martes, 6 de mayo de 2014

REFLEXION MIERCOLES 07 DE MAYO DE 2014

"Para qué sirve la culpa si no borra nada de lo que ha pasado. El mejor arrepentimiento es sencillamente cambiar".
José Saramago (1922 -2010). Escritor, periodista y dramaturgo portugués. Premio Nobel de Literatura (1998).
REFLEXIONES: En el mismo orden de ideas, el dramaturgo austriaco Franz Grillparzer planteaba que el remedio para las culpas era reconocerlas. No obstante, el reconocimiento de la culpa debe convertirse en acción para resarcirla, reparándola o compensándola, y no solo para entregar palabras de disculpa vacías que el viento se llevará.
Reconocer la culpa nos exige expresar nuestra disculpa, acto y palabra que a muchos le es difícil ejecutar y expresar. Acompañando a una disculpa debe venir un compromiso serio de cambio, que nos obligue a dejar de decir  “yo deseo cambiar o no hacerlo más” y empezar a decir “voy a cambiar, no lo haré más y esta será la última vez”.  
El dramaturgo español Jacinto Benavente decía “Que tal cual ocurre con las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas”. Hay quienes aceptan cargar problemas que les pertenecen a otros y, siempre reciben disculpas por tal razón, pero siempre le siguen dejando, asignando o delegando los problemas.
La escritora y socióloga española Concepción Arenal dejó entre su legado la siguiente expresión: “Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie”. Nada más fácil que escapar o evadir una culpa distribuyéndola o evadiéndola entre la muchedumbre; y miren alrededor para darse cuenta que hay expertos en hacerlo, casi de manera artística.  En todo caso tengamos presente el proverbio árabe que dice “La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía”, porque no podemos pasar la vida victimizándonos con culpas de los otros.
La escritora y oradora estadounidense Louise Hay nos recuerda que el resentimiento, la crítica, la culpa y el miedo aparecen cuando culpamos a los demás y no asumimos la responsabilidad de nuestras propias experiencias. Los errores se convierten en problemas y se alejan sin dejarnos experiencias de aprendizaje y crecimiento, cuando no los asumimos y por el contrario tratamos de atribuirlos a otras personas o a las circunstancias.
El reconocimiento del error y la culpa, así como el propósito, compromiso y acto de cambiar son vitales para crecer y desarrollarnos en cualquier aspecto de nuestras vidas.
 ¡Feliz Día!

 Miguel A. Terán

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