“Si todo el mundo hiciera exactamente lo que le
viniera en gana, teniendo solo en mente su interés personal, el mundo se
convertiría en un lugar mucho más peligroso de lo que ya es”.
Lou Marinoff (n. 1951). Filósofo, escritor y
catedrático canadiense.
REFLEXIÓN: El también filósofo y Miembro del
Comité Nacional de Ética de Francia, André Comte-Sponeville ha expresado
similar inquietud en un par de sencillas, pero firmes y contundentes,
preguntas: “¿Quieres saber si tal o cual acción es buena o condenable?
Pregúntate: ¿Qué ocurriría sí todos se comportaran como tú?”. La realidad es
que nuestras acciones contribuyen a crear un mundo de paz o a uno de anarquía.
Ninguna comunidad o sociedad podrá sobrevivir en
el tiempo, si todos –o una buena parte- de sus integrantes, viven interesados
en satisfacer solo sus particulares intereses personales. Muchas leyes, de
alguna manera, tienen como objetivo –o al menos pretenden- establecer
normas, regulaciones y controles para que algunos de los miembros de la sociedad
no puedan exagerar en la satisfacción de sus deseos personales, mientras
ocasionan profundos daños al bienestar colectivo.
Al respecto el político, diplomático y ex
Presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, planteó: "Creo en el
individualismo, pero solo hasta cuando el individualista empieza a crecer a
expensas o a costa de la sociedad", dejando claro que existen límites al
sano crecimiento cuando el beneficio individual comienza a perjudicar el
beneficio colectivo.
El gobernante y genio militar francés Napoleón
Bonaparte, afirmaba que muchos individuos luchan más por sus intereses que por
sus derechos. Esta actitud desvirtúa la solución real de los problemas y deja
de lado la necesaria afirmación de derechos y deberes. En un caso extremo, pero quizá
más normal o común de lo que creemos, el escritor canadiense Douglas
Coupland concluye afirmando “Me he dado cuenta que la mayoría de la gente está demasiado preocupada con
su propia vida para dedicar a los demás el menor pensamiento”.
Planteaba el filósofo Séneca, hace dos
milenios, que “Merece salir engañado el que al hacer un beneficio, está
contando con la recompensa que recibirá”. Igualmente, decía Don Bosco que “Las
obras no son de caridad cuando se hacen por interés”. Y el jurista, político,
filósofo, escritor y orador romano, Marco Tulio Cicerón, consideraba que
“Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos”.
Existen muchos tipos de interés que van desde los
personales hasta los colectivos, desvirtuándose o distorsionándose en temas tan
sublimes como la amistad y el amor, al igualarlos –en un exceso de pragmatismo-
con intereses banales y materiales. Al tratar de maximizar el logro de nuestros
intereses, nos arriesgamos a hacer daño a otros y al entorno, daño que -más
temprano que tarde- terminará afectándonos a todos.
Cuando actuamos solo para nuestro propio interés,
construimos un mundo ficticio o racional para justificar o llenar de
razones nuestro individualismo. Al pretender garantizar a toda costa nuestro bienestar
personal, seguridad e interés por encima de las necesidades de los demás,
estaremos olvidando nuestra condición de seres humanos y sociales.
Parece un hecho, que sacrificar los intereses
individuales o personales, en el corto plazo, traerá beneficio para las partes
involucradas en el mediano y largo plazo. Recordemos que recogeremos lo
que sembramos. Nos aislamos del mundo convirtiéndonos en seres
insensible, solo preocupados por lo que consideramos, nos afecta directamente.
En muchas oportunidades la ceguera llega a tal grado que ni nos damos cuenta de
lo que podrá afectarnos un poco más adelante.
El escritor y moralista francés Nicolas Chamfort
consideraba que “La sociedad sería algo hermoso si nos interesáramos los unos
por los otros”. El hecho cierto, es que la paz continuará siendo un simple
sueño, un deseo frustrado, hasta tanto no comprendamos que somos parte de
un sistema que requiere equilibrar el todo para que las partes puedan disfrutar
de un verdadero equilibrio. Debemos considerar nuestros pensamientos,
decisiones y acciones, más allá del beneficio inmediato que nos producen,
como única forma de contribuir a través de ellos a construir un mundo mejor
para todos.
Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia.
Si te ha gustado esta reflexión, DALE ME GUSTA
(LIKE) en las redes y COMPÁRTELA. Un buen mensaje toma valor y fuerza en
la medida que se transmite a mayor número de personas. Si cada uno de nosotros
reflexiona y cambia para mejor, todo cambiará para mejor.
“Sueña, vive, reflexiona, aprende, ayuda y ora”.
bueno
ResponderEliminar