Detengámonos a disfrutar y agradecer lo que tenemos, aunque sea solo por un momento al día, mientras dejamos de pensar en lo que nos falta.
Miguel A. Terán
El agradecimiento hace más efecto en quien lo expresa que en quien lo recibe. Cuando no sabemos agradecer nos perdemos ese inmenso placer. Tristemente, es una realidad –para innumerables personas- estar más preocupados buscando lo que consideran que les falta, que agradeciendo y disfrutando lo que ya son, hacen y tienen.
En nuestro camino se cruzan muchas fortunas que ni siquiera vemos, mucho menos las disfrutamos ni agradecemos, porque vamos dispersos y confundidos por la vida, simplemente buscando algo más o un poco más de algo. Refiere John C. Maxwell en uno de sus libros, que al empresario estadounidense John D. Rockefeller, quien llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo, en una oportunidad le preguntaron “¿Cuánto dinero necesitaría para quedar satisfecho?”, y su respuesta fue “Solo un poco más”, unas palabras que le condenaron a buscar y coleccionar dinero hasta el día de su muerte.
Cuando no colocamos límites a nuestros deseos, no sabremos en que momento o lugar los hemos alcanzado ni en qué momento detenernos a disfrutar. El mismo Maxwell complementaba su planteamiento refiriendo al Rey Salomón, Monarca del Reino de Israel, que según refiere el texto bíblico fue no solo el hombre más sabio sino también más rico, y él afirmaba “Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficientes”.
«El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene», expresaba Ralph Waldo Emerson, el escritor, filósofo y poeta estadounidense. En otras palabras, podemos alcanzar “el éxito” y ser infelices, ejemplos de ello todos conocemos.
Un autor anónimo, se preguntaba ¿Qué pasaría si hoy te despertaras solo con las cosas por las que estuviste agradecido el día de ayer? Con seguridad, si esto se cumpliera muchos amaneceríamos sin nada.
Nos perjudica también llenarnos de expectativas exageradas y nada realistas, que solo logran que todo lo que somos, hacemos y tenemos nos parezca poco. Si esperamos demasiado, lo que recibamos parecerá poco, de manera tal que cuando recibimos consideramos que no hay nada que agradecer. Las expectativas exageradas definitivamente acaban con el agradecimiento.
También deteriora nuestro agradecimiento la pésima costumbre de compararnos con otros, ya que tal cual expresa un párrafo del famoso poema Desiderata “Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú”.
Para concluir, cerramos está reflexión de hoy, con las palabras del escritor inglés Daniel Defoe quien afirmaba que “Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos”.
16 de Febrero de 2016.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
LLego a su blog de un modo tan rocambolesco...
ResponderEliminarLlenarnos de expectativas exageradas y nada realistas, entiendo que nos perjudica. Pero... a veces es complicado ver ese límite, y necesitamos ayuda para separar lo ilusorio o romántico de lo real y aceptable.
Me Gusta, muchas Gracias por compartir tan bonita reflexion.
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