Idealizar es el principio del fin.
Miguel A. Terán
Aunque el diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española define la palabra idealizar como “Elevar las cosas sobre la
realidad sensible por medio de la inteligencia o la fantasía”, en la práctica
al idealizar estamos exagerando en positivo las características o virtudes de
algo o alguien, quitando valor a otras cosas o personas, inclusive a nosotros
mismos.
Otorgamos a ese algo o alguien una calificación
cercana a la “perfección”, elevando lo bueno y disminuyendo lo malo, un mezcla
o coctel muy dañina para el equilibrio. Pero la definición del
diccionario, parece no reconocer que la idealización se basa más en la
ignorancia y las emociones, que en la inteligencia y -quizá en algo o mucho a
la- fantasía. Es común que una persona que idealiza a otra, suela
sentirse inferior, y creer que está ante alguien inalcanzable o de otro nivel.
Idealizamos personas, parejas, hijos, amistades,
líderes, cosas, momentos, y mucho más, aceptando el espejismo que la mayoría de
éstos representan. La idealización, en muchos casos, se basa en recuerdos de
situaciones que fueron más la excepción que la regla, pero que las hemos
convertido en la regla. Podemos idealizar por inseguridad ligada a la
escasa autoestima o falta de conocimiento.
Podemos incluso llegar a mitificar teorías,
personas y sucesos, otorgándoles carácter divino o heroico. Muchas de las
cuales no son verdad, sino parte de la admiración y exagerada estima que se les
tiene.
También es un hecho que idealizar, en algunos
casos, coloca una exagerada expectativa en algo o alguien, que se transforma en
una ilimitada –y hasta irracional- exigencia y potencial frustración, cuando no
se cumplen la expectativa de tan elevado nivel. El amor es uno de los
sentimientos humanos que más idealización ha recibido a través de tiempos, pero
también de mayores decepciones y frustraciones.
Cuando idealizamos a ese alguien, éste comienza a
ser la que nos falta a nosotros, nuestro supuesto complemento, la razón de ser,
nuestra solución. Ante ese individuo nuestra percepción se llena de
filtros de percepción que nos impiden reconocer los hechos y la realidad, solo
aceptando lo que está acorde a nuestra idealización. Lo demás ni siquiera lo
vemos.
Idealizar, de alguna o de muchas maneras, es
auto-engañarnos, aceptando una ilusión que oculta lo que no queremos reconocer
como posible o imposible. Cuando idealizamos comenzamos a transitar en los
extremos, porque el idealismo no funciona en puntos medios. El escritor y
orador en materia filosófica y espiritual Jiddu Krishnamurti afirmaba que
“Desde el momento que se sigue a alguien se deja de seguir la verdad”.
Recientemente refirió el Papa Francisco que “las
ideologías piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo”. La idealización
infunde o persuade, a quienes la siguen, de su realidad, distorsionando
personas, cosas, sucesos o eventos, y creando en muchos casos máscaras,
palabras y discursos, en los que se ocultan falsos ideales.
El requisito para que la idealización germine en
las sociedades, es la ignorancia de los miembros de esa sociedad. Las
ideologías van consumiendo mentes y espíritu hasta un punto en que sus
seguidores pierden la capacidad de criticar, llenándose de paradigmas
alineados con esa particular ideología. El escritor y crítico británico
Graham Greene, cuya obra refiere las confusiones del individuo moderno en
asuntos de política y moral ambiguos, expresó “Intento comprender la verdad,
aunque esto comprometa mi ideología”.
Muchas ideologías comenzaron como alternativas u
opciones válidas en busca o explicación de la verdad o la solución de
problemas, pero llegan a extremarse hasta un punto en que se pierden las ideas
originales y con ellas la razón. Debemos evitar idealizar, reconociendo
la existencia y el valor del camino medio, para tomar decisiones y acciones
equilibradas que nos permitan llevar vidas armónicas y adecuadamente
balanceadas.
28 de Septiembre 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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