“Es más fácil
construir niños fuertes, que reparar hombres rotos”.
Frederick Douglass (1818 – 1895). Escritor, editor,
orador y reformador social estadounidense de origen esclavo. Fue conocido como
El Sabio de Anacostia.
REFLEXIÓN: Una buena parte de los padres y madres tiene
como preocupación dejar un mejor futuro a sus hijos, pero igual de
importante es dejar mejores hijos para el futuro, porque –al fin y al cabo-
ellos serán los constructores o destructores de ese futuro. Recordemos que no
solo estamos criando niños sino a los adultos del mañana.
En una de sus columnas, para un diario estadounidense,
Ruth Crowley (con su seudónimo de Ann Landers) nos dejó el siguiente
mensaje: “Tus hijos no tendrán éxito gracias a lo que hayas hecho por ellos,
sino gracias a lo que les hayas enseñado a hacer por sí mismos”. El científico
Louis Pasteur recomendaba que no debíamos evitar a nuestros hijos las
dificultades de la vida y, que por el contrario, les enseñáramos a
superarlas. Esta es la única forma de hacer adultos autónomos y capaces de
dirigir sus propias vidas.
Los niños fuertes se construyen con valores sanos y
firmes, y los progenitores o quien cumple su rol, deben ser el mejor ejemplo de
vivir en valores, porque son su más temprano modelo. Nuestro diario ejemplo
refleja y ratifica con más firmeza nuestros verdaderos valores, más allá de los
discursos que podamos dar.
Ser padres es
una gran responsabilidad que debemos cumplirla con amor y lógica, orientando y
estableciendo límites a nuestros hijos, garantizando educar no solo sus
cerebros, sino también sus corazones, para contribuir a hacer de ellos las
personas sanas, justas y equilibradas, que requerirá el mañana. Debemos
llenarles de valores, referencias y contenidos para que puedan vivir sus vidas
con sentido y criterio.
Un autor anónimo nos legó las siguientes palabras de
importante práctica para la adecuada crianza de nuestros hijos: “Los gritos no
educan porque ensordecen el corazón, bloquean el pensamiento, destruyen el
respeto y nos convierten en seres violentos”.
Los niños necesitan más
abrazos y menos expectativas. Llenarlos más de afectos y menos
de cosas, para que valoren sentimientos y emociones sin buscarle la etiqueta o
colocarle precio. Definitivamente los hijos serán nuestra huella y legado para
el futuro.
¡Feliz Día!
Miguel A. Terán
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