miércoles, 27 de julio de 2022

Deseamos que nos digan solo lo que queremos escuchar. Miguel A. Terán

Artículo Publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida - Julio 2022

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Uno de los grandes placeres humanos parece ser escuchar solo lo que nos interesa. Y es ese mismo placer, convertido en hábito es una de las más dañinas prácticas que podemos tener los seres humanos. «No todas las verdades son para todos los oídos», afirmaba el filósofo y escritor italiano Umberto Eco.

Aplicamos filtros a nuestras percepciones auditivas y visuales y solo pasa a través de éstos lo que queremos que pase. La escritora estadounidense Anaïs Nin afirmaba que “No vemos jamás las cosas tal


cual son, las vemos tal cual somos”. He aquí la diferencia entre realidad e interpretación. 

Las experiencias propias, ajenas y referidas, creencias, valores, expectativas, intereses y suposiciones, representan filtros perceptivos que limitan, restringen o distorsionan el paso de lo que no está acorde con los paradigmas del individuo. Este equivocado hábito aislará a ese individuo de la realidad y le confirmará solo su particular versión de esa realidad.

Estamos convencidos que nuestras opiniones tiene sólido y válido sustento; por ello, buscamos escuchar todo aquello que valide esas opiniones sin aceptar nada que las ponga en duda.

Para reforzar o reafirmar esta práctica es común que las personas escuchen los programas de radio, vean los programas de televisión, escuchan o lean en internet, periódicos, libros y revistas solo lo que está acorde con su forma de pensar o de ver el mundo. Sin embargo, al hacerlo de esta manera pierden la posibilidad de nutrirse con otros puntos de vista que podrían enriquecer su percepción del mundo.

Muchas verdades o posibles verdades exigen a nuestro pensamiento la necesaria amplitud para escuchar, leer, ver y entender diferentes perspectivas y puntos de vista, incluyendo aquellos que nos afectan o –simplemente – nos desagradan, cerrando la puerta a muchas realidades, a nuevas perspectivas y puntos de vista, al cambio y la transformación.

También es realidad que existen verdaderos especialistas en decir lo que los demás quieren escuchar, esos expertos en emitir “Cantos de Sirena”, expresión tomada de una historia mitológica, que se utiliza para señalar discursos o argumentaciones elaborados con palabras agradables y –por demás- convincentes, pero que esconden alguna seducción, mentira, trampa o engaño.

Muchos individuos, a quienes les gusta que les digan solo lo que desean escuchar son fácilmente seducidos y víctimas de esos cantos de sirena. Un autor anónimo recomienda: “No te confíes de los halagos, porque también al caballo lo acarician para poder montarlo”. 

Leamos, escuchemos y analicemos, aprovechando las diferentes fuentes de información disponibles, considerando opiniones a favor o en contra, antes de asumir puntos de vista, tomar decisiones y acciones, para evitar convertirnos en presa fácil de depredadores o “Tontos Útiles” a muchas ilógicas causas.

Es fácil perder amistades y relaciones de todo tipo cuando expresamos lo que podrían ser algunas “verdades”, tal vez conocidas por muchos, pero calladas por todos. Escuchar o considerar otro punto de vista o perspectiva, para muchos es un gesto de infidelidad a sus estrechos paradigmas. “No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”, afirmaba el filósofo y matemático francés René Descartes.

Terminamos convenciéndonos de nuestras verdades, hasta volvemos radicales e intransigentes, acerca de algunos puntos de vista, pudiendo llegar al fanatismo. Algunas personas o grupos toman actitudes dogmáticas y radicales, negando cualquier idea distinta a las suyas.

“La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha”, decía el pensador político francés Barón de Montesquieu. Entonces, seamos cuidadosos para no solo brindar atención a lo que queremos escuchar, sino ser lo suficientemente tolerantes para considerar y aceptar otras verdades, sin llegar a ofendernos ni frustrarnos, porque ello nos beneficiará al ampliar nuestras perspectivas.

Cuantas cosas importantes para nuestra vida nos dirían personas que nos quieren, pero se abstienen de hacerlo para evitar conflictos, conscientes de que escucharemos con agrado solo lo que queremos que nos digan. Muchas verdades no son bonitas, pero son verdades y es importante conocerlas, para poder hacer algo al respecto.

Podemos y debemos tener voz propia para evitar convertirnos en un simple eco de lo que otros piensan o dicen. Tengamos presente que cuando nos acostumbramos a caminar en multitudes perdemos la individualidad y pasamos a ser uno más del rebaño. Dicen que en el cuento de “Caperucita Roja” el lobo siempre será el malo, mientras Caperucita sea la autora y escritora de esa cuento.

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