Artículo publicado en Los Tiempos Newspaper Miami, FL. Septiembre 2023.
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Las
generaciones que nos precedieron construyeron el entorno con el cual nos
encontramos al momento de nacer, a partir de allí cada uno de nosotros ha
venido participando activa o pasivamente en la construcción del entorno actual,
en el cual vivimos e impactando el entorno futuro. Aunque es importante aclarar
que nada de lo que hacemos es neutro, y que todo tiene su polaridad positiva o
negativa; por tanto, con nuestras decisiones y acciones podemos estar
“construyendo” algo bueno o algo malo.
Es un hecho que algunas cosas que heredamos las hemos logrado cambiar, otras las hemos fortalecido o consolidado y otras de mayor complejidad las hemos –apenas- sobrevivido, para bien o para mal. En conclusión, por error u omisión, tanto nuestros antepasados como nosotros mismos hemos sido arquitectos del entorno en el cual vivimos.
Entre todo lo bueno que recibimos de las generaciones anteriores, lo mejor que pudieron habernos dejado fueron valores y educación. Nuestros hijos no llegan al mundo con un manual de operaciones, como los artefactos electrodomésticos. No hay fórmulas mágicas para la crianza, pero si existen ciertos conceptos básicos que debemos respetar para hacer de la crianza un proceso exitoso en bienestar de ellos y de su entorno.
Podemos no
solo preocuparnos, sino también ocuparnos, dejándoles protegidos para que
enfrenten su futuro, según nuestro criterio de protección y nuestra visión de
futuro. Nuestra función de padres consistirá en servirles de filtro protector,
mientras que ellos aprenden a crear sus propios mecanismos de filtración, para
que puedan escoger con sabiduría y adecuado criterio la mejor ruta para
transitar sus vidas.
Una crianza con efectivo balance entre amor y lógica es vital, para enseñarles – especialmente con nuestro ejemplo- los límites en los diferentes aspectos de la vida. Nosotros como padres debemos cuidar ese sano equilibro, evitando preocuparnos solo por brindar a nuestros hijos el mejor nivel de vida, mientras descuidamos la calidad de sus vidas. Es necesario ser cuidadosos y equilibrados para no dedicar nuestra vida solo a proveerles un futuro económico estable, mientras nos perdemos momentos y oportunidades de enseñanzas, por estar ausentes en el presente.
Es
innegable, que nuestros hijos reciben profunda influencia en sus escuelas y en
la sociedad en general. Influencia que viene a reforzar o contradecir a la que
reciben en nuestros hogares. Nuestra genética influenciará sus
vidas, pero además se conjugarán innumerables factores sociales y culturales
que les marcarán desde su niñez y florecerán en su adultez.
Es tarea básica enseñarles a vivir y disfrutar del presente, sin dejarse castigar por los errores del pasado ni atrapar por las incertidumbres y miedos del futuro, evitando vivir deprimidos o cargados de angustias. Es un reto lograr que nuestros hijos comprendan la importancia de reconocer los límites, para evitar que los consuma la avaricia y equivocadamente traten de llevar sus sueños y metas hasta extremos que les hagan perder la armonía, balance y equilibrio necesarios para conservar la paz y ser felices.
Un problema
común en la crianza de los hijos de hoy es el exagerado interés de los padres en
protegerlos, llegando al extremo de asumir muchas responsabilidades que les
pertenecen a ellos, impidiéndoles vivir importantes y necesarias experiencias
para su equilibrado desarrollo y madurez.
El famoso
hombre de ciencia francés Dr. Louis Pasteur, planteaba que no debemos evitar a
nuestros hijos las dificultades de la vida, sino enseñarles más bien a
superarlas. En la vida real, muchas veces, en ese desmedido afán por
protegerlos y que no sufran lo que nosotros hemos “sufrido”, les truncamos
experiencias necesarias para sus vidas adultas.
Ellos deben comprender
que son parte de una sociedad y que sus decisiones, palabras y acciones no solo
los afectarán a ellos sino también pueden afectar, para bien o para mal, a esa
sociedad. Parece válido dejarles como parte de su filosofía de vida el mensaje
del filósofo y Miembro del Comité Nacional de Ética de Francia, André
Comte-Sponeville, quien dijo: “¿Quieres saber si tal o cual acción es buena o
condenable? Pregúntate: ¿Qué ocurriría sí todos se comportarán como tú?”.
Porque la realidad es que cada uno de nosotros contribuye a crear un mundo de
paz o a uno de anarquía.
Es mucho lo
que requerimos enseñarles y ese es nuestro reto como padres, superarnos cada
vez más como seres humanos para poder transmitir a nuestros hijos mensajes y
ejemplos de humanidad que ellos se encargarán de prolongarlos en el tiempo.
El reto es criar niños autónomos,
responsables y felices, porque es importante tener presente que no solo estamos
criando niños, sino creando a los adultos del mañana. La
herencia que debemos dejar a nuestros hijos es el diario ejemplo de sanos
valores y principios de vida, para que ellos puedan vivir de manera responsable
y feliz sus propios sueños, no los nuestros.
En Valera fuimos criados con “chancleta y correa” y el 99% salimos bien. Hoy se habla de “elles”, ….. los padres de hoy son los culpables.
ResponderEliminarTodo a cambiado , los padres no crían a sus hijos Son sus abuel@s quien los cría y sobre protejen les quita responsabilidades ahora todo hay que hacerles y no se les puede tocar ni llamar la atención, los valores y costumbres se han olvidado, hoy en día los padres no le dedican el tiempo ni la atención que necesita un niño....
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