martes, 7 de octubre de 2014

Pensamiento y Reflexión del Día Miércoles 08 de Octubre de 2014

“Perdona a otros, no porque merecen perdón, sino porque tú mereces paz”.
Autor Anónimo

REFLEXIÓN: Es una realidad que perdonar no es fácil y la razón parece ser pretender lograrlo desde una perspectiva de víctima, aún con la herida abierta, propia de quien se siente  afectado por la traición, maltrato u ofensa de otro.

Mientras no lleguemos a perdonar,  continuaremos sufriendo lo ocurrido. En otras palabras, la principal víctima del no perdón somos nosotros. Perdonar  no debe significar ignorar una realidad o hecho,  tampoco es aceptar ni olvidar. Perdonar es principal y primordialmente liberarnos de sentimientos negativos. Posiblemente, no podemos hacer daño al culpable -y no es la idea- pero si podemos hacernos mucho bien a nosotros mismos perdonando.

No es sano intentar tomar venganza de quien nos ha traicionado, maltratado u ofendido, porque “Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él”, nos decía el célebre filósofo, político, abogado y escritor inglés, Sir Francis Bacon. El famoso dramaturgo inglés Oscar Wilde, en su particular y sarcástico lenguaje, recomendaba “Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más”.

Todos podemos equivocarnos, por tal razón, antes de juzgar al otro por su traición, maltrato u ofensa,  es primordial revisarnos o cuestionarnos a nosotros mismos para tratar de entender cuál fue nuestro rol y cómo influimos en lo ocurrido. Ello no quita ni exonera culpas, pero si puede permitirnos observar lo ocurrido desde otra perspectiva. Tengamos presente que en el proceso de aprender, desarrollarnos y crecer podemos ofender y llegar  a hacer daño a otros.

Cuando no hemos logrado sacar ese dolor, porque continuamos sin perdonar, este sentimiento  mantiene vivo en nuestra mente y  corazón al otro y a la ofensa. La falta de perdón nos roba la paz, secándonos por dentro. Por tal razón, el Sacerdote Evaristo Sada, afirma que “El perdón es la llave de la libertad y la paz interior”. El prelado argentino Monseñor José María Arancedo, refiere que el mismo “Padre Nuestro” pone en nuestros labios esta exigente invocación a Dios: "perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden".

Podemos llegar a perdonar a alguien, tal vez conscientes de nuestra contribución al problema, llegando a capitular o a pactar acuerdos;  pero si consideramos,  que es imposible recuperar la confianza perdida, no vale la pena continuar la relación en los términos o condiciones iniciales. 

Decía William Shakespeare que "El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe”.

Miguel A. Terán

Twitter: @MiguelATeranO

Nota: Foto ilustrativa extraída de la Web.


Nota del autor del Blog: Invito a todos mis amigos, seguidores y apreciados lectores a compartir, con familiares, relacionados y contactos, esta reflexión y los demás artículos publicados en este blog: miguelterancoach.blogspot.com. Tengamos presente que, en oportunidades, unas sencillas palabras pueden hacer y ser la diferencia en nuestra vida o en la vida de los demás.

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