jueves, 2 de junio de 2016

Es necesario que hagamos nuevas preguntas para encontrar nuevas y diferentes respuestas. Miguel A. Terán

Es necesario que hagamos nuevas preguntas para encontrar nuevas y diferentes respuestas.
Miguel A. Terán

Expresaba el escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.  Es una realidad que en el dinámico mundo de hoy las respuestas no son eternamente válidas. Además, todo es relativo, las verdades absolutas han perdido espacios, todo es cuestionable.    
Transitar por la vida cargados de creencias y paradigmas, utilizándolas para responder a todo y a todos es garantía de fracaso, porque el cambio es la realidad de cada día. Hasta épocas recientes pudimos aprender respuestas de memoria a las preguntas conocidas, con ellas nos movíamos en nuestro mundo. Pero los tiempos han cambiado y con ellos las preguntas; por lo cual, muchas de nuestras aprendidas y memorizadas respuestas han quedado sin validez ni utilidad. 
Es un hecho que en una cultura de la respuesta, no hay hábito de preguntas. Nos educan para responder y no para preguntar. La curiosidad que tuvimos de niños, compañera de innumerables preguntas,  la vamos perdiendo hasta aceptar pasivamente un mundo de respuestas, dejando de cuestionar y criticar. Triste realidad, pero los «por qué » de la infancia son sustituidos por los «porque» de la adultez. 
Somos educados con un repertorio de respuestas envasadas que ofrecen cierto nivel de tranquilidad y confort, ante la incertidumbre, dudas y miedos. Además, parece que plantearse nuevas preguntas o dudas es atentar contra lo que hemos aceptado como normal e incluso contra el statu quo; sin reconocer, que al hacer preguntas pasamos de ser espectadores a ser actores, convirtiéndonos en una voz y dejando de ser parte de un eco.   
El surgimiento de nuevas preguntas, que cambian continuamente, y de respuestas que también cambian, nos obliga a estar en continuo proceso de preparación y formación. Tener conciencia de ello debe llevarnos no a solo conocer sino adquirir compromisos de cambio y transformación. La ignorancia no permite dar respuesta a nuevas preguntas, pero se permanece en la ignorancia cuando no existe la actitud ni disposición para hacer nuevas preguntas. 
Es importante hacer las preguntas apropiadas y bien formuladas, porque de la calidad de la pregunta dependerá la calidad de la respuesta. Al realizar preguntas superficiales, las respuestas no pasarán de lo cosmético. Hacer buenas preguntas es cuestionar y llevar a lo profundo –a las raíces- la búsqueda de respuestas, solo así comprenderemos lo que  ocurre a nuestro alrededor.

Junio 02, 2016.

Miguel A. Terán
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).


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