Acostumbramos a definirnos y a ser definidos o categorizados por lo que tenemos
y, también, por lo que hacemos. Los verbos “Tener” y “Ser” son dos extremos que
se confunden en la interpretación y en el lenguaje común; y
a ellos se les une “Hacer”, para completar el trio.
Podemos
permanecer nuestra vida o parte de ésta, girando en el círculo de hacer – tener
-hacer, sin llegar a entender quiénes somos. El mismo E. Fromm confirmaba que
la avaricia y la paz se excluyen mutuamente. En la medida en que el objetivo de
nuestras vidas sea tener, cada vez nos alejaremos más del ser; teniendo mucho y
siendo poco.
Esta confusión
genera innumerables problemas, porque los objetivos de vida se
plantean en términos de pasar el tiempo haciendo, para tener lo que
acumulamos, esperando disfrutarlo algún día o, cuando menos, disminuir
la ansiedad y angustia que produce un incierto futuro. Pero recordemos que
“Donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón”. Lucas 12:34
Nuestra vida
cambia dependiendo como prioricemos estos tres elementos, hacer-tener –ser,
pero nuestra cultura valora lo que se puede ver y palpar; por ello, otorga
valor a tener y poseer.
Parece normal
que al tratar de explicar quién somos, siempre lo expresamos en base a lo que
tenemos o lo que hacemos. Pero no es lo mismo tener educación, que ser educado;
tener autoridad, que ser una autoridad; ni amar, que ser amado; ni tener
familia, que ser familia; ni que nos tengan miedo a que seamos respetados.
Podemos tener un título profesional, pero no ser nada profesionales; por
referir solo algunas de nuestras muchas confusiones.
Una triste
historia refiere a dos personas conversando, y una le dice a la otra: “Cuando
niño era feliz jugando con billetes de mentira. Ahora tengo billetes de verdad,
pero me hacen feliz de mentira”.
La expresión
popular «Cuanto tienes cuanto vales», parece decir que el día que no
tengas, simplemente no vales. El Premio Nobel de la Paz (1952), Albert
Schweitzer, refería que en la medida en que el poder de un hombre aumenta, este
hombre se convertirá cada vez más en un pobre hombre, porque será
más inhumano en la medida en que se convierte en “superhombre”.
Demos valor a
las cosas no por lo que valen sino por lo que significan, fueron palabras de Gabriel García Márquez. Tengamos
presente que el deseo de tener es infinito en sus límites; por ello, nos
arriesgamos a que tanto deseo de tener nos consuma la vida haciendo, mientras
se nos olvida ser; entre ello, ser felices.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Blog: www.miguelterancoach.blogspot.com
Web: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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