Pensamiento y
Reflexión del Día (Miércoles 21 de Mayo de 2014)
"Si domas
a un caballo con gritos, no esperes que te obedezca cuando le hables."
Dagobert D.
Runes (1902- 1982). Filósofo y autor estadounidense.
REFLEXIÓN:
Esta cita podría ser una verdad de aplicación universal, por tanto, tendrá
también efecto en cualquier relación humana en la cual estén involucrados
procesos de educación y/o formación. Una vez que este tipo de trato o, mejor
dicho, de maltrato se hace parte de lo habitual o cotidiano, tanto
maltratado como maltratador se acostumbran a una anormal relación. Pero
la verdad es que no se nos escucha más, ni tendremos más la razón, por el hecho
de subir la voz o gritar.
El maltrato es
un problema crítico, especialmente en la crianza de los niños y jóvenes,
quienes pueden ser agredidos física, verbal y psicológicamente durante su
crecimiento. Aquellos quienes se acostumbran o habitúan a los gritos como
parte de la relación con sus padres, docentes, cuidadores o entrenadores,
les costará atender, entender, cumplir o seguir instrucciones, sin recibir
gritos. Es un reto de quienes tenemos estas responsabilidades, evitar el uso de
prácticas que no contribuyan a la adecuada y efectiva formación y
desarrollo de la autoestima y potencial de niños, jóvenes, alumnos y
deportistas.
Es importante
tener presente que no podrá construirse una sana relación, ni siquiera con
animales basada en gritos ni maltratos. Las huellas de este tipo de relación,
lamentable y tristemente, podrían permanecer por siempre en las mentes,
corazones y espíritu de los agredidos. Algunas veces, serán éstos mismos
individuos quienes se transformarán o convertirán en los agresores del mañana. La
historia, podría continuar repitiéndose, de generación en generación.
Las palabras
son poderosas herramientas de construcción o destrucción de seres humanos y
relaciones. Los gritos lejos de conseguir respeto solo inspiran temor, y lejos
de disciplinar pueden causar daños profundos a la auto-estima, deteriorando o
destruyendo la confianza de los niños. Muchos gritos vienen acompañados de
expresiones negativas y generalizadas, la mayor parte de las veces, sin aclarar
cómo puede superarse o corregirse el problema, motivo u origen del reclamo.
La buena
comunicación, el respeto mutuo y la confianza son los pilares fundamentales de
las relaciones humanas, y son vitales para la sana crianza y formación de
niños y jóvenes. El Premio Nobel de la Paz en 1984, Desmond Tutu, recordaba una
expresión que le enseñó su padre: “No levantes la voz. Mejora tu argumento”.
Tengamos presente que cosecharemos lo que sembramos y cuidamos.
¡Feliz Día!
Miguel A. Terán
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