miércoles, 27 de julio de 2016

“Todo lo que sucede en el presente, para bien o para mal, es resultado de eventos, situaciones o circunstancias que ocurrieron en el pasado y todo lo que sucederá en el futuro, será resultado de lo que está ocurriendo hoy”. Miguel A. Terán



Los procesos humanos y sociales, al igual que los procesos biológicos en el mundo animal y vegetal,  ratifican la obsolescencia de la teoría de la generación espontánea. Considerar que algo ocurrió o surgió de la nada, sin causa ni razón previa, no ayudará a comprender lo que debemos hacer a futuro para repetir la causa, si el efecto fue bueno o para evitarla, si esté fue malo.

La generación espontánea es una antigua teoría biológica que consideraba que ciertas formas de vida (animal y vegetal) surgen de manera espontánea o de repente a partir de materia orgánica, inorgánica o de una combinación de las mismas. El científico francés Louis Pasteur demostró, a mediados del siglo XIX, que la teoría de la generación espontánea no era cierta, postulando la ley de la biogénesis, que establece que todo ser vivo proviene de otro ser vivo ya existente. (Referencias de Wikipedia).

Haciendo una analogía o relación de semejanza de lo anterior con los procesos humanos y sociales, podemos afirmar de la misma manera que “todo proceso humano o social proviene de otro proceso humano o social previo o ya existente”. En otras palabras, ninguna condición, situación o circunstancia personal, de pareja, familia, equipo, laboral, política, financiera, económica o social aparece o surge de repente, sino que es producto, resultado o consecuencia de otros procesos anteriores o previos, que han venido ocurriendo en una serie encadenada o concatenada de hechos o causas; generalmente, espaciados o separados en el tiempo, y que han conducido a la situación o condición que podemos observar, vivir, disfrutar o sufrir en un momento particular.

A pesar de que el tema luce complejo, trataremos de discutirlo en lenguaje sencillo, refiriendo que “Toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa”, tal cual lo expresa uno de los principios de la metafísica. Sin embargo, como no siempre las causas y los efectos se dan en el mismo lugar ni en el mismo momento, ese lapso en tiempo o esa separación espacial o geográfica entre causa y efecto, permite que intervengan otras variables que distorsionan, modifican o hacen que olvidemos una relación perfecta o lineal entre una causa y un particular efecto, que muchas veces impide  comprender las razones por las cuales ocurre algo en un momento  o lugar determinado. “El grado sumo del saber es contemplar el por qué”, afirmó el filósofo griego Sócrates.

Es común atribuir la causalidad a situaciones o eventos cercanos en el tiempo, porque no es fácil asociar o recordar otros eventos y procesos lejanos en el tiempo, que fueron la causa original. Así, confundimos efectos posteriores o síntomas con causas. Muchos de estos síntomas impactan de tal manera, que se configuran y convierten en causas de otros efectos, y esta condición puede extenderse y multiplicarse en el tiempo.

Es un hecho que muchos de los efectos se dan en procesos espaciados en el tiempo, la mayor parte de las veces imperceptibles en sus primeras etapas, pueden ser inclusive en años o décadas. Los procesos sociales –generalmente- son resultado de acumulativas causas y efectos, que suceden por años, hasta que finalmente desembocan en crisis sociales importantes. En el plano personal también puede transcurrir mucho tiempo en ciclos de causas y efectos, durante los cuales paulatina o lentamente se deterioran amistades y relaciones, que finalmente acabarán con parejas, amistades, negocios, trabajos y más.

Al considerar y reconocer que son una serie de causas o hechos, espaciados en el tiempo,  quienes originan los procesos de cambio o transformación individuales o sociales, estaremos comprendiendo que son procesos evolutivos; desgraciadamente, algunas veces involutivos porque detienen o retroceden lo que –en algún momento- había “evolucionado”.

Debemos tener presente que los procesos individuales y los procesos sociales no son independientes, están interrelacionados.  De manera tal, que lo social afecta lo individual y viceversa, porque son parte de un mismo todo.

En un caso de la vida personal, para ejemplificar lo antes expresado, no haría sentido lógico –tal vez solo sentido emocional- considerar que una relación de pareja se pierde de la noche a la mañana, porque definitivamente la ruptura de la relación es consecuencia y resultado de un proceso acumulativo de deterioro en el tiempo, aunque en su etapa final se haga realidad de manera –aparentemente- súbita o violenta. En otras palabras, no podemos considerar que ha sido una gota la culpable de derramar el vaso, por más grande que parezca la gota es necesario reconocer que ya se había llenado con otras gotas.   

En resumidas palabras,  para explicarnos lo que ocurre hoy día en cualquier aspecto humano o social debemos comprender los procesos y su evolución, pero sobre todo comprender las raíces y causas que los originaron y reforzaron en el tiempo, evitando confundir síntomas con causas y considerar –erróneamente- que al atacar y resolver los síntomas, los problemas de hoy quedaran solucionados de manera permanente y definitiva.

La reversión de los procesos es factible o posible, pero esta solo ocurre a través de nuevos procesos que requieren tiempo y evolución. Para resolver el deterioro ocurrido en cualquier proceso humano o social requerimos nuevos procesos que lo reversen, porque no hay recetas de microondas ni soluciones «overnight» o de la noche a la mañana para resolverlo y retornarlo a su estado original. Entendiendo, que realmente nunca volverá a su estado original,  porque los procesos producen cambios y -sobre todo- transformaciones que no son reversibles en algunos o en muchos aspectos.

Julio 27, 2016.

Miguel A. Terán
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Web Page: www.lidervoice.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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