domingo, 28 de julio de 2024

La intimidad Pública – Miguel A. Terán

 Artículo Publicado en Los Tiempos Newspaper, Miami, Florida USA Julio -Agosto 2024.

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La expresión “Intimidad Pública” definitivamente podríamos considerarla como un «Oximoron», una palabra con dos conceptos de significado opuesto o contradictorio en una misma expresión, que crean un tercer concepto. La palabra intimidad hace referencia a algo reservado de una persona, pareja, grupo, equipo o entorno, que no debería trascender a otras personas o entornos, manteniéndose definitivamente fuera del alcance público.

Existen amistades denominadas íntimas, por compartir secretos, que no deberían trascender de los límites de esa amistad. Sin embargo, en estos tiempos de virtualidad, redes sociales e internet, la intimidad en ese concepto de privacidad perdió sus límites de reservado y confidencial, dando paso a la “Intimidad pública”.

Ahora, uno de los principales hobbies o entretenimiento de las personas parece ser tratar de convertir en pública sus vidas íntimas. Declaraciones de amor, afecto, rupturas, nuevas relaciones, viajes, visitas a restaurantes y mucho más, podemos enterarnos de todo eso en las redes sociales.

En nuestras redes sociales generalmente tenemos a ese personaje que publica -a cada momento- desde el desayuno hasta la cena, pareciendo “disfrutar” de hacernos parte de su diaria actividad. Y ni decir de publicar todo lo que hizo el fin de semana, con múltiples fotografías. Parece que si no publican lo que hacen no sienten de verdad que lo hicieron. El disfrute para ellos luce indudablemente atado a la publicación de lo que hacen. Muchos temas que se comparten en las redes podríamos decir que pertenecen más al ámbito privado e íntimo, pero el posteo en las redes lo convierte en público.

Aunque -todos sabemos- que la realidad puede ser distinta a lo que vemos en las pantallas, porque otras historias nos cuentan la vida real. Muchas veces nos sorprende un divorcio de una pareja conocida, más por lo que demostraban en las redes sociales que por la realidad, como dice el dicho “La procesión va por dentro”, porque muchos malestares, rabias, dolores, frustraciones y más los ocultamos y evitamos hacerlos públicos.  Sin embargo, hay quienes de manera extrema publican vídeos expresando sus “tragedias personales”, con llanto y todo incluido, cuando en realidad deberían buscar una cita con un psicoterapeuta, ya que en las redes solo recibirá palabras que poco ayudan, y siempre habrá alguien que “disfruta patológicamente” esas tragedias.  


Las redes sociales tienen entre sus contradicciones que “Nos alejan de los cercanos y nos acercan a los lejanos”, aunque como seres humanos el verdadero acercamiento para sentir cercanía requiere de contacto y presencia física. Es un hecho que perdemos momentos y recuerdos importantes por estar pegados a nuestros celulares, revisando la vida de otros o reportando la nuestra.

Un momento es resultado de una presencia integral en un tiempo y un espacio o lugar, la referencia a la palabra “integral” es para ratificar que debe ser en cuerpo, mente, corazón y espíritu, aunque tristemente podemos estar físicamente presentes, pero ausentes en todo lo demás, perdiendo ese momento que tal vez no se repita.

Muchos especialistas en psicología han tratado de comprender y explicar este fenómeno, de adicción a las redes sociales, atribuyéndole a baja autoestima en quien publica constantemente, porque requiere la aprobación y aceptación de otros, ser valorado socialmente con un “Me gusta” o comentarios de sus amigos en las redes.

Estudios han demostrado una relación directa entre mayor cantidad de publicaciones y menor estabilidad emocional por parte de quien pública. Muchas publicaciones están relacionadas con la falta de contacto humano y social, carencia de estos tiempos para quienes no han aprendido a convivir de manera sana con los momentos de soledad. La publicación de alguna manera busca recolectar muestras de afecto, amor o aceptación, requeridos por quien hace la publicación.

Esa publicación constante y continua en muchos casos también está dirigida a presumir. Y vale la pena recordar un viejo y sabio refrán “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Hay personas que llevan una doble vida, la real y la virtual. En la real posiblemente estará “la procesión interna” que expresamos unos párrafos atrás.    

Es un hecho que detrás de la publicación en las redes también se tejen muchas envidias. En las redes todos parecen estar felices, por ello generalmente, no se publican ni velorios ni entierros, lo máximo algunas notas de duelo. Un día un amigo me comentó que iba a “Bloquear” a alguien en sus redes sociales, simplemente, porque no “podía aguantar tanta felicidad”.

Algunos saben más de la vida de otros que de la vida de ellos mismos, despilfarrando invaluable tiempo al seguirles en las redes, revisando con excesivo detalle cada espacio de las fotos que el otro comparte.

La sexualidad es una esfera de la intimidad que también ha perdido su esencia básica de intimidad, a pesar de que las relaciones en este aspecto se denominan “Relaciones Íntimas”. Muchas escenas de contenido sexual podemos verlas en ambientes públicos y en las redes sociales, aunque podríamos catalogarlas más como una simple y vulgar muestra de exhibicionismo. Además, es importante tener presente que las redes sociales dejan huella, que alguien podría utilizarlas para hacernos daño al quedar desprotegidos nuestros datos personales e intimidades.

Para concluir, lo expuesto en este artículo debe llevarnos a reflexionar, para tomar conciencia de la importancia de desarrollar un sabio criterio para utilizar las redes sociales, procurando conservar lo íntimo en una esfera que haga honor a la palabra intimidad. 

Miguel A. Terán

Este artículo fue escrito por el autor sin uso ni apoyo de Inteligencia Artificial (IA)

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