lunes, 28 de julio de 2014

REFLEXIÓN LUNES 28 DE JULIO 2014

“Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.”
Marco Tulio Cicerón. (106 AC- 43 AC).  Escritor, orador y político romano.

Audio / Vídeo en:  http://youtu.be/cQTu39t3Oyk

REFLEXIÓN: Hacer el bien pierde su pureza y efecto, cuando detrás del bien se oculta el interés. Muchos individuos llegan a “hacer el bien” como un hábito; pero son calculadores, siempre en busca de algo de ganancia o beneficio por su gesto.

Esos falsos benefactores o bienhechores llegar a convencer, incluso a ellos mismos, de que son personas bondadosas, hasta el punto de sentirse muy frustrados y dolidos –de verdad- cuando no perciben la reciprocidad de las personas que ellos han “ayudado”.  Hace aproximadamente dos mil años, nos decía el filósofo Séneca, que quien ayudaba y esperaba recompensa por su ayuda merecida ser engañado.


La realidad es que una persona que verdaderamente ayude no está buscando ningún beneficio, interés, mérito ni reconocimiento por lo que hizo, porque la satisfacción está en haber hecho lo mejor que pudo.  El historiador y Capellán del Rey de Inglaterra durante el siglo XVII,  Thomas Fuller,  expresaba que: “La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda”.

La astucia requiere de la ignorancia del otro para lograr lo que pretende; con otras palabras lo expresaba el novelista y poeta cubano Reinaldo Arenas, cuando dijo: “Y no te asombres de mi astucia sino de tu ignorancia que la hace resaltar”.

Es importante tener presente, que nunca debemos ayudar o retribuir a otra persona solo en consideración por lo  que hemos recibido de ésta,  porque estaríamos convirtiendo la ayuda en una “Economía o Intercambio de Favores”. Tampoco es válido considerar que por haber ayudado a alguien, éste estará en deuda eterna con nosotros.

La satisfacción, como se dijo líneas atrás,  está en haber hecho el bien y punto, no en esperar que se nos agradezca o retribuya. Más temprano que tarde la gente se dará cuenta, en aquellos casos y personas, en que no fue desinteresada la ayuda y se perderá todo el camino recorrido, el respeto, el agradecimiento  y la admiración. Por el contrario, ayudar sin interés de recibir nada a cambio nos llena de armonía y paz interior. Recordemos que las expectativas hacen mucho daño, por ello, ayudar sin expectativas de recibir nada a cambio es la mejor manera de ayudar, y la única que siempre será satisfactoria para quien ayuda.

El precio de ser astutos, es una mala inversión, porque no podemos engañarnos a nosotros mismos ni a los demás por mucho tiempo. Entonces, hagamos el bien sin mirar a quien y sin esperar retribución alguna, más que la alegría de haber hecho lo que dictaba nuestro corazón.

¡Feliz Día y Feliz Semana!
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO

Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.


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