocía el naturalista inglés John Ray.
En la vida es muy importante saber cuándo debemos caminar o cuándo correr, pero
sobre todo cuándo debemos detenernos. “Saber cuándo detenerse o continuar es la
clave del éxito” afirmaba Akio Morita, quien fue Co-fundador de la corporación
japonesa Sony.
“Todo poder humano se forma de
paciencia y de tiempo”, consideraba el pensador estadounidense Ralph Waldo
Emerson. De manera tal, que es necesario tener presente y respetar la secuencia
de las etapas de gatear, caminar y correr, para todo lo que hacemos en la vida,
así como saber el momento en el cual debemos detenernos, al actuar de esa
manera -con seguridad- serán escasas las ocasiones en que caeremos.
Como referencia a lo antes
escrito, parece útil conocer el desarrollo del árbol de bambú chino. Esta breve
explicación se conoce como:
El milagro del árbol de bambú
chino.
Después de plantar la semilla de este bambú, no se
ve nada durante cuatro años, excepto un lento desarrollo de un diminuto brote a
partir del bulbo.
Durante esos cuatro años, todo el crecimiento es
subterráneo, invisible a simple vista, pero una maciza y fibrosa estructura de
raíz que se extiende vertical y horizontalmente por la tierra está siendo
construida.
Entonces, el quinto año, el
bambú chino crece hasta alcanzar una altura de veinticinco metros. Todo ello
resultado de las raíces sólidamente construidas durante esos años, las cuales
tendrán la necesaria firmeza y fortaleza para soportar -sin ningún problema- al
árbol de bambú chino.
Julio 21, 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y
coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la
web
Referencias: Tomadas de
Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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