Es importante recordar cuándo, cómo, por qué y
para qué comenzamos algún sueño, objetivo o proyecto de vida.
Miguel A. Terán
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En ese transcurrir del tiempo, los fines
originales se han ido diluyendo o transformando y los medios ocupan su espacio
y tiempo. Ejemplos tales como desear, alcanzar o hacer fortuna con la idea de
ser felices; donde “hacer fortuna” era el medio para lograr el fin de “ser
felices”, por el camino se transforman o mutan desde la idea original,
alterando o desvirtuando el medio y convirtiéndolo en el fin,
entonces a partir de allí “hacer fortuna” es el fin que creemos nos hace
“felices”.
"El éxito consiste en obtener lo que se
desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”, expresaba el pensador
estadounidense Ralph Waldo Emerson. En similar orden de
ideas, muchos siglos antes, el poeta romano Quinto Horacio afirmaba “Es falso que se haya hecho fortuna, cuando
no se sabe disfrutarla”.
Por el camino inclusive vamos cambiando nosotros
mismos, nuestra forma de ser, sentir y actuar, la mayor parte de las veces sin
darnos cuenta, aunque quienes nos rodean si lo perciben y sienten o sufren sus
consecuencias. En ese transformarse muchas veces terminan siendo aquel tipo de
individuo que alguna vez criticaron. Es también cierto que otros cambian para
bien, para algo mejor.
Es importante conservar presente las razones
originales que nos llevaron hacia algo o alguien, para no disminuirlas en
valor, entendiendo que cosas y personas cambian, pero evitando que cualquier
“ventarrón o ventisca” nos haga salir de la ruta que habíamos soñado.
“Por el camino se enderezan las cargas”, decían los arrieros. El poeta
inglés Alfred Tennyson reconocía la importancia de aprender durante ese transitar
por la vida diciendo “Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi
camino”.
Igualmente, es válido tener presente a todos
aquellos individuos, quienes de una u otra forma nos ayudaron o brindaron su
apoyo en las diferentes etapas de nuestro recorrido, porque el éxito no debe
ser solo nuestro.
Esos planes y proyectos originales fueron
construidos con base en nuestros valores y, algunas veces, transformarlos
requirió perder parte de esos valores, quizá sin darnos cuenta.
Desde sus inicios, definir con precisión para qué
necesitamos o deseamos hacer algo es condición vital para ser consecuentes en
el futuro con ese sueño, objetivo o meta, inclusive para ser comprometidos
valorándola, manteniéndola y conservándola, una vez alcanzada.
Cuando tenemos presente esas razones y motivos originales, podemos
seguir transitando la ruta escogida.
Agosto 19, 2015.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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