Mientras no sintamos saciedad y satisfacción en la
búsqueda de nuestros deseos, la paz y la felicidad serán utopías en nuestra
vida.
Miguel A. Terán
La satisfacción y su contraparte, la insatisfacción, son dos
extremos aplicables a cualquier aspecto o actividad de nuestra vida. En su
límite patológico, la continua sensación de insatisfacción nos llevará a perseguir,
sin descanso ni pausa, una “indefinida, imprecisa e inalcanzable satisfacción”; persecución que con el tiempo nos
transformará en seres insaciables,
enfocados solo en la búsqueda del objeto o razón de nuestro deseo. “El que no
está satisfecho con un poco, no está satisfecho con nada”, afirmaba muchos siglos
atrás el filósofo griego Epicuro de Samos.
La avaricia y los apegos, torturan a quien no logra saciarse
ni sentir satisfacción. Mientras el miedo a perder lo que ya posee, no le dará
descanso, paz ni libertad. El filósofo contemporáneo español Fernando Savater,
nos recuerda que “Lo que poseemos nos posee”. Un proverbio danés dice: “Muchos
tienen mucho, pero no suficiente”, tal vez nunca creen que mucho ni suficiente.
Esa búsqueda interminable de lo deseado, nos robará la
paz y hará lejana e inalcanzable la felicidad. La razón es simple, no tendremos
paz ni felicidad mientras nos falte lo deseado. Sin embargo, lo que
generalmente ocurre es que una vez alcanzado lo deseado, nos damos cuenta que “aún
falta algo más”, y allí continúa la búsqueda.
Ese caminar en busca de algo utópico, es como tratar de alcanzar algo que al
acercarnos se nos vuelve a alejar. Decía
Fernando Birri, el director de cine
argentino que “La utopía está en el horizonte y, entonces, si yo ando diez
pasos la utopía se aleja diez pasos, y si yo ando veinte pasos la utopía se
coloca veinte pasos más allá; por mucho que yo camine nunca, nunca la
alcanzaré”.
En muchos de mis escritos he insistido en la importancia
de definir y precisar nuestros sueños, por varias razones; entre ellas, conocer
los recursos requeridos y disponibles para poder alcanzarlos, planificar la
ruta que debemos recorrer, entrar en acción, determinar los indicadores de la
ruta para hacer ajustes a tiempo –cuando nos desviemos- y saber dónde
detenernos, una vez alcanzados los sueños.
Decidirnos a dar el primer paso en busca de un
sueño, es muy importante, pero tan o más
importante es tener claro cuál es el paso en el que debemos detenernos, una vez
alcanzado el sueño. El escritor y periodista británico Gilbert Keith Chesterton,
refería que “Hay dos maneras de tener
suficiente. Una de ellas es seguir acumulando más y más. La otra es desear
menos”. Lo importante es que la búsqueda de un sueño no acabe con nuestra paz.
Es vital establecer límites en todo lo que emprendemos,
porque sin límites las búsquedas se harán interminables, y en esa interminable
búsqueda perderemos la paz y la felicidad, que se convertirán en huidizas y
utópicas. Debemos evitar convertirnos en el perro que persigue su propia cola
para morderla.
Cualquier recomendación o sugerencia para transitar en
búsqueda de la paz y la felicidad, exige que periódica y regularmente nos
detengamos a la orilla del camino de la
vida, para redefinir y precisar lo que estamos buscando, evitando desviarnos
del sueño original. Porque tal cual lo expresó Lao Tzu, el filósofo chino, es
un hecho que “Aquel que sabe que
suficiente es suficiente, siempre tendrá suficiente”.
La idea no es dar por concluidos nuestros sueños, siempre
debemos tener nuevos sueños, porque son una razón para vivir. Pero debemos
tener sueños que abarquen e incluyan los diferentes ámbitos de nuestra vida, no
solo en lo material o físico, sino también en lo afectivo, emocional y
espiritual, porque es la única manera de alcanzar una vida armónica, balanceada
y equilibrada, en otras palabras una vida con sentido.
Agosto 19, 2016.
Miguel A. Terán
Psicólogo, Coach, Orador y Escritor.
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Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de
la Real Academia de la Lengua Española).
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