Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida / Marzo- Abril 2022
La verdad está más cerca de la utopía que de la realidad; ello, tal vez explica porque cada individuo, cada grupo y cada sociedad parecen tener su propia verdad. Sin embargo, también ocurre que algunos individuos atrapados en su ignorancia han tomado las “verdades” de otros como sus verdades, convirtiéndolas en propias, absolutas, no discutibles ni cuestionables, y defendibles con feroz fanatismo. En estos casos, terminamos siendo un simple eco de otros, sin voz propia porque que solo repetimos esas supuestas verdades que nos han vendido y que hemos comprado.
La verdad está relacionada con los niveles de ignorancia y conciencia de quien intenta percibirla; es por esa razón, que un mayor nivel de ignorancia y un menor nivel de conciencia nos lleva a ser superficiales en la búsqueda de la verdad o a aceptar la “verdad” que otro nos “vende” o -quizá- a crear nuestra propia versión de la verdad, para convencernos de que es real.
Al percibir hechos, eventos o circunstancias con nuestros
filtros mentales, podemos alterar la percepción de la realidad y, finalmente, no
sabremos si la interpretación que damos a lo percibido representa fielmente esa
realidad. Decía la escritora de origen francés Anaïs Nin “No vemos las cosas
como son, las vemos como nosotros somos”.
La realidad no la podemos cambiar, lo que podemos
modificar es nuestra interpretación sobre esa realidad y construir una nueva “verdad”,
que podría aún estar más lejos de la realidad. El escritor francés y Premio
Nobel de Literatura (1947), André Gide, recomendaba “Cree en aquellos que
buscan la verdad, duda de los que la han encontrado”.
Pero el tema es complejo, de hecho, el filósofo y
matemático francés René Descartes afirmaba “No hay nada repartido de modo más
equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener
suficiente”.
En todos los tiempos, definir la verdad ha sido una
tarea en extremo compleja para los seres humanos. Y quienes han tenido el poder
y los recursos han podido convencer a otros acerca de sus verdades. Pero, en todo caso, a la verdad no siempre es
fácil reconocerla, mucho menos comprenderla y aceptarla. También parece ser que
las verdades cambian, tal vez por ello, el escritor y pensador político francés
Barón de Montesquieu ratificaba que “La verdad en un tiempo es error en otro”. Parece
que debemos continuamente cuestionar las “verdades”.
En el mundo virtual está disponible todo lo que
queremos ver y escuchar, para dar soporte a cualquier punto de vista, por
obtuso y retrogrado que éste sea. Pero también está disponible lo que “alguien”
-con particulares u oscuros intereses- quiere llevarnos a pensar acerca de la
realidad.
Hay que entender y comprender que muchas verdades de
moda no son más que el resultado de un proceso de mercadeo y de particulares
intereses, no reconocerlo así sería una muestra de inocencia de nuestra parte,
por no decir de ignorancia. Hoy día no podemos creer ni en fotografías ni
vídeos porque con la tecnología todo se puede alterar y manipular.
Reconocer y aceptar las diferentes realidades y junto
a ellas las variadas perspectivas y puntos de vista distintos a los nuestros,
es parte de una habilidad que debemos desarrollar para convivir en sociedad.
Muchas verdades o posibles verdades exigen a nuestro pensamiento la necesaria
amplitud para escuchar y entender diferentes perspectivas y puntos de vista,
incluyendo aquellos que nos afectan o –simplemente – no son de nuestro agrado.
No obstante, lo que ocurre -con frecuencia- es que solo oímos lo que queremos
escuchar y observamos lo que queremos ver, desechando todo lo demás.
Intentar reconocer las razones o argumentos del otro
minimiza el conflicto y nos acerca a soluciones. Olvidamos el sabio dicho popular que afirma «La
salsa que es buena para el pavo también lo es para la pava», lo cual significa
que si alguien usa un argumento o un recurso que le da alguna ventaja, también
debe aceptar que otros lo usen.
El reto parece lograr ser independientes y
equilibrados para tratar de acercarnos a la verdad. Al respecto el escritor y
orador en materia filosófica y espiritual Jiddu Krishnamurti afirmaba que
“Desde el momento que se sigue a alguien se deja de seguir la verdad”. En
similar orden de ideas, el periodista, escritor e historiador polaco, Ryszard Kapuscinski, planteaba “Si entre las
muchas verdades eliges una sola y la persigues ciegamente, ella se convertirá
en falsedad, y tú en un fanático”.
Las palabras de la filósofa y escritora
rusa-estadounidense Ayn Rand nos invitan a considerar la realidad, ya que como
bien expresó: “Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las
consecuencias de ignorar la realidad”. Entonces, sesgar, distorsionar o negar
la realidad hará que no prestemos debida atención a inquietudes y pequeños
malestares, que van surgiendo en nuestro entorno debido a necesidades
insatisfechas, hasta que éstas crecen y se multiplican convirtiéndose en
verdaderos problemas.
Es irresponsable expresar una “verdad” no
adecuadamente verificada ni debidamente evaluada en diferente fuente. Sin
embargo, los medios de comunicación sueltan comentarios o puntos de vista dirigidos
a dar la primicia y captar la atención del público, sin verificar ni la fuente
ni la veracidad de lo expresado, convirtiéndose en cómplices de muchas
mentiras.
“¿Tu verdad? No, la Verdad, y ven conmigo a buscarla. La
tuya, guárdatela”, expresaba un poema del español Antonio Machado.
Miguel A. Terán
Psicología, Filosofía y Coaching
www.miguelterancoach.blogspot.com
Muy buena reflexión.
ResponderEliminarLa verdad verdadera la de cada uno de nosotros que quiere o le conviene creer. La verdad procesal la de abogados y jueces que las inventan para favorecer sus intereses sin ver a quien se llevan por delante o las consecuencias de las mismas . Con el perdón de jueces y abogados probos ?? Será que existen ?pregúntele a O J Simpson ………
ResponderEliminar