"Para qué sirve la culpa si no borra nada de lo que
ha pasado. El mejor arrepentimiento es sencillamente cambiar".
José Saramago (1922 -2010). Escritor, periodista y
dramaturgo portugués. Premio Nobel de Literatura (1998).
REFLEXIONES: En el mismo orden de ideas, el dramaturgo
austriaco Franz Grillparzer planteaba que el remedio para las culpas era
reconocerlas. No obstante, el reconocimiento de la culpa debe convertirse en
acción para resarcirla, reparándola o compensándola, y no solo para entregar
palabras de disculpa vacías que el viento se llevará.
Reconocer la culpa nos exige expresar nuestra disculpa,
acto y palabra que a muchos le es difícil ejecutar y expresar. Acompañando a
una disculpa debe venir un compromiso serio de cambio, que nos obligue a dejar
de decir “yo deseo cambiar o no hacerlo más” y empezar a decir “voy
a cambiar, no lo haré más y esta será la última vez”.
El dramaturgo español Jacinto Benavente decía “Que tal
cual ocurre con las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas”.
Hay quienes aceptan cargar problemas que les pertenecen a otros y, siempre
reciben disculpas por tal razón, pero siempre le siguen dejando, asignando o
delegando los problemas.
La escritora y socióloga española Concepción Arenal dejó
entre su legado la siguiente expresión: “Cuando la culpa es de todos, la culpa
no es de nadie”. Nada más fácil que escapar o evadir una culpa distribuyéndola
o evadiéndola entre la muchedumbre; y miren alrededor para darse cuenta que hay
expertos en hacerlo, casi de manera artística. En todo caso tengamos
presente el proverbio árabe que dice “La primera vez que me engañes la culpa
será tuya; la segunda vez, la culpa será mía”, porque no podemos pasar la vida
victimizándonos con culpas de los otros.
La escritora y
oradora estadounidense Louise Hay nos recuerda que el resentimiento, la
crítica, la culpa y el miedo aparecen cuando culpamos a los demás y no asumimos
la responsabilidad de nuestras propias experiencias. Los errores se
convierten en problemas y se alejan sin dejarnos experiencias de aprendizaje y
crecimiento, cuando no los asumimos y por el contrario tratamos de atribuirlos
a otras personas o a las circunstancias.
El reconocimiento del error y la culpa, así como el
propósito, compromiso y acto de cambiar son vitales para crecer y
desarrollarnos en cualquier aspecto de nuestras vidas.
¡Feliz Día!
Miguel A. Terán
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