“¿Quién tiene el problema más importante? ¿Tú o
yo? ¿Nosotros o ustedes?”
Miguel A. Terán
Es vital comenzar aclarando y ratificando que
todos tenemos problemas, pero es aún más necesario, reconocer que mis
problemas o nuestros problemas no son ni más ni menos importantes que los de otro u otros, ni los de otro u otros más o menos importantes que los míos. El
Maestro Zen vietnamita Thich Nhat Hanh, plantea que “al pensar únicamente
en nosotros mismos, solo conocemos nuestras propias necesidades y haremos
caso omiso a la necesidades de otras personas”.
Una expresión popular hacer referencia a que “La
procesión va por dentro”, para referirnos a aquella persona que a pesar de
estar en una situación difícil, disimula o no exterioriza el sufrimiento
que está padeciendo. Muchas veces solo vemos lo superficial o cosmético, hoy
día -más aún- con la avalancha de las redes sociales donde todos parecemos
felices.
Entonces, es necesario comprender que cada quien
puede estar “ahogado” en sus problemas, aunque para otro u otros esos problemas
puedan parecer insignificantes. Expresado acertadamente por el escritor
uruguayo Eduardo Galeano, cuando afirmó "Quien no está preso de la
necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las
cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que
tienen"; en realidad, ambos tienen un problema similar, pero desde
diferente perspectiva.
Con relación al problema, entendamos que un
problema definido de manera inadecuada o parcial, sin considerar todas las
variables involucradas ni sus raíces o causas, será más complejo de resolver
que un problema claramente definido. El filósofo griego Aristóteles lo dijo en
palabras sencillas “No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho”.
Mientras el científico Albert Einstein, ratificó que “La formulación de un
problema es más importante que su solución”. La razón parece ser que al no
entender adecuadamente el problema, es altamente probable que nos equivoquemos
intentando resolverlo.
Es también común que definamos el problema por sus
síntomas y no por sus causas. Es aún más común que la percepción del problema
esté basada en nuestras creencias y paradigmas, lo que hará de la
emocionalidad un factor muy importante al considerar posibles causas y
soluciones. Los sesgos de percepción son un aspecto a considerar al momento de
definir un problema.
Soluciones, prácticamente, para todos los
problemas, pero éstas dependen de las circunstancias y variables involucradas,
así como de nuestras creencias, paradigmas, decisiones y acciones. En realidad,
no hay una fórmula mágica para resolver los problemas. Lo que si es cierto es
que éstos no surgen de la noche a la mañana, sino que evolucionan en el tiempo,
son resultado de un proceso.
Algunos problemas toman dimensiones
importantes producto de la negación o de la percepción sesgada.
Considerar que «si yo estoy bien, todo y todos deben estar bien», es una
expresión de ceguera que traerá consecuencias. Al respecto, el ex –
Beatle John Lennon reconocía que hay individuos tan ciegos que solo ven lo que
quiere ver. “Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace,
pero el hecho sigue siendo un hecho”, afirmaba escritor y bioquímico
estadounidense Isaac Asimov. Y la escritora Ayn Rand reconocía que
“Podemos ignorar la realidad, pero no podemos ignorar las consecuencias de
ignorar la realidad”.
Por su parte, el industrial estadounidense Henry
Ford manifestaba una válida preocupación al considerar que la mayoría de las
personas gastan más tiempo y energía en hablar de los problemas, que en
afrontarlos. El hábito de acostumbrarnos a hablar continúa y permanentemente de
nuestros problemas, nos lleva a estar inmersos y ahogados en los mismos,
mientras alternativas y oportunidades de solución se nos escapan.
En conclusión, a los problemas hay que afrontarlos
con decisión, pero sobre todo oportunamente, para evitar que crezcan y alcancen
dimensiones que los conviertan en difíciles y complicados de manejar y
resolver. El otro extremo son los problemas que solo están en nuestra
imaginación, como dijo el filósofo, escritor y político francés Michel de
Montaigne “Mi vida ha estado llena de terribles desdichas, la mayoría de las
cuales nunca ocurrieron".
Tengamos presente, que cuando no somos parte de la
solución, es muy probable que seamos parte del problema. Dando respuesta a la
pregunta de inicio, parece –entonces- que el problema más importante lo tiene
quien no reconoce o no comprende las causas o raíces del problema, y está
centrado solo en resolver sus síntomas y consecuencias. Pero tengamos cuidado, que algunos
problemas, especialmente los sociales y colectivos no tienen propietario y más
temprano que tarde nos afectarán a todos.
Octubre 04, 2016.
Miguel A. Terán
Psicólogo, Coach, Orador y Escritor.
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Web Page: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
EXCELENTE,EN ESO CAEMOS,DEBEMOS CONOCERNOS Y CONOCER A LOS DEMAS,NO SOMOS UNICOS,NO HAY NADA MALO SINO NO TAN BUENO.EXCELENTE TEMA,MIL GRACIAS
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