ALEGRARNOS DE LOS ÉXITOS PROPIOS TANTO COMO DE LOS
AJENOS ES CONDICIÓN INDISPENSABLE PARA SER FELICES.
Miguel A. Terán
Aquel quien no siente alegría o satisfacción por
los éxitos de otras personas, no necesariamente pretende permanecer en una
posición neutra al respecto; por el contrario, la mayor parte de las veces
ocurre que la envidia ha hecho acto de presencia, lo cual le impedirá sentir
alegría.
La llegada de la envidia decreta acabar con
nuestra paz, porque a partir de ese momento estaremos más preocupados e
infelices por lo logros ajenos que por alcanzar y disfrutar los propios. El
Poeta y dramaturgo alemán Goethe, sabiamente afirmó, que “La persona más feliz
del mundo es aquella que sabe reconocer los méritos de los demás y puede
alegrarse del bien ajeno como si fuera propio”.
Mientras consideremos que brillamos, solo y
únicamente, apagando u opacando a los otros, el disfrute de nuestros logros
será incompleto e insatisfactorio. Parafraseando al escritor francés Conde de
Rivarol, éste afirmaba una triste verdad, para aquellos que buscan
con la misma intensidad hacerse felices e impedir que los demás lo sean.
El éxito es algo tan particular e indefinible, que
juzgar a alguien con el calificativo de exitoso es complicado. Al respecto,
reconocía el poeta italiano del siglo XVIII, Pietro Metastasio, que “Si las
íntimas preocupaciones de cada cual se leyeran escritas sobre su frente
!Cuántos que causan envidia nos generarían lástima!”.
Erróneamente, nuestra cultura occidental, al
estimular el individualismo y la competencia, motiva a considerar los
logros únicamente en términos de un triunfo comparado con los logros del
otro. En realidad, nuestro mayor reto es superarnos a nosotros
mismos.
Desde hace más de dos milenios, grandes sabios,
filósofos y pensadores han ratificado que la felicidad consiste en hacer el
bien. En palabras, más contemporáneas, el militar y escritor británico
Robert Baden-Powell, consideraba que “La manera de conseguir la felicidad es
haciendo felices a los demás”.
Decía el escritor y pensador político francés
Barón de Montesquieu “Queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo,
porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad”.
“El bien de la humanidad debe consistir en que
cada uno disfrute al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la
felicidad de los demás”, expresaba Aldous Huxley el novelista, ensayista y
poeta inglés. Nuestra felicidad debe complementarse con la felicidad de los
demás, para que nuestro entorno sea feliz.
Por su parte, el poeta estadounidense Wallace
Stevens, reconocía que “En cuanto abandonamos la envidia empezamos a
prepararnos para entrar en el camino de la dicha”.
Aprendamos el mensaje positivo que nos dejan los
logros de los demás, comprendiendo sus esfuerzos, dedicación y sacrificios,
para que decidamos reconocerlos sin descalificarlos. Sin envidia, la alegría
por los éxitos o el triunfo de otros será parte de la felicidad
colectiva. Nunca debemos medir nuestro éxito basándonos en el fracaso de
los demás.
Junio 24, 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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