Para lograr superar cualquier crisis es
indispensable no solo cambiar sino transformarnos.
Miguel A. Terán
Las crisis pueden aparecer en cualquier momento en
el tiempo, pero en realidad, son resultado de un proceso evolutivo, nunca algo
puntual. Algunas crisis pudiéramos definirlas o considerarlas como involutivas,
porque resultan en la detención o retroceso de un proceso previo de evolución.
En las relaciones humanas y sociales, desde las
más simples y domésticas, personales, familiares, hasta las más complejas
en procesos políticos, culturales y económicos, las crisis son y han sido parte
del proceso de desarrollo, cambio y transformación de individuos, familias,
grupos y sociedades. Las crisis pueden representar desde ligeros cambios o
sacrificios, hasta procesos traumáticos de duradero impacto en el tiempo.
No hace sentido definir las crisis como resultado
de un momento repentino o súbito en el tiempo; por lo contrario, las
crisis son resultado de un proceso de fases sucesivas que fueron evolucionando
o involucionando en el tiempo, para bien o para mal, dependiendo de cada
perspectiva o punto de vista.
Tratar una crisis como algo puntual o del momento
no permitirá entender ni menos comprender su evolución y razones profundas. Es
vital considerar las razones y causas de las crisis, las cuales junto a la
experiencia vivida deben llevarnos a reflexionar y aprender del mensaje que
éstas nos dejan, produciendo no solo cambios sino procesos de transformación
para evitar repetir la historia.
Es un hecho que las crisis, por complejas,
difíciles, violentas y duras que parezcan, son parte de la evolución, porque
finalmente deberían desembocar en avances, cambios, transformaciones y
progreso. Algunas crisis profundas al extenderse en el tiempo,
parecen irreversibles, pero en realidad el cambio y evolución continúan. En las
crisis cíclicas éstas responden a patrones similares espaciados en el tiempo,
son comunes en diferentes ámbitos. Las crisis al igual que sus consecuencias
pueden ser breves o prolongadas, dependiendo de una multiplicidad de factores.
Parafraseando al novelista francés Honoré de
Balzac, podríamos afirmar que en las grandes crisis, nos rompemos o nos
curtimos. "Los chinos utilizan dos pinceladas para escribir la palabra
crisis. Una pincelada significa "peligro", la otra
"oportunidad". En una crisis toma conciencia del peligro, pero
reconoce la oportunidad", dijo el Presidente estadounidense John F.
Kennedy
"La crisis se produce cuando lo viejo no
acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer", expresó el dramaturgo
y poeta alemán Bertolt Brecht. La crisis parece tener su punto culminante
o crítico en ese momento donde la transición de un algo a otro algo aún no se
da, no se cierra el ciclo para abrir uno nuevo.
Con seguridad, los momentos de crisis, en el
mediano y largo plazo nos llevarán a re-inventarnos y superarnos, saliendo del
nivel de confort y descubriendo habilidades y competencias personales o
sociales que habían estado ocultas. El reto es luchar no solo para
detener la crisis, sino para corregir sus causas y superarlas.
Aprovechar la crisis para reflexionar, aprender la
lección o mensaje que esta debe dejarnos, para cambiar nuestras perspectivas y
transformarnos, evitará que la historia se repita. No aprender el mensaje de
las crisis nos condenará a peores crisis. Para cerrar esta reflexión es válida
la frase de Albert Einstein: “Acabemos de una vez con la única crisis
amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.
Julio 12, 2016.
Miguel A. Terán
Blog: www. miguelterancoach.blogspot.com
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
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