“Pensar es
difícil, es por eso que la mayoría de la gente prefiere juzgar”.
Carl
G. Jung (1875
-1961). Psiquiatra y psicólogo suizo.
REFLEXIÓN: Con
esta opinión sobre la dificultad de pensar, Carl G. Jung se alineaba con lo expuesto años atrás por el filósofo estadounidense Ralph Waldo
Emerson, quien se
preguntaba: ¿Cuál era la tarea más difícil del mundo? Y concluía
respondiéndose, que esa tarea era pensar. Por su parte, el industrial
estadounidense Henry Ford, creador de la empresa automotriz que
lleva su nombre, también consideraba que pensar es el trabajo más difícil y que
esa es la razón por la cual tan pocas personas lo practiquen.
Ser
superficial en análisis, evaluaciones e interpretaciones requiere
poco pensar, pero permite rápido juzgar y mucho errar. Por el contrario,
ponerse en el puesto de la otra persona para comprender sus particulares
circunstancias y motivaciones, exige capacidad para pensar distintas
alternativas y opciones, resultado de otras perspectivas y variados puntos de
vista, quizá distintos al nuestro. En la medida que comprendemos mejor las
circunstancias, motivaciones y razones de eventos, decisiones y acciones, se
nos hace más difícil juzgar, en el término insano y castigador de la
palabra.
Además, el
hábito de pensar, reflexionando y razonando, ha sido desplazado por las
urgencias. Como todo - en estos tiempos - es urgente, rápido y ya, pensar
se ha convertido en algo que entorpece la velocidad de acciones y respuestas,
en un mundo donde se pretende que seamos conducidos por la emocionalidad, desde
amar hasta ir de compras. Para alguien que hace negocios, de manera tal vez
poco ética, para no juzgarle sin derecho al debido juicio, no hay “mejor
cliente” que ese individuo poco racional y muy emocional en sus decisiones. Por
el contrario, el cliente que busca alternativas y opciones,
dedicando el tiempo requerido para evaluar y comparar, incrementa la
probabilidad de tomar decisiones acertadas y sanas.
Por otra
parte, al rechazar pensar y convertirnos en adictos a juzgar, uno de los
hábitos más comunes es juzgar por las respuestas de la gente, y Mariscal
francés Francis de Gaston, prefería inclinarse por juzgar el talento de una persona por
sus preguntas, más que por sus respuestas.
Si
consideramos a esa dificultad para pensar, como una consecuencia de la pérdida
del hábito o de la flojera de pensar, otros posibles riesgos serán juzgar por
lo que vemos, por las primeras impresiones o utilizando viejos criterios para
considerar nuevas situaciones. El sabio no dice todo lo que piensa, pero
siempre piensa todo lo que dice, eran palabras del filósofo Aristóteles.
En conclusión,
se hace necesario tomar con la debida seriedad y responsabilidad el acto de
pensar antes de afirmar, concluir, juzgar, decidir, actuar e incluso antes de
hacernos eco de mensajes u opiniones, más aún en estos tiempos donde algo o
alguien puede ser fabricado o destruido, con la velocidad de la información.
El genial Leonardo Da
Vinci, uno de los
individuos más polifacéticos de todos los tiempos en aptitudes, habilidades y
conocimientos, decía “Quien poco piensa, se equivoca mucho”. Si no pensamos, no
cambiamos.
¡Feliz Día!
Miguel A.
Terán
Twitter:
@MiguelATeranO
Foto
ilustrativa extraída de la Web.
Nota: invitamos a nuestros lectores a que
visiten regularmente este blog, incluso los fines de semana, porque esos días
también colocamos algunos interesantes artículos y vídeos para
reflexionar.
Que buen pensamiento y reflexión, algunas amistades dicen que pienso mucho para tomar decisiones o acciones, entonces me siento bien, porque justamente me gusta evaluar escenarios, comparar, tantas variables a considerar, por supuesto el tiempo tambien es importante pero todo influye para tomar la mejor decisión. Gracias Miguel
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