Nuestro compromiso, atención e interés son elementos vitales para alcanzar las metas y objetivos que nos trazamos en diferentes aspectos y momentos de nuestra vida; por lo contrario, disminuirlos o dispersarlos reduce la probabilidad de
lograr esas metas y objetivos. Igualmente, diluir o desenfocar nuestros esfuerzos y recursos en varias
prioridades nos desconcentra, impidiendo
que alcancemos efectivamente alguna de las mismas. Tal cual refería el sabio Confucio, cuando dijo: “Quien
persigue dos conejos no atrapa ninguno”.
Por lo contrario, cuando tenemos claras, definidas y enfocadas nuestras prioridades, las decisiones y acciones a tomar fluyen con mayor facilidad, menos dolor y menos trabas. Tomar decisiones y acciones a medias no es tan positivo como parece. Una media decisión está más cerca del fracaso que del éxito.
En ciertas ocasiones
tomamos alguna decisión y su correspondiente acción, pero a medias, porque continuamos atados a
nuestro pasado, a lo que veníamos haciendo, a lo que teníamos o al lugar donde estábamos; entonces, ocurre que ese paso que hemos dado en el presente solo nos llevará a
desequilibrios en el futuro; ya que, si bien es cierto que hemos dado un paso adelante,
nos negamos a retirar nuestro otro pie del pasado, para dar el siguiente paso y ello hace que quedemos en
un punto muerto, un pie adelante y otro atrás que nos frena, haciendo imposible avanzar y fácil caer.
Algo similar ocurre cuando llevamos cualquier tipo
de doble vida, porque esa dispersión entre dos corrientes nos hace inconstantes
y erráticos en ambas vidas. El Premio Nobel de Literatura (1947) el escritor
francés André Gide expresó “No se descubren nuevos continentes sino se tiene el
valor de perder de vista la costa”. En otras palabras, es imposible avanzar hacia futuro o echar raíces en un nuevo lugar, si nuestra mente se quedó en el ayer y en el allá, porque nuestra realidad y futuro se
construyen en el aquí y el ahora, los cuales nos llenan de suficientes retos y vicisitudes. Pasar los días rumiando los temas de aquí y de allá, del presente y del
pasado, y comparando unos con otros, nos agota y hurta todas las energías para enfocarnos en lo que debemos
enfocarnos, en nuestras prioridades.
“Enfocarse era decir si a aquello
en lo que te enfocas, pero no es así. Significa decir no a otros cientos de
ideas buenas que hay”, expresaba Steve Job. Entonces, si bien es cierto que el
sol sale para todos, desenfocarnos nublará nuestros días. Cuanto más nos enfocamos en algo, bueno o malo, más cerca
estaremos de alcanzarlo, para bien o para mal. Tengamos presente “La Profecía Autocumplida” o “Efecto
Pigmalión”, que nos indica que nuestras creencias –positivas o negativas- acerca
de la posibilidad de alcanzar lo que nos hemos propuesto son vitales para
lograrlo o no.
“Para cambiar tu vida, tienes que cambiar tus
prioridades” dice el escritor y conferencista estadounidense John Maxwell. Pero, si ya las tienes bien definidas,
enfócate con pasión en esas prioridades y dedica todos tus recursos y esfuerzos para perseguirlas y alcanzarlas. Ten presente que debemos asumir riesgos y retos, como
parte del vivir, para lo cual requerimos estar dispuestos a salir de nuestra
zona de comodidad o confort, ubicarnos en el aquí y ahora, y asumir la realidad de enfrentar cambios y de
transformarnos.
Miguel A. Terán
Psicólogo,
Coach, Orador y Escritor.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Web Page: www.lidervoice.com
Twitter:
@MiguelATeranO
Nota: imagen
extraída de la web
No hay comentarios:
Publicar un comentario