martes, 12 de julio de 2016

Para lograr superar cualquier crisis es indispensable no solo cambiar sino transformarnos. Miguel A. Terán

Para lograr superar cualquier crisis es indispensable no solo cambiar sino transformarnos.
Miguel A. Terán

Las crisis pueden aparecer en cualquier momento en el tiempo, pero en realidad, son resultado de un proceso evolutivo, nunca algo puntual. Algunas crisis pudiéramos definirlas o considerarlas como involutivas, porque resultan en la detención o retroceso de un proceso previo de evolución.  
En las relaciones humanas y sociales, desde las más simples y domésticas, personales,  familiares, hasta las más complejas en procesos políticos, culturales y económicos, las crisis son y han sido parte del proceso de desarrollo, cambio y transformación de individuos, familias, grupos y sociedades. Las crisis pueden representar desde ligeros cambios o sacrificios, hasta procesos traumáticos de duradero impacto en el tiempo. 
No hace sentido definir las crisis como resultado de un momento repentino o súbito en el tiempo; por lo contrario,  las crisis son resultado de un proceso de fases sucesivas que fueron evolucionando o involucionando en el tiempo, para bien o para mal, dependiendo de cada perspectiva o punto de vista. 
Tratar una crisis como algo puntual o del momento no permitirá entender ni menos comprender su evolución y razones profundas. Es vital considerar las razones y causas de las crisis, las cuales junto a la experiencia vivida deben llevarnos a reflexionar y aprender del mensaje que éstas nos dejan, produciendo no solo cambios sino procesos de transformación para evitar repetir la historia.    
Es un hecho que las crisis, por complejas, difíciles, violentas y duras que parezcan, son parte de la evolución, porque finalmente deberían desembocar en avances, cambios, transformaciones y progreso.   Algunas crisis profundas al extenderse en el tiempo, parecen irreversibles, pero en realidad el cambio y evolución continúan. En las crisis cíclicas éstas responden a patrones similares espaciados en el tiempo, son comunes en diferentes ámbitos. Las crisis al igual que sus consecuencias pueden ser breves o prolongadas, dependiendo de una multiplicidad de factores. 
Parafraseando al novelista francés  Honoré de Balzac, podríamos afirmar que en las grandes crisis, nos rompemos o nos curtimos. "Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra crisis. Una pincelada significa "peligro", la otra "oportunidad". En una crisis toma conciencia del peligro, pero reconoce la oportunidad", dijo el Presidente estadounidense John F. Kennedy 
"La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer", expresó el dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht. La crisis parece tener  su punto culminante o crítico en ese momento donde la transición de un algo a otro algo aún no se da, no se cierra el ciclo para abrir uno nuevo.   
Con seguridad, los momentos de crisis,  en el mediano y largo plazo nos llevarán a re-inventarnos y superarnos, saliendo del nivel de confort y descubriendo habilidades y competencias personales o sociales que habían estado ocultas.  El reto es luchar no solo para detener la crisis, sino para corregir sus causas y superarlas. 
Aprovechar la crisis para reflexionar, aprender la lección o mensaje que esta debe dejarnos, para cambiar nuestras perspectivas y transformarnos, evitará que la historia se repita. No aprender el mensaje de las crisis nos condenará a peores crisis. Para cerrar esta reflexión es válida la frase de Albert Einstein: “Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Julio 12, 2016.

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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