Afirmar que la gente es pobre por el hecho de
vivir sin los recursos mínimos para cubrir sus necesidades básicas, también nos
obligaría a reconocer que existen individuos quienes aun contando con todo tipo
de recursos materiales, podríamos catalogarlos como pobres, por la forma en que
piensan, deciden y actúan. Entonces, desde esta perspectiva, se abre la
posibilidad de considerar y reconocer varios tipos de pobreza, que no dependen
solo de la disponibilidad de recursos económicos que tenga la persona.
Reiterando el concepto, la pobreza en el sentido
más simple, conocido y utilizado, hace referencia a esa situación o condición
socioeconómica de las personas que carecen de acceso a los recursos requeridos
para satisfacer las necesidades básicas, que le permitan un adecuado nivel y
calidad de vida.
El extremo de la pobreza en lo socio-económico lo
asociamos con la palabra miseria, que lleva a quienes han llegado a este
extremo, a estar ocupados tratando de conseguir lo mínimo para sobrevivir, sin
que puedan considerar la alternativa de verdaderamente vivir. En otras
palabras, una persona que vive en la miseria no tiene la oportunidad de vivir,
porque está muy ocupada apenas en sobrevivir.
No podemos negar la existencia de personas que han
logrado salir de la miseria; se habla y se ejemplifica con los casos conocidos,
pero poca referencia hacemos a las enormes cantidades de seres humanos que no
pueden lograrlo. “El problema de ser pobre es que te ocupa todo el tiempo”,
decía el pintor neerlandés Willem de Kooning.
Tampoco sería válido negar que algunos entonos y
culturas contribuyen más que otras para que sus miembros logren salir de la
pobreza, pero es un hecho que existen muchos otros lugares en los cuales la
pobreza ha sido permanente por años, tanto que podríamos catalogarla como
crónica y endémica, por múltiples razones, entre ellas, culturales, económicas,
políticas, sociales, educativas y religiosas.
Desde esa perspectiva amplia del concepto es
posible considerar que existe pobreza y miseria dentro de la riqueza, cuando
más allá de las necesidades en lo material, hay necesidades insatisfechas en lo
humano, psicológico y espiritual. El filósofo griego Platón, algunos siglos
antes de la era cristiana, expresó que “La pobreza no viene por la disminución
de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos”.
En el diccionario las palabras pobreza y miseria
también definen a aquel individuo tacaño o avaro, que atado a sus apegos
materiales tiene como objetivo acumular, permitiendo que su preocupación por el
futuro le hurte el presente. “¿Qué es la avaricia?, se preguntaba
eclesiástico francés San Bernardo de Claraval, para responderse “Un
continuo vivir en la pobreza por temor a ser pobre”.
El brillante pensador estadounidense Ralph Waldo
Emerson, reconocía que “La pobreza consiste en sentirse pobre”, lo cual
ratifica que hay pobres que no se consideran pobres y ricos que se sienten
pobres. Entonces, parece que existe una actitud de pobre que acompaña
permanentemente a muchas personas, más allá de no tener necesidades materiales.
Ese otro individuo descrito por las palabras
pobreza y miseria, que aparentemente no tiene necesidades materiales, las tiene
en mayor nivel que el verdadero pobre o miserable que vive sin un techo ni
alimento. La complejidad consiste en que la satisfacción de las necesidades de
ese otro individuo, para cubrir sus pobrezas, no las puede adquirir o
comprar en una tienda. “El pobre carece de muchas cosas, pero el avaro carece
de todo”, afirmaba -muchos siglos atrás- el filósofo Séneca.
Por su parte, Mahatma Gandhi, el abogado, pensador
y político hindú, reconocía que “En la tierra hay suficiente para satisfacer
las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de
algunos”. Es un hecho que esa avaricia de algunos condena a muchos otros a la
pobreza y miseria real.
El Papa Francisco en uno de sus discursos enumera
tres tipos de miseria: la material, la moral y la espiritual, reconociendo que
la primera afecta a cuantos viven en condiciones indignas de la persona humana,
pero que las otras miserias: moral y espiritual, llevan a los individuos a esclavizarse en vicios y pecados, al alejarse del contacto con un ser supremo.
Considerar que solo resolver los problemas de
bienestar físico y material de las personas es suficiente para lograr salir de
la pobreza, no parece real porque podemos ser atrapados por otros tipos de
pobreza. La clave es lograr adecuada armonía, balance y equilibrio entre
nuestra vida material, moral y espiritual, para evitar ser de alguna manera pobres.
18 de Febrero de 2016.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Hola Miguel, excelente reflexion, gracias!
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