miércoles, 27 de septiembre de 2023

¿Qué tipo de líder necesitamos? Miguel A. Terán

 Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida. Sept -Oct. 2023

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Responder esta pregunta solo considerando a los líderes políticos sería miopía, porque una sociedad es construida por sus propios ciudadanos, guiados por los líderes de diversas organizaciones e instituciones, tanto públicas como privadas que conforman la sociedad, no solo líderes políticos ni de gobierno.


La pregunta parece compleja, pero necesitamos con urgencia responderla para tener adecuado criterio al momento de escoger los líderes que requerimos. Poco hacemos enfocados solo en los temas que nos afectan directamente, si las cosas están marchando mal en los diferentes entornos en los cuales convivimos o de los que hacemos parte.

Es un hecho que debemos vernos, sentirnos y ubicarnos como parte activa y corresponsables de un entorno mayor, no solo de nuestro hogar ni nuestro trabajo, sino de nuestra sociedad, comprendiendo que nuestras decisiones y acciones -para bien o para mal- tendrán -en algún momento- impacto en ese entorno amplio.

Consideremos, por ejemplo, que si somos parte de una sociedad en la cual los sanos valores están en decadencia, poco podremos hacer solo preocupados por mantener sanos valores en nuestra familia. Sin duda, que eso ayuda, pero no lo es todo. La razón es que más temprano que tarde esos deteriorados valores de la sociedad terminaran haciendo daño a todo el entorno y a nuestro grupo familiar.

Debemos entender que “Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja”, tal cual lo expresó hace siglos Marco Aurelio, llamado “El Sabio”, Emperador del Imperio Romano. En realidad, nada que no sea bueno para la colmena, será de verdad bueno para la abeja, no hay que engañarse, porque no debemos olvidar que la abeja vive en la colmena, y si la colmena se destruye o deteriora, la abeja también sufrirá las consecuencias o perecerá.  

Es un hecho que gran parte de las crisis personales, familiares, de pareja, económicas, laborales, políticas o sociales nacen como resultado de pensar y actuar solo en intereses o en el beneficio individual o grupal, pero al olvidar a los demás, pareja, hijos, familia, amigos, compañeros de trabajo o comunidad, más temprano que tarde pagaremos este error. 

Esperar que un líder político por si solo arregle un país, sociedad o comunidad, es algo utópico.  A las sociedades las constituyen diversos entes, que deben marchar bajo una misma visión que inspire, sea atractiva, sea buen ejemplo y dé beneficio para todos. Líderes y ciudadanos debemos comprender nuestro rol e impacto social.

Es cierto que muchos y variados intereses atentan contra una sociedad unida y equilibrada, entre ellos, podemos mencionar la polarización política y social, que crea conflictos haciendo que en las sociedades se pierdan los puntos moderados; y con ello, desaparece el necesario y vital sentido de unidad, mientras se cede el paso a posiciones cada vez más extremas.

Ubicados en esos extremos, cada uno de los mismos considera representar la ansiada y evasiva democracia. Sin llegar a comprender, que la democracia representa realmente un punto que se ubica entre los extremos de la derecha y la izquierda. Una auténtica democracia toma lo mejor de esos extremos.

Esos líderes que necesitamos deben definir adecuada y objetivamente la realidad, proyectando lo que ocurrirá si las cosas siguen marchando por la ruta actual. Necesitamos líderes que no utilicen la angustia y el miedo como estrategias para consolidar su liderazgo. Líderes que prediquen positivamente con su buen ejemplo. Líderes de empresa que comprendan no solo su rol económico sino su vital rol social.  

Líderes que deseen resolver los problemas desde sus raíces, que no dediquen los recursos y esfuerzos solo a atacar los síntomas o a “maquillar” los problemas, porque solo estarán resolviendo temporalmente los efectos, mientras que el problema se ramifica y complica. Líderes que reconozcan a tiempo inquietudes y malestares, para poder resolverlos, cuando aún no se han transformado en problemas. 

Líderes que comprendan que los tradicionales indicadores económicos (IPC /PIB) pueden demostrar que un país está “avanzando”, pero basado solo en aspectos puramente económicos, sin considerar aspectos humanos, sociales ni medioambientales. Indicadores más realistas y completos deben incorporar el nivel de educación, la esperanza de vida al nacer, tiempo libre de las personas, desigualdad de ingresos, contaminación, criminalidad, condiciones de vida (salud, vivienda, agua potable, electricidad). En otras palabras, indicadores que realmente miden el nivel de bienestar de las comunidades, ciudadanos y la sociedad en general.

Además, y no menos importante, cada uno de nosotros como miembros de una sociedad y de algunas instituciones tenemos como reto liderizarnos a nosotros mismos, no solo en nuestro único beneficio sino en beneficio del contexto al cual pertenecemos.

Necesitamos líderes gestores de la paz. Líderes que busquen lo mejor para la respectiva actividad que liderizan y para sus integrantes o miembros. Líderes que logren, junto con sus seguidores, las metas de la actividad que dirigen en bienestar de las gentes que lideran. Líderes que prioricen adecuadamente donde deben colocarse los recursos y esfuerzos, para bienestar de todos.

Un sano liderazgo no debe enfocarse en lo que debemos evitar, sino en crear lo que necesitamos. Es más razonable, por ejemplo, enfocarnos en conservar nuestra salud que en como curarnos. Es más razonable considerar las maneras de conservar nuestra democracia que desperdiciar esfuerzos en la lucha contra sistemas totalitarios. 

En resumen, escojamos un liderazgo o seamos líderes -en nuestra respectiva actividad- que enfocados en un sano balance y equilibrio ayudemos a construir organizaciones, empresas, instituciones y sociedades más armónicas y felices.

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