Artículo Publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida. Febrero 2022
El diccionario define la palabra «Suficiente» como «Bastante para lo que se necesita». El modismo o expresión en inglés “Enough is Enough” (Suficiente es Suficiente) expresa “Stop”, un parar o un detenerse, porque ya es suficiente, no se necesita ni se desea más.
Si bien es cierto que debemos esforzarnos en busca de lo mejor que puede ofrecernos la vida, también es cierto que requerimos definir –previamente- o hacer un alto en el camino, para precisar y razonar lo qué estamos buscando o para hacer a tiempo los necesarios ajustes en la ruta que estamos recorriendo.
Los límites
son vitales para bien vivir. Cuando no establecemos límites -en cualquier cosa,
relación o actividad- nos arriesgamos a continuar persiguiendo algo que nunca
alcanzaremos. La naturaleza es sabia en demostraciones de lo que ocurre cuando
no se respetan los límites; por ejemplo, un árbol que crece más de lo normal
será fácil víctima de cualquier ráfaga de viento”.
Y cualquiera
de nosotros, estará consciente que comer más de lo que gastamos en energía y
crecimiento, nos llevará a subir de peso. Unas copas de más, antes de conducir,
pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte. Y podríamos escribir una
larga lista de resultados o consecuencias de la violación del sano límite de lo
suficiente.
Parece
existir un límite, más allá del cual, ponemos en riesgo lo que hemos alcanzado
o logrado en busca de un final feliz, para -en ese más allá- quizá retroceder,
deteriorar o perder todo lo logrado. Debemos evitar que el camino se nos
convierta en el fin, ya que de esa manera nunca llegaremos, siempre estaremos
caminando hacia un lejano horizonte.
Debemos ser
cuidadosos para no llenarnos -en extremo- de optimismo, dedicándonos a
perseguir de manera irracional sueños u objetivos, que son realmente utopías.
No porque no vale la pena esforzarnos, ni luchar por lo que deseamos y
merecemos, sino porque se nos puede ir la vida caminando sin parar, mientras
perseguimos una utopía, sin ni siquiera tomar el tiempo para disfrutar el
camino.
Brillantes y
sabios individuos trataron este tema, entre ellos el poeta de la Antigua Roma
Horacio quien afirmaba que “Todo tiene sus límites”. Por su parte, el cofundador
de la empresa japonesa Sony Akio Morita, reconocía que “Saber cuándo detenerse
o continuar es la clave del éxito”. Igualmente, el actor, director y productor
de cine estadounidense Orson Welles, planteaba que "Tener o no un final
feliz depende de dónde decidas detener la historia".
Es un hecho
que mientras no sintamos saciedad y satisfacción en la búsqueda de nuestros
deseos, la paz y la felicidad serán utopías en nuestra vida. En muchos de mis
escritos he insistido en la importancia de definir y precisar nuestros sueños,
por variadas razones; entre ellas, conocer los recursos requeridos y
disponibles para poder alcanzarlos, planificar la ruta que debemos recorrer, determinar
los indicadores de la ruta para hacer ajustes a tiempo –cuando nos desviemos- y,
sabiamente, reconocer dónde detenernos, una vez alcanzado un límite razonable.
El dinero
representa uno de esos aspectos donde perdemos más los límites, donde parece
que nunca tenemos suficiente para afrontar las incertidumbres y miedos del
futuro. No obstante, muchos siglos atrás, ya el filósofo chino Confucio
consideraba que “algún dinero puede evitarnos preocupaciones; pero mucho
dinero, las atrae”. A quienes les atrapa la obsesión del dinero o de lo
material, estarán siempre más preocupados por lo que le falta o por cuidar lo
que tienen que por disfrutarlo. Comenzamos siendo dueños del dinero, hasta que
le damos tanto poder e importancia en nuestra vida, que se convierte en nuestro
amo. A partir de ese momento dejamos de vivir para nosotros y comenzamos a
vivir para él.
Hoy día, en
un mundo de presiones sociales por lograr más y más, establecer límites al
crecimiento y desarrollo sería fácilmente asociado con mediocridad o atraso,
pero el tiempo será quien dirá la última palabra en esa carrera sin límites
donde no parece existir el suficiente.
El tema de
las expectativas, que nos deja sin límites, requerimos dosificarlo
-adecuadamente- para vivir en paz y felices. Existen quienes creen en las
expectativas como una guía de vida, y éstas –sin duda- podrían convencernos de
que “el cielo es el límite”, pero haciéndonos perder contacto con la tierra,
con la realidad y con el aquí y ahora.
La ausencia
de límites en personas jóvenes podríamos relacionarla con la falta de
experiencia para conocer la importancia de los límites. Sin embargo, la falta
de límites en personas mayores, ya no tan jóvenes, no tendría la misma
explicación. La auténtica madurez y la sabiduría, que ella trae, debe ayudarnos
a salir a tiempo del mundo circular de «Hacer-Tener-Hacer”, para llevarnos a un
mundo de «Ser». Especialmente, cuando no quedan innumerables años para disfrutar
de “Ser” y, por tanto, no parece sensato pasar ese limitado tiempo girando en
ese mundo circular.
Las
crecientes estadísticas de drogadicción y suicidios reflejan, en muchos casos,
el resultado de escapes para esos individuos que tristemente perdieron algún o
algunos límites o a quienes la sociedad los presionó sin límite. Los padres
deben enseñar con palabras, pero sobre todo con ejemplos los límites a sus
hijos, porque de ello dependerán los sanos límites de los adultos del mañana.
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ResponderEliminarExcelente análisis; contenido importante para la formación de mejores personas en la vida de familia y sociedad, uno de nuestros Estadios y componentes formativos en la Escuela de Liderazgo y Valores, en Valera estado Trujillo Venezuela.
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