Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida. Sept -Oct. 2023
www.miguelterancoach.blogspot.com
Responder
esta pregunta solo considerando a los líderes políticos sería miopía, porque
una sociedad es construida por sus propios ciudadanos, guiados por los líderes
de diversas organizaciones e instituciones, tanto públicas como privadas que
conforman la sociedad, no solo líderes políticos ni de gobierno.
La pregunta parece compleja, pero necesitamos con urgencia responderla para tener adecuado criterio al momento de escoger los líderes que requerimos. Poco hacemos enfocados solo en los temas que nos afectan directamente, si las cosas están marchando mal en los diferentes entornos en los cuales convivimos o de los que hacemos parte.
Es un hecho
que debemos vernos, sentirnos y ubicarnos como parte activa y corresponsables
de un entorno mayor, no solo de nuestro hogar ni nuestro trabajo, sino de
nuestra sociedad, comprendiendo que nuestras decisiones y acciones -para bien o
para mal- tendrán -en algún momento- impacto en ese entorno amplio.
Consideremos,
por ejemplo, que si somos parte de una sociedad en la cual los sanos valores
están en decadencia, poco podremos hacer solo preocupados por mantener sanos
valores en nuestra familia. Sin duda, que eso ayuda, pero no lo es todo. La
razón es que más temprano que tarde esos deteriorados valores de la sociedad
terminaran haciendo daño a todo el entorno y a nuestro grupo familiar.
Debemos
entender que “Lo que no es útil para la colmena, no es útil para la abeja”, tal
cual lo expresó hace siglos Marco Aurelio, llamado “El Sabio”, Emperador del
Imperio Romano. En realidad, nada que no sea bueno para la colmena, será de
verdad bueno para la abeja, no hay que engañarse, porque no debemos olvidar que
la abeja vive en la colmena, y si la colmena se destruye o deteriora, la abeja
también sufrirá las consecuencias o perecerá.
Es un hecho
que gran parte de las crisis personales, familiares, de pareja, económicas, laborales,
políticas o sociales nacen como resultado de pensar y actuar solo en intereses
o en el beneficio individual o grupal, pero al olvidar a los demás, pareja,
hijos, familia, amigos, compañeros de trabajo o comunidad, más temprano que
tarde pagaremos este error.
Esperar que
un líder político por si solo arregle un país, sociedad o comunidad, es algo
utópico. A las sociedades las
constituyen diversos entes, que deben marchar bajo una misma visión que inspire,
sea atractiva, sea buen ejemplo y dé beneficio para todos. Líderes y ciudadanos
debemos comprender nuestro rol e impacto social.
Es cierto que
muchos y variados intereses atentan contra una sociedad unida y equilibrada,
entre ellos, podemos mencionar la polarización política y social, que crea
conflictos haciendo que en las sociedades se pierdan los puntos moderados; y
con ello, desaparece el necesario y vital sentido de unidad, mientras se cede
el paso a posiciones cada vez más extremas.
Ubicados en
esos extremos, cada uno de los mismos considera representar la ansiada y
evasiva democracia. Sin llegar a comprender, que la democracia representa
realmente un punto que se ubica entre los extremos de la derecha y la izquierda.
Una auténtica democracia toma lo mejor de esos extremos.
Esos líderes
que necesitamos deben definir adecuada y objetivamente la realidad, proyectando
lo que ocurrirá si las cosas siguen marchando por la ruta actual. Necesitamos
líderes que no utilicen la angustia y el miedo como estrategias para consolidar
su liderazgo. Líderes que prediquen positivamente con su buen ejemplo. Líderes
de empresa que comprendan no solo su rol económico sino su vital rol social.
Líderes que
deseen resolver los problemas desde sus raíces, que no dediquen los recursos y
esfuerzos solo a atacar los síntomas o a “maquillar” los problemas, porque solo
estarán resolviendo temporalmente los efectos, mientras que el problema se
ramifica y complica. Líderes que reconozcan a tiempo inquietudes y malestares,
para poder resolverlos, cuando aún no se han transformado en problemas.
Líderes que
comprendan que los tradicionales indicadores económicos (IPC /PIB) pueden
demostrar que un país está “avanzando”, pero basado solo en aspectos puramente
económicos, sin considerar aspectos humanos, sociales ni medioambientales.
Indicadores más realistas y completos deben incorporar el nivel de educación,
la esperanza de vida al nacer, tiempo libre de las personas, desigualdad de
ingresos, contaminación, criminalidad, condiciones de vida (salud, vivienda,
agua potable, electricidad). En otras palabras, indicadores que realmente miden
el nivel de bienestar de las comunidades, ciudadanos y la sociedad en general.
Además, y no
menos importante, cada uno de nosotros como miembros de una sociedad y de
algunas instituciones tenemos como reto liderizarnos a nosotros mismos, no solo
en nuestro único beneficio sino en beneficio del contexto al cual pertenecemos.
Necesitamos
líderes gestores de la paz. Líderes que busquen lo mejor para la respectiva
actividad que liderizan y para sus integrantes o miembros. Líderes que logren, junto
con sus seguidores, las metas de la actividad que dirigen en bienestar de las
gentes que lideran. Líderes que prioricen adecuadamente donde deben colocarse
los recursos y esfuerzos, para bienestar de todos.
Un sano liderazgo
no debe enfocarse en lo que debemos evitar, sino en crear lo que necesitamos.
Es más razonable, por ejemplo, enfocarnos en conservar nuestra salud que en
como curarnos. Es más razonable considerar las maneras de conservar nuestra
democracia que desperdiciar esfuerzos en la lucha contra sistemas
totalitarios.
En resumen, escojamos
un liderazgo o seamos líderes -en nuestra respectiva actividad- que enfocados
en un sano balance y equilibrio ayudemos a construir organizaciones, empresas,
instituciones y sociedades más armónicas y felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario