No hay atajos ni caminos cortos para alcanzar una
vida con sentido.
Miguel A. Terán
El diccionario describe la palabra atajo como “una
senda o lugar por donde se abrevia o acorta el camino”. Con respecto a este
tema, afirmaba el reconocido consultor y orador Stephen Covey “Vivimos en una
sociedad moderna a la cual le agradan las técnicas que proporcionan atajos”. Es
común encontrar artículos en revistas e internet que nos ofrecen titulares
tales como: cinco maneras para, diez formas de, sea tal o cual en dos semanas,
y miles de títulos más con recetas de microonda para la vida.
En las urgencias y carreras de estos tiempos las
reales soluciones a mediano y largo plazo desaparecen, para dar espacio a
soluciones superficiales y cosméticas a corto plazo.
Andamos en búsqueda permanente de soluciones fáciles a problemas difíciles, siempre tratando de conseguir un atajo. Dedicamos poco tiempo a evaluar los problemas y sus circunstancias, por lo cual generalmente terminamos confundiendo el síntoma con la enfermedad.
Andamos en búsqueda permanente de soluciones fáciles a problemas difíciles, siempre tratando de conseguir un atajo. Dedicamos poco tiempo a evaluar los problemas y sus circunstancias, por lo cual generalmente terminamos confundiendo el síntoma con la enfermedad.
Vivir aceleradamente no permite reflexionar
experiencias y, por ello, se pierde la oportunidad de aprendizaje que éstas
deben dejar. Es un hecho que muchos son más parte de una manada social que
individuos, son más un eco que una voz.
Tomamos decisiones y acciones con la presión del
entorno, con poco tiempo para reflexionar acerca de su impacto y consecuencias,
más allá de la oferta de inmediato resultado. Juzgamos y nos juzgan por
resultados inmediatos, actuando de manera contraria a lo recomendado por el
escritor británico Robert Louis Stevenson, quien dijo: “No juzgues cada día por
la cosecha que recoges, sino por las semillas que plantas”.
Comenzamos proyectos y actividades sin conocer ni
prever la relación entre sus posibles resultados y nuestras prioridades;
consideramos que “por el camino se enderezan las cargas”, aunque no siempre
ocurre así. “Para poder hacer lo que realmente nos importa, necesitamos antes
que nada, saber lo que realmente nos importa”, expresaba el psiquiatra
estadounidense Dr. Edward Hallowell.
Muchas veces al transitar corriendo sin un objetivo
adecuadamente definido, no nos damos cuenta cuando lo hemos alcanzado y
seguimos corriendo. «El éxito consiste en obtener lo que se desea.
La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene», decía sabiamente Ralph Waldo
Emerson, el famoso escritor, filósofo y poeta estadounidense.
Parece un hecho que lo que hacemos o dejamos de
hacer en el corto plazo determina lo que viviremos en el largo plazo. Es
importante comprender que la vida son procesos, por ello, toman vigencia las
palabras del abogado, pensador, activista y político hindú Mahatma Gandhi, cuando afirmó: “La vida es algo
más que aumentar el ritmo”.
La naturaleza nos da lecciones de procesos, porque
todo tiene su propio ritmo y tiempo, todo es un proceso. En su apreciación
acerca de la importancia de la paciencia en los negocios, el millonario
estadounidense Barren Buffet, lo expresó de una manera graciosa diciendo
“No importa qué tan grande sean nuestros talentos o esfuerzos, algunas cosas
simplemente llevan tiempo. No podemos producir un bebé en un mes embarazando a
nueve mujeres”.
Nuestra conciencia es resultado de todas las
vivencias, reflexiones y aprendizajes obtenidos en nuestro transitar por la
vida. Para comprender personas, situaciones y cosas, requerimos recorrer
el camino completo, con todas sus vicisitudes, porque solo así desarrollaremos
la armonía y equilibrio necesarios para alcanzar una vida con sentido.
06 de Abril de 2016.
Miguel A. Terán
Psicología, filosofía y coaching.
Twitter: @MiguelATeranO
Nota: imagen extraída de la web
Referencias: Tomadas de Wikipedia + RAE
(Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
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