jueves, 18 de febrero de 2016

Existen muchos tipos de pobreza. Miguel A. Terán



Afirmar que la gente es pobre por el hecho de vivir sin los recursos mínimos para cubrir sus necesidades básicas, también nos obligaría a reconocer que existen individuos quienes aun contando con todo tipo de recursos materiales, podríamos catalogarlos como pobres, por la forma en que piensan, deciden y actúan. Entonces, desde esta perspectiva, se abre la posibilidad de considerar y reconocer varios tipos de pobreza, que no dependen solo de la disponibilidad de recursos económicos que tenga la persona. 
  
Reiterando el concepto, la pobreza en el sentido más simple, conocido y utilizado, hace referencia a esa situación o condición socioeconómica de las personas que carecen de acceso a los recursos requeridos para satisfacer las necesidades básicas, que le permitan un adecuado nivel y calidad de vida. 

El extremo de la pobreza en lo socio-económico lo asociamos con la palabra miseria, que lleva a quienes han llegado a este extremo, a estar ocupados tratando de conseguir lo mínimo para sobrevivir, sin que puedan considerar la alternativa de verdaderamente vivir. En otras palabras, una persona que vive en la miseria no tiene la oportunidad de vivir, porque está muy ocupada apenas en sobrevivir. 

No podemos negar la existencia de personas que han logrado salir de la miseria; se habla y se ejemplifica con los casos conocidos, pero poca referencia hacemos a las enormes cantidades de seres humanos que no pueden lograrlo. “El problema de ser pobre es que te ocupa todo el tiempo”, decía el pintor neerlandés Willem de Kooning. 

Tampoco sería válido negar que algunos entonos y culturas contribuyen más que otras para que sus miembros logren salir de la pobreza, pero es un hecho que existen muchos otros lugares en los cuales la pobreza ha sido permanente por años, tanto que podríamos catalogarla como crónica y endémica, por múltiples razones, entre ellas, culturales, económicas, políticas, sociales, educativas y religiosas. 
Desde esa perspectiva amplia del concepto  es posible considerar que existe pobreza y miseria dentro de la riqueza, cuando más allá de las necesidades en lo material, hay necesidades insatisfechas en lo humano, psicológico y espiritual. El filósofo griego Platón, algunos siglos antes de la era cristiana, expresó que “La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos”. 

En el diccionario las palabras pobreza y miseria también definen a aquel individuo tacaño o avaro, que atado a sus apegos materiales tiene como objetivo acumular, permitiendo que su preocupación por el futuro le hurte el presente. “¿Qué es la avaricia?, se preguntaba  eclesiástico francés San Bernardo de Claraval, para responderse “Un continuo vivir en la pobreza por temor a ser pobre”. 

El brillante pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson, reconocía que “La pobreza consiste en sentirse pobre”, lo cual ratifica que hay pobres que no se consideran pobres y ricos que se sienten pobres. Entonces, parece que existe una actitud de pobre que acompaña permanentemente a muchas personas, más allá de no tener necesidades materiales.   

Ese otro individuo descrito por las palabras pobreza y miseria, que aparentemente no tiene necesidades materiales, las tiene en mayor nivel que el verdadero pobre o miserable que vive sin un techo ni alimento. La complejidad consiste en que la satisfacción de las necesidades de ese otro individuo,  para cubrir sus pobrezas, no las puede adquirir o comprar en una tienda. “El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro carece de todo”, afirmaba -muchos siglos atrás- el filósofo Séneca. 

Por su parte, Mahatma Gandhi, el abogado, pensador y político hindú, reconocía que “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”. Es un hecho que esa avaricia de algunos condena a muchos otros a la pobreza y miseria real. 

El Papa Francisco en uno de sus discursos enumera tres tipos de miseria: la material, la moral y la espiritual, reconociendo que la primera afecta a cuantos viven en condiciones indignas de la persona humana, pero que las otras miserias: moral y espiritual, llevan a los individuos a esclavizarse en vicios y pecados, al alejarse del contacto con un ser supremo. 

Considerar que solo resolver los problemas de bienestar físico y material de las personas es suficiente para lograr salir de la pobreza, no parece real porque podemos ser atrapados por otros tipos de pobreza. La clave es lograr adecuada armonía, balance y equilibrio entre nuestra vida material, moral y espiritual, para evitar ser de alguna manera pobres.

18 de Febrero de 2016.

Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.

Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.


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