“Si tienes
alguna duda es necesario que la clarifiques. Suponer te hace inventar historias
increíbles que solo envenenan tu mente, tu corazón y tu alma”.
Autor Anónimo.
REFLEXIÓN:
Parte importante de los problemas de interacción entre los seres humanos, están
relacionados con dudas, acerca de algún tema en particular, no debidamente
clarificadas entre las partes. Es común oír solo lo que deseamos escuchar.
El filósofo chino Confucio planteaba que “No vemos las cosas como son. Vemos
las cosas como somos nosotros”. Casi parafraseando a Confucio, la escritora
francesa Anaïs Nin, afirmaba que “No vemos las cosas tal cual son, las vemos
tal cual somos”.
Se dice que no
escuchamos para comprender, sino para contestar; por ello, es común que
planifiquemos o preparemos nuestra respuesta, mientras la otra persona está
tratando de exponer su opinión o punto de vista, sobre algún tema en
particular. En otros casos, simplemente, no prestamos atención a lo que nos
dicen. En ambas situaciones se generan vacíos de información, que muy
probablemente se transformen en dudas, que distorsionan el proceso de
comunicación. Adicionalmente, esos espacios corren el riesgo de ser
llenados con interpretaciones, suposiciones, juicios o –simplemente-
incorporándole palabras que no eran parte del mensaje original.
Expresar,
manifestar o hacer saber la duda que tenemos no es ningún pecado, por el
contrario, hacer saber que tenemos dudas es una genuina expresión de
honestidad. Pedir aclaratoria sobre la base de nuestra duda es señal de madurez
y transparencia. Tanto es así, que el escritor argentino, Jorge Luis Borges,
consideraba que “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”.
El escritor y
poeta inglés William Shakespeare decía que “El mismo sol no ve hasta que el
cielo se aclara”. Suponer, inferir, suponer, concluir, opinar o juzgar no deben
hacerse realidad en caso de duda, porque pueden dar lugar a confusiones y
problemas. Si adicionalmente, el tema tiene matices personales, entrarán en
juego las emociones que desvirtuaran aún más la realidad.
La mejor forma
de clarificar es directamente con la persona involucrada en la duda. Intentar
clarificar a través de terceros, nuevamente nos deja en manos de la
subjetividad interpretativa, ahora de un tercero.
Para
clarificar la duda, la calidad de las preguntas es muy importante. No podemos
esperar una buena respuesta para una pregunta mal formulada. El Mariscal
francés Francis de Gastón consideraba más fácil juzgar el talento de una
persona por sus preguntas que por sus respuestas.
El reto es
juzgar menos y escuchar más, interpretar menos y clarificar más.
Miguel A. Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: Foto
ilustrativa extraída de la Web.
Nota del
autor del Blog: Invito a
todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a compartir, con familiares,
relacionados y contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en
este blog: miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades,
unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en
la vida de los demás.
Muy bueno!!!!!!
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