martes, 18 de febrero de 2020

La solidaridad es necesaria, buena y válida solo en su justa medida y balance - Miguel A. Terán

Artículo Publicado en Los Tiempos Newspaper - Miami, Florida. 

La palabra solidaridad hace referencia a esa actitud, sentimiento y conducta enfocada a brindar apoyo a causas, situaciones o acciones de otros con quienes tenemos relación, metas o intereses comunes. Esa ayuda o apoyo para la auténtica solidaridad debe ser desinteresada o desprendida, sin espera de ningún beneficio a cambio, ya que de lo contrario sería una transacción de negocios, comercial o intercambio de favores. Tampoco debe ser una obligación u orden, porque la auténtica solidaridad requiere que sea voluntaria.

Pero como todo en sus extremos, la solidaridad sin límites también es dañina. La solidaridad se distorsiona o sesga cuando la defensa o apoyo que brindamos hacia una persona, decisión, acción o causa se hace basada más en emociones, compromisos e intereses que en conciencia y razones, convirtiendo la solidad en un proceso literalmente automático. 

La expresión “Solidaridad Automática” me quedó grabada muchos años atrás en un negocio familiar, cuando un excelente empleado renunció al trabajo porque habíamos despedido a su hermana, quien también trabajaba en ese negocio, y a quien despedimos -después de brindarle varias oportunidades- debido a su deficiente calidad de trabajo, incumplimiento en sus labores, irresponsabilidad y muchos otros calificativos que describen un mal empleado. 

A ese empleado deficiente, a quien despedíamos, lo había recomendado -poco tiempo atrás- su hermano, el excelente empleado, y habíamos aceptado su recomendación tomando como referencia la buena experiencia con él. Sin embargo, los resultados no fueron para nada similares. No obstante, recibimos con sorpresa la renuncia del excelente empleado, quien argumentó como única razón de su retiro la “solidaridad familiar”. 

En casos como éste, al solidarizarnos de manera desmedida e irracional, basados en creencias, paradigmas y compromisos, pero no necesariamente en conscientes y equilibrados argumentos y razones, estaríamos llevando la solidaridad a un punto en el cual se pierde la capacidad de crítica y la sana razón.

La solidaridad erróneamente llevada a extremos de apoyo nos colocaría en los bordes del fanatismo, caso muy común en religiones y política. Y por supuesto, que también existe en particulares grupos familiares, como pudimos observar en el ejemplo de líneas atrás. 

En política ocurre que defendemos y apoyamos a ultranza a un candidato o a un partido político por el simple hecho de ser miembros de ese partido. Perdemos la capacidad para cuestionar actitudes, decisiones conductas y acciones del candidato o del partido, respaldando nuestro apoyo o soporte incondicional con variados e ilógicos argumentos. En estos casos, la solidaridad con el partido o el candidato está por encima de las características y capacidades del candidato y, por supuesto, del bienestar de la sociedad o comunidad.

Los políticos son propensos a realizar actos de demostración de solidaridad automática en público a líderes del partido o a su partido, aunque cuestionen en privado. No obstante, pesa más el miedo a perder unas elecciones, las posiciones políticas alcanzadas o los intereses personales o grupales que el bienestar del país o la comunidad, de manera tal que castran y justifican su descontento o diferencias.

No obstante, la falsa solidaridad es efímera o de corta duración, cambiando por diversas razones. En muchos casos, los intereses cambian y con ellos cambia o desaparece la solidaridad. Recordemos la expresión “Cuando hay santos nuevos, los viejos no hacen milagros.  En otros casos, debemos reconocer que “Es fácil olvidar el infierno cuando llegamos al paraíso”. O como lo expresa una reconocida canción: “Tan pronto nos sale el clavo, se olvida todo el sufrimiento”. Todas estas expresiones tienen relación con la solidaridad mal entendida, porque ésta no debe ser un intercambio -como expresamos líneas atrás- que cuando las cosas mejoran se pierde o diluye, olvidando a aquellos que nos apoyaron o estuvieron cerca de nosotros en momento difíciles. 

Es válido también mencionar nuestra falta de solidaridad con algunos, a quienes consideramos fuertes y recursivos y nuestro exceso de solidaridad con otros, especialmente, en estos últimos aquellos que tiene capacidad de generarnos lástima o manipularnos.  

En estos tiempos podemos mencionar la «Falsa solidaridad en las redes sociales, cuando un “Like o Me gusta” es otorgado a alguien en retribución o reciprocidad por otro “Like o Me gusta” que recibimos de esa persona, sin ni siquiera revisar el contenido de lo compartido». Entonces, sin duda podemos concluir, que para muchas personas los “Like o Me Gusta” son automáticos, porque podrían no tener relación alguna con el contenido, esfuerzo, interés o intención de quien publicó, escribió o compartió, sino que solo reflejan el nivel de “solidaridad automática” para con otros "amigos" en la red.

Concluyendo, debemos reconocer la solidaridad como un valor vital para convivir y construir una sana y humana sociedad, pero es necesario evitar la solidaridad automática hacia causas personales o grupales, ya que ésta desvirtúa totalmente este valor. En otras palabras, somos realmente solidarios cuando estamos conscientes de las razones de nuestra solidaridad, no cuando somos simplemente seguidores de una causa o de una persona, sin mayores análisis, reflexiones ni consideraciones al respecto.




1 comentario:

  1. Gracias por tu sabia reflexión mi admirado Miguel.
    Yo,personalmente,decidí sanamente darle un receso a mi corazon y mente solidarios.
    La reciprocidad es agradable ,mas no fundamental en el acto de dar.
    Decidí tomar unas vacaciones de dar a los demas y darme tiempo de calidad y sosiego,me di un año de prueba,vamos a ver si aguanto por que desde la tierna edad de ocho años sirvo activamente a la comunidad.....esta mañana mientras esperaba el autobus estaba sentado un señor Afro-Americano y me comentaba que el problema de sus cataratas en los ojos le hacian muy sensible a la luz solar,acto seguido abri mi sombrilla y lo proteji y ademas me quite' mis inmensos lentes de sol y se los puse de regalo.Despues que el partió,me senti feliz y pensé en lo cuesta arriba que será mis vacaciones de no dar.
    Te quiero a ti y a Clarita y Dios me los bendiga mucho.
    Con afecto,marlene🎶

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